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Esta semana se filtró en medios nacionales un comunicado de prensa que parecía salido de las oficinas de EPM. Allí se decía que la empresa de servicios públicos iba a solicitar el control de Hidroituango, de la obra y de los equipos, propiedad del consorcio constructor.
Así se anunciaba el supuesto plan Mirella con el que EPM y la Alcaldía de Medellín supuestamente buscan salvar las obras de la central hidroeléctrica después del fallo en segunda instancia de la Contraloría General de la República que condena a 26 personas jurídicas y naturales a pagar 4,3 billones de pesos por detrimento patrimonial, en un caso que lo único que ha dejado es polémica.
Es cierto que estamos en la época de las noticias falsas, sin embargo no deja de ser inquietante que estas puedan salir de la institucionalidad, como sucedió en 2017 cuando Kellyanne Conway, directora de campaña de Donald Trump, dijo que el jefe de prensa de la Casa Blanca no había dicho mentiras, solo había ofrecido “datos alternativos”.
EL COLOMBIANO obtuvo varias versiones que señalan que el comunicado falso, que EPM tuvo que desmentir, salió desde la misma Alcaldía de Medellín. Desde allí contactaron a varios periodistas de la capital para que divulgaran la supuesta noticia.
¿Cuál fue la razón para divulgar un comunicado no oficial con semejante información? Es difícil determinarlo, pero se enmarca dentro de una tendencia que parece marcada en las redes de funcionarios públicos de la Alcaldía de Medellín: generar una narrativa, una historia, alrededor de Hidroituango y las empresas que conforman el Consorcio CCCI (Conconcreto, Camargo Correa y Coninsa Ramón H), a quienes sin ningún sustento jurídico acusan de corruptas y de robarse el megaproyecto que hoy tiene en vilo al país y mucho más a las comunidades aguas abajo.
Quizá una de las razones del comunicado falso fue mostrar que sí había un plan b para Hidroituango, el mismo del que ha hablado muchas veces el alcalde Quintero, pero en los últimos días ha quedado claro que ese plan no existe y que lo que más le conviene a EPM es que CCCI siga con las obras, nadie conoce mejor el interior de la montaña que sostiene el muro de presa y los equipos que allí se instalan.
Otra noticia falsa que estuvo moviéndose esta semana tuvo que ver con el Grupo Gilinski y las OPA que ha lanzado por Nutresa y Sura. La andanada del mega empresario Jaime Gilinski por entrar al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) ha movido las bases de la economía en el departamento.
Sucedió que en redes sociales apareció una supuesta noticia publicada por la Revista Semana (propiedad del Grupo Gilinski) en la que se anunciaba que se había lanzado una OPA por Argos. Todo se trató de una noticia falsa que también puso a correr a los periodistas, quienes rápidamente se enteraron de que no era cierto.
La misma Revista Semana publicó: “Se trata de un montaje, con el logo y la tipografía de esta revista, con un falso anuncio de la Superintendencia Financiera sobre una OPA inexistente por el Grupo Argos. Esta es la imagen falsa con la que usted podrá encontrarse en cualquier red social, internet e incluso cadenas de WhatsApp. Por favor, no la comparta y clasifíquela como una fake news. Se trata de una maniobra de juego sucio”.
Como sucedió con el caso del falso comunicado (ese de suma gravedad por haber salido, al parecer, desde la misma Alcaldía), esta noticia falsa tenía como fin desestabilizar. Como publicó Semana, “es información malintencionada que está siendo multiplicada en redes sociales con el fin de hacer daño”.
Hasta el momento, en el caso de Hidroituango y el de Argos no ha sucedido nada parecido a lo que se anunciaba en estas informaciones falsas. Es más, parece que la megacentral hidroeléctrica está apunto de salvarse pero por otras vías que superan el plan b inexistente. Y en el caso del GEA, los accionistas apenas se están reuniendo para determinar si venden o no.
Las noticias falsas se han convertido una forma de gobernar en el mundo, como quedó de manifiesto en las elecciones de 2016 en Estados Unidos. Se trata de una manera de afectar la democracia y que incluyen bodegas para mover tendencias en redes sociales y así generar una verdad mentirosa, una verdad acomodada