En un contexto adverso para su país por la reciente fuga de prisión del capo de las drogas Chapo Guzmán Loera, llegó a Medellín el fiscal del estado de Guerrero (México), Miguel Ángel Godínez Muñoz, quien estuvo en la ciudad conociendo la forma como en la capital antioqueña se maneja la seguridad y se enfrenta la delincuencia.
El emisario mexicano no ocultó su admiración por la coordinación que existe en la ciudad entre las diferentes autoridades para combatir el delito y arrojar resultados positivos, que ya son conocidos en su país. Pero básicamente lo sorprendieron dos cosas: la tecnología y la relación estrecha que apreció entre las autoridades y la gente.
“La tecnología es sin duda un referente, pero acá (en Medellín) hemos encontrado el lazo que une a la sociedad y las instituciones como algo para destacar”, precisó el delegado, que tuvo reuniones con el Alcalde y visitó las instalaciones del centro de monitoreo de la línea 123, donde se reciben las llamadas de la ciudadanía y se observan las calles con el fin de detectar movimientos sospechosos, comisión de delitos y, cuando es del caso, actuar para evitarlos o reaccionar contra los delincuentes.
La central, las cámaras y los acercamientos que los operarios (muchos de estos agentes de Policía) logran a las escenas que les llaman la atención, despertaron la admiración del fiscal mexicano, que no refirió poco a la fuga del Chapo. Dijo que la tarea de las autoridades es lograr su recaptura y para ello se hacen retenes y requisas en las calles.