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Las desigualdades que afectan la calidad de vida de las mujeres en Medellín

Medellín Cómo Vamos analiza los desafíos en empleo, educación y pobreza. Expertas plantean salidas.

  • La baja participación de las mujeres jóvenes en el mercado laboral fue uno de los hallazgos del informe. FOTO Edwin Bustamante
    La baja participación de las mujeres jóvenes en el mercado laboral fue uno de los hallazgos del informe. FOTO Edwin Bustamante

Entre 2019 y 2020 el número de mujeres ocupadas en el Valle de Aburrá pasó de 825.313 a 741.519, lo que equivale a que al menos 84.294 perdieron su empleo durante el último año.

De acuerdo con los datos del Dane, la tasa de ocupación femenina en la región se ubicó en 43,1 % el año pasado, la cifra más baja de la última década.

Estos indicadores son algunos de los hallazgos que aparecen en el informe publicado por el programa Medellín Cómo Vamos, que se propuso establecer qué pasó con la calidad de vida de las mujeres durante el último año.

Contrastes en indicadores de empleo, tiempo dedicado a los oficios del hogar, embarazo adolescente, salud y violencia intrafamiliar (ver Radiografía) fueron retratados en la investigación, que construyó una panorámica de la situación de este género en la ciudad, de la mano de académicas, activistas y servidoras públicas.

A lo largo de sus páginas, el documento dividió en varios capítulos el análisis y la explicación de los indicadores. Partiendo de un contexto económico y laboral, el informé detalló las inequidades más notorias entre los hombres y las mujeres de Medellín y su área metropolitana.

Jenny Giraldo García, directora de la plataforma Mujeres Confiar, fue una de las expertas que participó del ejercicio. Según planteó, uno de los valores más importantes del documento es que contribuye a cerrar un vacío de información que impide conocer la situación de las mujeres.

“Históricamente ha existido una brecha de género muy amplia en los datos. Cuando pensamos las ciudades lo hacemos en términos de un paradigma androcéntrico (visión del mundo centrada en el punto de vista masculino)”, señaló Giraldo García, agregando que, en términos de seguridad, espacio público y empleo, el papel de las mujeres ha sido relegado a un segundo plano.

“Un esfuerzo de este tipo, que intente dar cuenta de la calidad de vida de las mujeres, es algo valioso”, manifestó.

Los cambios económicos

Carolina Soto Losada, codirectora del Banco de la República y una de las analistas que participó de la investigación, planteó que para entender los hallazgos en materia económica hay que ubicar el papel que la pandemia jugó durante el último año.

Según advirtió la experta, aunque históricamente las mediciones económicas del país daban cuenta de diferencias en variables como la participación de los hombres y las mujeres en el mercado laboral, desde marzo del año pasado esas brechas se ampliaron.

“La pandemia ha vuelto más evidentes unas brechas de género estructurales que tenía el país. Son muchos factores los que han incidido en ese deterioro de los indicadores”, dijo Soto.

Dentro de los hallazgos del informe, Soto resaltó que uno de los más elocuentes es la baja proporción de mujeres en edad para trabajar que lograron conseguir un empleo.

Según detalló Medellín Cómo Vamos, entre 2010 y 2020, tan solo cinco de cada diez mujeres de ese segmento lograron vincularse al mercado laboral en el Valle de Aburrá. En contraste, siete de cada diez hombres lo hicieron.

“Lo que uno ve es que la población que está por fuera del mercado laboral está principalmente conformada por mujeres jóvenes en sus años fértiles”, agregó Soto, resaltando que ese problema se asocia a temas de educación y salud.

Junto con la tasa de ocupación y los porcentajes de participación en el mercado, Medellín Cómo Vamos también resaltó varias diferencias en materia de percepción ciudadana que cambian de acuerdo al género.

Por ejemplo, durante 2020, mientras el 30 % de los hombres encuestados consideraron que era fácil encontrar trabajo en Medellín, en el caso de las mujeres solo el 24 % compartieron esa opinión.

Así mismo, frente al emprendimiento de una actividad económica independiente, mientras el 47 % de los hombres consideró que era fácil, solo el 34 % de las mujeres concordó con esa percepción.

