Hace tres años, Karina Gutiérrez empacó algunas pertenencias e inició un viaje largo desde Caracas hasta Medellín. Su situación en ese momento –tal como la describe– era insostenible, no podía cubrir las necesidades más básicas de su hija, como las tres comidas del día.
Dejó al resto de la familia para buscar suerte en otras tierras sin imaginar la zozobra que podría experimentar al no tener noticias de sus seres queridos durante el recorrido.
Luego de la extensa travesía, llegó al barrio Pedregal, ubicado en el noroccidente de Medellín. Allá conoció a tres compatriotas, quienes también dejaron Caracas por la crisis socio-política, pero estas personas acumulaban un poco más de permanencia en Colombia y ya tenían el remedio para la angustia de migrantes como Karina.
Conéctame, por favor
Maribel, Evelin y Esmeralda Marcano les ayudan a sus connacionales a contactarse con las familias a través de llamadas. Les ofrecen la posibilidad de reportarse, dar señales de vida y, al mismo tiempo, saber como están sus parientes del otro lado.
Las hermanas Marcano son aliadas del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el programa de Restablecimiento de Contacto Familiar (RCF). Su panadería en el barrio Pedregal es uno de los 33 puntos de conectividad financiados desde 2018 por el organismo en Colombia, cuyo objetivo es prevenir la desaparición de aquellas personas que emigran motivadas por conflictos armados o coyunturas políticas internas como la que vive Venezuela.
El CICR comenzó a observar la situación de los migrantes e identificó puntos estratégicos dentro del trayecto migratorio hacia tierras colombianas y otros países de Sudamérica.
Allí, en cada escala del viaje, les brinda esta asistencia para que no se pierda su rastro. Igualmente, con el mismo propósito, habilitó puntos de comunicación en las ciudades de estadía fija, como en el caso de Medellín.
Un acopio de historias
Las Marcano se unieron a la iniciativa hace algunos años cuando conocieron a Javier Valencia, oficial del programa de RCF, quien las convenció de aliarse.
“Nosotras nos mostramos interesadas porque nuestra labor es humanitaria. Todo el tiempo estamos ayudando a las personas que vienen llegando y no tienen nada. Hay quienes ya llevan tres meses o más sin conversar con sus familias”, comentó Maribel Marcano.
Las reglas son claras: solo pueden abordarse temas estrictamente familiares y nadie puede sobrepasar los tres minutos de diálogo para que todos alcancen a comunicarse.
No obstante, aseguró Evelin, “cuando están emocionados los dejamos que sigan hablando para no cortar el momento”.
“Frente a las historias de los beneficiarios –añadió– hemos escuchado de todo. Hace unos días una muchacha me preguntó a las 11:00 de la noche si podía llamar porque tenía a su papá enfermo, yo le dije que sí. Cuando le avisaron que el señor había fallecido se puso mal y me pidió que habláramos un rato para desahogarse”.
También se han enteradode que las autoridades toman las custodias de los hijos de algunas migrantes cuando están en las calles vendiendo dulces. Aunque narraron que “el 90 % de las personas agarra el teléfono para comunicarle a su familia un depósito de dinero”.
A través de estas llamadas, según lo relatado, descubren la Venezuela que no está retratada en las noticias
A todo lo anterior, ahora se suma el estrés desatado por la pandemia del covid-19, pues todos los beneficiarios demandan las llamadas con más ansias de saber si su núcleo familiar sigue completo.
De hecho, la emergencia sanitaria ha obligado a las Marcano a cambiar la dinámica de la atención.
Sin horario
Antes de la pandemia, se registraban unas 60 llamadas por día en el punto de conexión. Pero no se generaban filas porque organizaban los tiempos de tal manera que hubiese un horario adaptado a las necesidades de cada quien.
Además, según Maribel, así podían reservar un espacio del día para sus propios asuntos.
Actualmente, los beneficiarios no pueden desplazarse hasta la panadería por motivos de bioseguridad. Esto derivó en un ajuste al servicio y ahora conectan a los migrantes por medio de una llamada trilateral. Es decir, el usuario llama al punto del RCF, desde allí se llama a las familias y así son conectados.
A pesar de todo, la demanda sigue igual, aunque las Marcano aseguraron que quieren ampliar la cobertura y ayudar a más compatriotas.
Por ello, insisten en difundir la iniciativa con miras a contribuir a la tranquilidad de aquellos venezolanos que dejaron su hogar buscando mejores oportunidades
31.551
Servicios de contacto ha registrado el CICR en Colombia durante 2021.
2018
Fue el año en que inició el Restablecimiento de Contacto con Familiares del CICR.