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Antioquia es la región pionera en túneles de América Latina

  • El túnel de la Quiebra fue la primera obra de ingeniería que permitió conectar a Medellín con el río Magdalena. FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ
    El túnel de la Quiebra fue la primera obra de ingeniería que permitió conectar a Medellín con el río Magdalena. FOTO: CARLOS VELÁSQUEZ
10 de octubre de 2021
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Abriéndose paso por las profundidades de la tierra, penetrando rocas y esquivando el agua, una red de túneles se expande por debajo de las escarpadas montañas del departamento.

En el Occidente, el Suroeste, el Norte, el Magdalena Medio y el Oriente, gigantescos corredores se extienden por el suelo como las raíces de un árbol, en busca de acortar las distancias y romper las barreras de una de las topografías más complicadas del continente.

De acuerdo con los registros de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), en medio de la construcción de las autopistas de cuarta generación, que conectarán al centro del país con el Urabá antioqueño, entre otras obras, están siendo excavados por lo menos 45 túneles.

Dentro de ese grupo, por ejemplo, sobresale el Túnel del Toyo que, con una longitud de 9,7 kilómetros, se convertirá en el más grande del país cuando sea terminado.

Una región pionera

Jaime Ramírez Ossa, ingeniero experto en planeación e integrante de la junta directiva de la SAI, explica que para comprender la importancia del departamento en la historia de la tunelería hay que remontarse a mediados del siglo XIX, cuando en municipios como Titiribí y Segovia los mineros comenzaron a escarbar hacia las profundidades en la búsqueda de oro, platino y plata.

“Antioquia siempre ha sido pionera en tunelería”, dice Ramírez para indicar que esos primeros desarrollos, en los que los ingenieros fueron acumulando experiencia y conocimiento, luego permitieron liderar las primeras megaobras subterráneas de movilidad.

Mauricio Álvarez, ingeniero de túneles, advierte que en el territorio antioqueño y el país, el primer gran antecedente que debe resaltarse ocurrió el 7 de agosto de 1929, cuando el Ferrocarril de Antioquia inauguró el túnel de La Quiebra.

Con una extensión de 3.742 metros, esta estructura llegó a ser la segunda más larga de Latinoamérica y la solución definitiva al paso de La Quiebra, que impidió hasta ese año la conexión directa entre Medellín y el río Magdalena.

Según destaca Álvarez, como prueba de la visión y la capacidad de la ingeniería del departamento, este túnel nació en las aulas de la Facultad de Minas, como un proyecto de pregrado del entonces estudiante Alejandro López.

Pese a ser considerado por muchos como una construcción demasiado ambiciosa para aquella época, la visión de López permitió que entre 1926 y 1929 lograran removerse más de 111.532 metros cúbicos de roca y tierra, a punta de explosivos, picos y palas.

Aparte del ferrocarril, destaca el ingeniero, los túneles también han cumplido un rol crucial en la historia del sistema energético regional, permitiendo la construcción de centrales hidroeléctricas.

“Antioquia pasó de los ferrocarriles al desarrollo de la energía eléctrica”, explica Ramírez Ossa, y precisa que gracias a esta tecnología pudieron construirse los túneles de desviación y conducción que convirtieron al departamento en uno de los epicentros hidroeléctricos del país.

En la lista de grandes construcciones aparecen proyectos como los de Guadalupe, San Carlos I, San Carlos II, Playas o Río Grande II, este último donde hay 32 kilómetros de túneles y pozos.

Presente y futuro

Durante la segunda mitad del siglo pasado, agrega Ramírez, dos factores influyeron en el desarrollo de la tunelería. Por un lado, el ocaso de la red nacional de ferrocarriles y, por otro, la oleada constructiva que trajo el desarrollo de la red de carreteras.

Sin embargo, no sería hasta la primera década del siglo XXI cuando el país volvería a poner como una de sus prioridades modernizar la red vial y, en el caso de Antioquia, los túneles regresaron al primer renglón de importancia.

“Las autopistas de cuarta generación nos han demostrado que Antioquia sí puede conectarse rápidamente con el mar”, dice Ramírez.

Bajo ese contexto, algunos de los proyectos que resaltan son el megaproyecto del Túnel del Toyo, compuesto por 18 túneles, que pondrán al Urabá a una distancia de cuatro horas de Medellín.

Dentro de ese grupo, sobresale un túnel de 9,7 kilómetros que, cuando se termine, se convertirá en el más grande del país y desbancará al túnel de la Línea, que conecta a los departamentos de Quindío y Tolima.

Así mismo, aparece en el radar el nuevo túnel de La Quiebra, que se abre paso por debajo del antiguo y permitirá reducir a la mitad del tiempo el desplazamiento entre Medellín y Cisneros (que hoy es de dos horas y media aproximadamente).

Más allá de sus aplicaciones en la infraestructura vial intermunicipal, el ingeniero Álvarez destaca que la tunelería antioqueña aún tiene mucho que dar de cara al futuro.

Además de nuevos desarrollos que podrían acortar la distancia del Valle de Aburrá con otras regiones, esta tecnología permitirá desarrollar soluciones a problemas de urbanismo.

Según destaca, la construcción de una línea de metro subterránea, vías y otro tipo de espacios, permitirán reducir la congestión vehicular y dar solución a muchos otros problemas urbanos.

Tras 92 años de la apertura de la Quiebra, la historia de la tunelería apenas comienza.

Los túneles que cruzan las montañas de Antioquia


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