Desde el punto de vista familiar, la percepción de hombres y mujeres también varió en otros dos indicadores asociados a la calidad de vida dentro de los hogares.

Frente a la pregunta de si consideraban que la situación económica en su hogar había empeorado durante 2020, el 43 % de las mujeres dijo que sí, frente a un 30 % de los hombres.

Finalmente, ante la pregunta de si alguien en su hogar había comido menos de tres comidas diarias, un 29 % de mujeres respondió afirmativo, mientras que en los hombres fue 15 %; es decir, casi el doble.

Para Giraldo García, aunque la caída en el emplo y las brechas laborales son las cifras más reveladoras, otros indicadores dan cuenta de por qué esos problemas están afectando de forma distinta a hombres y mujeres.

Bajo ese contexto, señaló, la proporción de las mujeres que se dedicaron a trabajos domésticos no remunerados explicaría ese problema.

Según precisó el informe, en la ciudad el 45 % de las mujeres afirmó que ocupaban la mayor parte de su día en realizar oficios del hogar no remunerados en 2020, cuando en el caso de los hombres la cifra fue de 9 %.

“Los hombres no están contribuyendo significativamente al trabajo doméstico no remunerado y ese es uno de los escenarios más importantes para cerrar las brechas. Por ahí pasa el tema de violencia contra las mujeres, paternidades responsables, autonomía económica y la capacidad de las mujeres de ingresar al mercado laboral”, dijo Giraldo García.

Embarazo adolescente

Ana María Moreno, directora ejecutiva de la Fundación Juanfe, señaló que las diferencias en el mercado laboral también deben entenderse en función de otros fenómenos, como el embarazo adolescente.

De acuerdo con los datos del informe, esta problemática fue una de las que arrojó mejorías durante los últimos cuatro años.

Durante ese periodo, el número de nacidos vivos por cada mil mujeres entre los 15 y 19 años pasó de 65,6 a 42,1. Sin embargo, las tasas de fecundidad más altas de ese segmento poblacional seguían concentradas en las comunas de la zona nororiental, principalmente la 1 (Popular) y la 3 (Manrique).

Según expresó Moreno, pese a la disminución progresiva de ese número, el promedio anual de madres adolescentes es de 4.000 por año aproximadamente.

“Cuando tenemos madres adolescentes, que cada vez tienen que dedicar más tiempo al cuidado de los niños, eso hace que deban poner a un lado sus sueños y su progreso profesional”, dijo Moreno, agregando que con base en la experiencia acumulada por esa fundación, se ha identificado que muchas de las mujeres que culminan sus estudios no pueden ejercerlos por esa inequidad.

Los caminos para el cambio

Para superar las brechas que acrecentó la pandemia, las expertas presentaron varios caminos.

Desde el punto de vista económico, Soto Losada planteó que hacer posible una mayor oferta en los servicios de cuidado sería una de las acciones claves para que las mujeres puedan tener más oportunidades a la hora de ejercer sus roles como cuidadoras y trabajadoras.

Así mismo, en materia laboral, señaló que la estructuración de contratos más flexibles, que se armonicen con las necesidades de las mujeres, también será una acción crucial. Esto, acompañado de una oferta educativa que permita conectarlas con las necesidades del sector productivo.

Por su parte, Giraldo García planteó incorporar perspectivas feministas en la forma en cómo se estructuran las políticas públicas.

“Hoy lo más importante, en la política y en el Estado es incorporar esa mirada, contratando mujeres profesionales de todas las áreas. Debemos entender que la perspectiva feminista no busca apartar a los hombres, sino incluir a ese 52 % de la población de nuestra ciudad que ha sido históricamente excluida”, concluyó Giraldo García.

7.679
mujeres fueron víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín en 2020.
6
de cada 10 jóvenes que no trabajan ni estudian en Medellín son mujeres.
Infográfico
Jacobo Betancur Peláez

Comunicador social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, especializado en la investigación de temáticas locales. También cubro temas relacionados con salud, historia y ciencia.

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