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Ni en su más remoto pensamiento al médico Elías Mauricio Rojas Ardila se le habría cruzado que por comprar su medicamento contra la somnolencia terminaría pagando una pena de cuatro años en la lejana Rusia, lo que se ha convertido en una pesadilla para él y su familia.
Rojas Ardila es un galeno de 34 años, oriundo del municipio de Vélez en Santander quien en 2015 hizo su año rural en el hospital San Juan de Dios de Marinilla y entre 2016 y 2019 laboró como médico en Medellín.
En septiembre de 2019, Rojas se fue a estudiar Inmunología y Alergología en la Universidad Estatal de Medicina Pediátrica de la ciudad de San Petersburgo en Rusia. Allí lo cogió la pandemia por lo que estuvo estudiando de forma virtual. Para inicios de 2021 comenzó a realizar su período de residencia médica en el hospital de Santa Olga de esta ciudad. Allí debía cumplir un horario de 8 a.m., a 5 p.m., y luego debía seguir estudiando. Por ello sus jornadas resultaban más que maratónicas.
“Hay que tener en cuenta que él desde hace años sufre de hipersomnia, o sea que por su condición duerme mucho. Por eso tomaba de forma esporádica –y sobre todo cuando tenía jornadas muy largas– un medicamento que se llama Modafinilo para poder estar despierto. Y para eso tenía sus respectivas fórmulas médicas”, narró su amigo Aarón Zea, quien ha abogado desde Colombia por la libertad de Elías.
Ante el inicio de las largas jornadas del período de residencia que se extenderían por varios meses, el médico optó por comprar a finales de 2020 cerca de 100 pastillas de Modafinilo. Para ello, buscando el mejor precio, ingresó a la página web especializada en venta de fármacos www.buymoda.org. Cabe resaltar que este sitio web es legal y no tiene ningún tipo de restricción para su acceso y comercialización de productos.
Para el 17 de febrero de 2021, cuando Rojas fue a recoger el paquete en la oficina de correos de la Avenida Engels, cerca al Hospital, fue detenido por agentes del Departamento Antinarcotráfico ruso pues aunque el Modafinilo es de venta libre en muchos lugares del mundo, para el Estado ruso es ilegal por contener lo que este denomina “sustancias psicotrópicas”.
Rojas fue presentado ante la justicia rusa acusado de tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas en gran escala, destinadas a la adquisición y almacenamiento ilegal sin intención de venta, según se lee en su proceso judicial.
Durante el proceso se reveló que el Modafinilo adquirido por Rojas, y catalogado por las autoridades rusas como “gran cantidad”, solo pesaba 19,99 gramos. Y que durante su compra el médico usó no solo su propia tarjeta de crédito sino que también brindó todos sus datos personales y de ubicación. Además, el envío fue hecho por el servicio ruso de correos y fue revisado por la aduana de este país. Todo esto desvirtuaría las graves acusaciones hechas por la fiscalía rusa.
En el mismo, Rojas negó los cargos señalados y se sostuvo en que en ningún momento cometió un crimen pues su compra estaba respaldada por la prescripción médica debidamente apostillada ante la Cancillería que una colega colombiana le había recetado. Además recalcó que el medicamento adquirido era para su uso personal y no para comercializarlo El médico indicó que su error radicó en que no sabía que el Modafinilo era ilegal en Rusia.
Otro asunto que aparece en el proceso y que llama la atención es que Rojas fue detenido sin siquiera llegar a abrir el artículo postal a su nombre, lo que podría indicar un extralimitación de las autoridades rusas.
Mientras se surtía el proceso, Rojas estuvo detenido de forma preventiva hasta el 10 de diciembre de 2021 en la cárcel de Kresty 2 en San Petersburgo. Posteriormente fue liberado al no encontrársele pruebas de ser parte de una red de tráfico de drogas según la legislación rusa. Mientras esperaba que una sentencia absolutoria llegara para eximirlo por completo, retomó sus estudios médicos creyendo que la pesadilla había terminado.
Sin embargo, el 5 de octubre de 2022, el caso tuvo un giro inesperado pues ahora la Fiscalía rusa decidió acusarlo de haber cometido adquisición y almacenamiento ilegal sin fines de venta de sustancias psicotrópicas en gran escala, delito establecido en el polémico Artículo 228 del Código Penal de la Federación Rusa. Por ello, una jueza del Tribunal del Distrito de Vyborgsky de San Petersburgo lo condenó a cuatro años de prisión.
“En 10 meses la fiscalía rusa no encontró pruebas de que fuera parte de una red criminal, y es curioso que luego de este tiempo y pese a que lo liberaron, ahora decidan juzgarlo por algo completamente diferente desechando todas las pruebas que aportó su defensa”, narró Zea.
La familia y los amigos de Rojas han hecho esfuerzos desde Colombia para lograr la libertad de su allegado, sin embargo reconocen que se han sentido solos pues el papel de la diplomacia colombiana en el caso ha sido nulo.
“La embajada colombiana en Rusia fue informada desde el primer momento de los hechos en 2021 y a la fecha no han tomado acciones concretas. Inicialmente alegaron que no podían intervenir en una investigación en curso del estado ruso. En algún momento el embajador Héctor Arenas llamó a Elías para saber como estaba, pero de resto la comunicación ha sido muy breve y siempre de la familia hacia la embajada”, narró Aarón.
Otro asunto que incomodó a la familia es que el viernes pasado la Cancillería emitió un comunicado en el que indicó que la Embajada de Colombia en Rusia había brindado asistencia y asesoría jurídica lo cual desmintieron categóricamente. De hecho, aclararon que la defensa de Elías hoy se halla en manos de un abogado de oficio y de otro privado que es pagado por sus allegados.
Por ahora, Elías ha enviado algunos mensajes en los que indica que ha recibido buenos tratos, pese a que el sistema penal ruso es conocido por su rudeza. Sin embargo, la familia indicó que los mensajes que envía el médico son vigilados de cerca por las autoridades rusas.
Por ello, sus familiares piden que el gobierno del presidente Petro establezca un canal de diálogo directo con las autoridades rusas para negociar la liberación de Elías toda vez que hasta hoy la fecha para la apelación del caso, y de la cual es dictada por la fiscalía rusa, no ha sido comunicada y el tiempo se acaba.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.