La Policía Antioquia está relanzando su estrategia de Policía Comunitaria, la cual contempla un involucramiento más directo en la cotidianidad con los grupos poblacionales del entorno en el que la institución desarrolla su labor.
Claramente esto tiene que ver con la nueva postura del Gobierno Nacional de darle a esa entidad un carácter más ligado a la acción cívica a la par que combate los factores de violencia y delincuencia, en lo que han llamado un modelo de servicio orientado a las personas y los territorios.
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La metodología de gestión comunitaria busca orientar la capacidad técnica bajo principios de proximidad, continuidad, coordinación, flexibilidad y prevención.
La entidad de servicio social entiende la proximidad como estar cerca de la comunidad no solo de manera física, sino en términos de relaciones personales y la comprensión de sus necesidades y preocupaciones, es decir, actuar como un miembro más de la comunidad, accesible y dispuesto a escuchar.
La continuidad la explica como el ejercicio de mantener un contacto constante y sostenido, lo que permite construir relaciones de confianza a largo plazo. Así se asegura que las estrategias de seguridad sean coherentes y se adapten a los cambios en el entorno social.
La coordinación sugiere trabajar en conjunto con otras entidades gubernamentales, organizaciones civiles y la comunidad para desarrollar soluciones integrales y efectivas, siendo la coordinación interinstitucional crucial para abordar problemas complejos que requieren la intervención de múltiples actores.
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La flexibilidad, dentro de esta idea, implica adaptarse a las necesidades y dinámicas cambiantes de la comunidad, lo cual permite una respuesta más rápida y efectiva a los desafíos que surjan.
Y por último, la intención es enfocar los esfuerzos en prevenir el delito y la violencia antes de que ocurran, identificando de manera temprana de factores de riesgo y la implementación de programas de intervención comunitaria.
“La Policía Comunitaria se fundamenta en la convicción de que la seguridad y la convivencia no son responsabilidad exclusiva de la fuerza pública, sino un esfuerzo compartido entre la Policía y la comunidad. Esto implica una relación más cercana y colaborativa con los ciudadanos, donde la confianza y el respeto mutuo son esenciales para abordar y resolver los problemas de seguridad de manera efectiva”, explicó la institución en un comunicado.
El relanzamiento implica que los llamados gestores de participación, como se les conoce internamente dentro de la institución a los policías comunitarios, vuelven a portar el brazalete que habían dejado de usar desde 2010 y que los distingue de otras especialidades del mismo cuerpo uniformado.
