Las autoridades de Rionegro investigan la muerte del obispo retirado, monseñor José Fortunato Bedoya Franco, quien falleció en extrañas circunstancias en la tarde de este martes en Rionegro.
El coronel Luis Fernando Muñoz, comandante del Distrito Oriente de la Policía, aseguró que el religioso de 91 años fue encontrado en una vía pública, desmayado, y fue trasladado por la patrulla del cuadrante hasta el Hospital San Juan de Dios.
“El señor no tenía ningún signo de violencia visible, y en la sala de urgencias fue atendido. Más tarde nos informaron que el señor fallece, pero no tenemos reporte de la causa de la muerte pues el CTI de la Fiscalía está al frente de la inspección al cadáver”, agregó el coronel Muñoz.
Testigos de los hechos le entregaron a la Policía varias versiones de lo sucedido, entre ellas que fue víctima de un intento de robo, y que desconocidos se acercaron y le inyectaron una sustancia en el cuello antes de huir.
Monseñor Fidel León Cadavid, obispo de la diócesis de Sonsón - Rionegro, aseguró que hasta el momento no tienen el veredicto final de la causa de la muerte.
“Sabemos que le inyectaron alguna cosa que no se sabe qué fue, y que le causó la muerte (...) no creo que haya sido un robo sino que fue por hacerle la maldad, aunque no se explica uno cómo fueron capaces de matar a un anciano con una materia letal”, agregó el Obispo.
Monseñor Cadavid agregó que no hay datos sobre quién o por qué atentó contra el Bedoya. “Sólo sabemos que lo mataron”, precisó.
Bedoya había nacido en Santo Domingo, Antioquia el 13 de octubre de 1925 y fue ordenado sacerdote después de cumplir 26 años. Una biografía publicada por el boletín Vida Diocesana, en 2009, lo describe como un hombre “de figura bonachona, manos gruesas, boca grande y cabellera blanca”.
En esa entrevista para el boletín de la Iglesia, Bedoya contó que había sido sacerdote misionero en las selvas de Vaupés, donde dormía en hamacas colgadas de los árboles. En una de esas jornadas de evangelización, los indígenas le dijeron que un tigre estaba siguiendo la caravana y que, de haberlos alcanzado, él habría muerto por ser el último de la fila.
También estuvo como misionero en Buenaventura, Valle y tras varias enfermedades, llegó a la diócesis de Sonsón, Rionegro, donde pasó por las iglesias del viejo Peñol, Nariño, La Unión, Abejorral, San Carlos, Granada, Santuario y Marinilla.
En esa entrevista de 2009, el sacerdote dijo que quería ser recordado como un hombre de buena voluntad “que puede haber tenido sus deficiencias pero que vivió su sacerdocio auténticamente”.
Las exequias del obispo se realizarán este miércoles a las 10:00 a.m. en la Catedral San Nicolás El Magno, de Rionegro.
Se espera que en la mañana del miércoles también se conozca el veredicto de Medicina Legal sobre las causas del deceso.