La culminación del Parque Inflexión fue una especie de consagración de Medellín abraza su historia, una estrategia de la alcaldía que busca narrar las páginas violentas de la ciudad desde los testimonios de las víctimas.
No obstante, es solo una etapa. Manuel Villa Mejía, secretario Privado del Municipio, habló con EL COLOMBIANO para contarle a la ciudadanía los logros y qué sigue en esta iniciativa.
¿La dedicatoria de Inflexión es el punto final de Medellín Abraza Su Historia?
“Creo que es la culminación del primer paso. Esperamos que esta estrategia dure muchas décadas, sobre todo para que nos tracemos un mejor futuro en el que reivindiquemos los valores que la mafia nos trastocó, en el que las nuevas generaciones conozcan lo que vivimos, para que no lo volvamos a repetir”.
¿Cuál es el balance de la estrategia y qué le deja a la ciudad aparte del parque?
“Medellín Abraza su Historia es una estrategia integral que busca, mediante múltiples acciones y plataformas, invitar a la ciudadanía a hacer esa reflexión y ese ejercicio de memoria colectiva. Hay rutas de memoria que construimos de la mano de los operadores turísticos. Con el Museo Casa de la Memoria trabajamos para hacer realidad el proyecto de expansión. Se deja encaminado para que se termine de construir (porque estaba a medias) y le dé cabida a las salas permanentes.
También, de la mano de la Secretaría de Educación, hemos venido trabajando en el primer piloto que se hizo el segundo semestre de 2019: ‘En mi colegio Medellín abraza su historia’, que está en el marco de la cátedra de la paz y el capítulo de memoria local”.
¿Cómo comenzó todo y qué otras cosas deja esta estrategia?
“Inició con el derribamiento del edificio Mónaco, pero eso es el producto de toda una estrategia que se fue construyendo, incluso desde finales de 2016. También hubo acciones como el recorrido de memoria que, en alianza con EL COLOMBIANO, permitió visitar diez de esos lugares donde hubo atentados para, en las fechas de su recordación, honrar la memoria de las víctimas. La idea es que sigamos marcando la ciudad”.
¿Los “narcotours” siguen siendo un problema?
“No pueden ser vistos así. El problema no es que alguien venga a Medellín preguntando por Pablo Escobar, sino que cuando alguien lo haga la ciudad y la sociedad no le tengan una respuesta colectiva. Por lo tanto dejamos un vacío y otros intereses se empezaron a apoderar de esas respuestas”.
En lo que va de empalme, ¿se sabe si la iniciativa continuará?
“Con la nueva administración hemos tenido la oportunidad de explicarles la estrategia y ha sido de buen recibo. El compromiso existe para darle continuidad. El proyecto depende de toda la ciudadanía, de los medios, del sector privado, de la academia”.
¿Qué quedó pendiente en esta estrategia?
“El Museo Casa de la Memoria es uno de esos anhelos que hubiéramos querido ver materializado, pero somos conscientes de que estos proyectos son difíciles y toman tiempo, lo importante es que está en marcha. Tener recorridos de memoria más consolidados también hubiera sido un deseo, pero creo que lo importante es hacer bien la tarea”.
¿Los han consultado de otras ciudades para tomar como ejemplo la iniciativa?
“No solamente nos han llamado, sino que nosotros también hemos consultado. Hemos tenido la oportunidad de hablar con museos de memoria de otras partes del mundo, de visitar las autoridades para la recordación del holocausto judío, el privilegio de contar con la asesoría de César Zapata que estuvo en el proceso de construcción del memorial del 9/11.
Otras ciudades se han interesado, como Cali y Bogotá. Queremos que así como Medellín Abraza su Historia, Colombia también abrace la suya. Sociedades como México han manifestado su interés de conocer cómo ha sido ese proceso de resiliencia, a propósito de los fenómenos dolorosos que les ha tocado vivir”.