El año pasado, la imagen de un cocodrilo encadenado a un árbol en el patio de una casa en Palmira, Valle del Cauca, recorrió los noticieros del país y desató una inmensa controversia. Con apenas unas cadenas sujetas a su cuerpo, el animal, de enormes proporciones, se veía como parte del paisaje doméstico.
La historia, sin embargo, no terminó con el revuelo mediático. Apenas los funcionarios de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) llegaron al lugar, comenzaron un complejo operativo de rescate. El animal fue trasladado a un espacio transitorio, donde un equipo multidisciplinario se encargó de atender su delicado estado de salud.
La cocodrilo, a quien bautizaron cariñosamente como ‘La Ñata’, tenía entonces 54 años y arrastraba consigo las secuelas de toda una vida en cautiverio. Su evaluación veterinaria inicial reveló un cuadro crítico: deshidratación severa, lesiones en el vientre, una masa blanda de origen desconocido en la mandíbula, desnutrición, signos de fallas renales y parasitismo intestinal. Su peso apenas alcanzaba los 76 kilos, muy por debajo de lo normal para un ejemplar de su especie.
Durante nueve meses, ‘La Ñata’ fue sometida a un riguroso proceso de recuperación clínica, comportamental y etológica. Bajo el cuidado de expertos, recibió una dieta especializada a base de proteína animal, acceso a zonas con vegetación, espacios de sombra y sol, y una poceta artificial para estimular sus hábitos naturales. Poco a poco, comenzó a alimentarse por sí sola, a ganar peso y a recuperar comportamientos propios de su especie, como la aversión a la presencia humana y la caza autónoma.
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Este miércoles 16 de julio, con un estado de salud mucho más estable, el animal fue trasladada al Vivarium del Caribe, ubicado en el corregimiento de Pontezuela, en Cartagena. Allí vivirá bajo observación y cuidado profesional, en un entorno diseñado especialmente para reptiles, donde además cumplirá un rol clave en procesos de educación ambiental y conservación.
“Gracias a un plan de alimentación especializado y a un entorno adaptado, el animal logró una evolución progresiva. Hoy, ‘La Ñata’ está lista para una vida digna en un espacio donde se reconocen sus necesidades y su historia”, explicó Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la CVC y quien lideró el operativo de reubicación de la caimán en Cartagena.
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