El ataque sufrido por una agente del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), durante las manifestaciones del 20 de julio, provocó la reacción de las autoridades y se está ofreciendo una recompensa de $10 millones a quien facilite información sobre el paradero del agresor.
La víctima tiene 27 años, es oriunda de Sincelejo y se llama Astrid Carolina Salas, quien –tal como lo ha expresado ante los medios– nunca llegó a imaginar ser blanco de una arremetida como la que le propinaron este martes y le quitó la consciencia por un considerable lapso.
En las imágenes conocidas hasta ahora, puede observarse que ella marchaba junto a un grupo de compañeros en inmediaciones de La Alpujarra, cuando de repente un hombre encapuchado le asestó una patada que la lanzó de bruces y la dejó inmóvil sobre el pavimento.
Mientras los otros agentes trataban de auxiliarla, el sospechoso se dio a la fuga. Sin embargo, son varias las tomas en poder de las autoridades y ya le están siguiendo la pista.
“Considero que fue cobarde y más contra una mujer. Considero esto que me sucedió como una violencia de género”, comentó la agente Salas con respecto a la agresión. “Nosotros –apostilló la mujer– también somos ciudadanos, también somos personas: sentimos, amamos y tenemos familias que nos esperan”.
Por su parte, Gustavo Franco, comandante (e) de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva), confirmó la recompensa de hasta $10 millones a quien facilite la aprehensión del responsable, “pero más que la recompensa, quiero convocar la solidaridad de los antioqueños”, dijo el oficial.
Salas se encuentra en la Clínica de la Policía y sobre su estado de salud, ella describió estar sintiendo “en la parte trasera del cuello y la espalda un dolor muy agudo. Para eso hicieron una valoración de rayos x”.
Balance primario
De acuerdo con el Mayor General Carlos Ernesto Rodríguez, director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, este 20 de julio se realizaron 220 actividades en las que participaron más de 39.000 ciudadanos en 26 departamentos del territorio nacional.
“Es fundamental destacar el buen comportamiento hasta cerca de las 4:00 de la tarde, cuando no se presenta ninguna afectación del orden público. Después de esto, infortunadamente, en las ciudades de Bogotá, Cali, Pasto Ipiles, Popayán y algunos municipios de la costa atlántica, se presentaron desmanes”, apuntó el uniformado.
El balance luego de los disturbios, según Rodríguez, habla de la captura de 48 personas, especialmente por daños en bienes ajenos y del Estado; ataque a servidor público y obstrucción de las vías. Además, se contabilizan 93 efectivos de la institución lesionados.
“Fue afectado el colegio Nuestra Señora de Fátima, en Popayán, donde cerca de 520 alumnos no podrán iniciar sus actividades académicas”, dijo el jefe de Seguridad Ciudadana.
Una estatua derribada en Manizales, ocho Centros de Atención Inmediata (CAI) vandalizados, la Unidad de Reacción Inmediata (URI), en Popayán y 12 vehículos del sistema masivo de transporte Transmilenio averiados, en Bogotá, hacen parte de los daños causados al mobiliario público durante los disturbios.
Desde la otra orilla, la Ong Temblores registró que en las movilizaciones del 20 de julio hubo 128 casos de violencia policial, de estos, 40 fueron agresiones físicas y 41 detenciones arbitrarias.