En el espacio conocido como R2, dentro de la cárcel Pedregal en Medellín, una pelea de internos terminó con un saldo de seis de ellos lesionados.
La riña fue denunciada por el defensor de derechos humanos para la población privada de la libertad, Jorge Alberto Carmona, quien reveló que los hechos ocurrieron en la madrugada del pasado 20 de enero.
“Los heridos fueron agredidos con armas de fabricación carcelaria, y esto se da por el hacinamiento que existe en estos centros, además del tráfico y venta de estupefacientes. Siendo un complejo de alta seguridad no deberían estar estos elementos ahí, pero para nadie es un secreto que allí hay armas, licor y otros elementos que generan problemáticas”, expresó Carmona.
El dragoneante Luis Pinzón, secretario nacional de derechos humanos de la Unión de Trabajadores Penitenciarios de Colombia, confirmó el hecho e indicó que, de los seis lesionados, dos tuvieron que ser trasladados a centros asistenciales fuera de la cárcel, aunque fueron dados de alta el mismo día.
Según Pinzón, el motivo está relacionado con quien ejerce el control dentro de ese sector del presidio y lo calificó como una “guerra de supervivencia”. La raíz de la situación, subrayó, es el hacinamiento que tienen las cárceles.
En el caso de Pedregal, como lo consigna un informe de EL COLOMBIANO publicado este martes, esa cifra de sobrepoblación ya llega al 37,4 %.
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El dragoneante explicó que R2 es un sitio que se adecuó por la necesidad de albergar a privados de la libertad, pero que no era un lugar de reclusión permanente sino un sitio de paso mientras se asignaba al reo a otro pabellón.
“Al igual que los otros patios es un escenario al que llegan diferentes líderes negativos, pertenecientes a combos que llegan a la cárcel y quieren ejercer su poder”, manifestó.
Armas de fabricación carcelaria
Pinzón admitió que, infortunadamente, las armas cortopunzantes se pueden fabricar con muchos materiales que están dentro de la cárcel y controlar esta problemática es complejo.
“Los reclusos parten el palo de una escoba y lo usan para agredir. Las varillas y otros elementos también se extraen y los convierten en armas, incluso hasta los cepillos de dientes”, indicó.
No solo dentro de Pedregal, sino en otras cárceles, es común que hasta las lozas de los sanitarios vuelen por los aires cuando ocurren riñas entre los presos, confesó Pinzón.
Sobre la crítica de Carmona, cuando denuncia que este tipo de elementos no deberían estar en cárceles de alta seguridad, el dragoneante respondió que los reclusos cada vez mejoran sus estrategias para ocultar objetos, no solo armas fabricadas sino celulares o drogas.
Para ello, comentó, existen las revisiones sorpresivas, que permite mayor efectividad por parte del Inpec a la hora de decomisar todo aquello que esté prohibido en el interior del centro penitenciario.
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Carmona cuestionó a las autoridades y preguntó qué más tiene que ocurrir dentro de Pedregal para que se revise a fondo la situación del sistema penitenciario.
“Medellín necesita una cárcel para sindicados. Tampoco es justo que trasladen a los presos a otros departamentos, violando el artículo 34 de la Constitución que prohibe las penas de destierro”, aseveró Carmona en referencia a las 1.550 personas que el Inpec reubicó en otros centros penitenciarios del país.
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