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La persecución científica contra el sicario “Zeta”, terror del Suroeste

El hombre de 20 años estaría implicado en la muerte de, por lo menos, 13 personas en 4 meses.

  • Este es el microscopio con el cual se comparó la huella de disparo del revólver Colt calibre 38 de “Zeta”, con los proyectiles encontrados en las escenas del crimen. FOTO julio césar herrera
    Este es el microscopio con el cual se comparó la huella de disparo del revólver Colt calibre 38 de “Zeta”, con los proyectiles encontrados en las escenas del crimen. FOTO julio césar herrera
  • Juan Camilo Zapata Cano, alias “Zeta”. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
    Juan Camilo Zapata Cano, alias “Zeta”. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
  • Este es el revólver Colt calibre 38 incautado a “Zeta” e involucrado en varios homicidios. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
    Este es el revólver Colt calibre 38 incautado a “Zeta” e involucrado en varios homicidios. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
14 de febrero de 2022
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años de prisión por tráfico de armas es la pena que está cumpliendo alias “Zeta”.

Nadie imaginaría que un presunto sicario tan avezado se pusiera nervioso por la cercanía de una patrulla. Tal vez fueron los fantasmas de tantos muertos encima los que inquietaron a “Zeta”, quien abrió la puerta del taxi de un tirón y emprendió la huida por una calle de El Poblado, en el suroriente de Medellín.

En su desesperado escape, los policías lo vieron cuando arrojó un bolso y lo persiguieron en la motocicleta, el pasado 10 de enero. Pidieron refuerzos y en cuestión de minutos lo alcanzaron y recuperaron la mochila; al abrirla encontraron un revólver Colt calibre 38, una pistola traumática y cuatro celulares.

Mientras contemplaban el botín incautado, uno de los teléfonos empezó a vibrar.

Esa llamada y ese revólver destaparon los aspectos más oscuros de la vida de Juan Camilo Zapata Cano, alias “Zeta”, un muchacho de apenas 20 años, sospechoso de inundar de sangre las fincas del Suroeste antioqueño.

Juan Camilo Zapata Cano, alias “Zeta”. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
Juan Camilo Zapata Cano, alias “Zeta”. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.

Malas influencias

En un escritorio del Laboratorio de Policía Científica y Criminalística, en el barrio Caribe, el general Gustavo Franco, comandante de la Región N°6, revisa el prontuario de “Zeta”.

Sus investigadores documentaron que nació el 17 de agosto de 2001 en el municipio de Salgar, cuando su mamá tenía 15 años. Era un hogar lleno de carencias, de cuatro hermanos, padre ausente y familiares involucrados en la delincuencia.

Sus primeros hurtos los cometió a los 12 años, pasó por varios reclusorios juveniles, se volvió sicario y, de acuerdo con el relato que les contó a los uniformados después de su captura, sus manos estarían manchadas con la sangre de al menos 60 personas.

“Es un monstruo. Me pregunto cuántas muertes no se habrían podido evitar si este muchacho hubiera sido intervenido de manera integral por las autoridades desde la niñez”, dice el oficial, rodeado de los aparatos de análisis balístico que permitieron desentrañar algunos de sus supuestos homicidios.

“Zeta” se retiró del colegio en octavo grado e ingresó a los 16 años al frente Suroeste de la organización ilegal Clan del Golfo, dedicada al tráfico de narcóticos en esta subregión antioqueña.

Por su sangre fría se destacó entre otros mercenarios y en múltiples oportunidades protagonizó tiroteos contra la Policía, lo que le granjeó cierta fama en el bajo mundo.

En 2019 ocurrió una fractura en la jerarquía del Clan y Zapata se unió a la facción disidente, bajo las órdenes del cabecilla “Carne Rancia”.

La división produjo violentas disputas contra los antiguos socios y otras bandas locales que trataron de pescar en río revuelto, por el control de las plazas de vicio.

Al año siguiente “Zeta” fue detenido en una finca de Ciudad Bolívar, portando una subametralladora, dos revólveres y una pistola. El 9 de agosto de 2021 el Juzgado Quinto Penal del Circuito Especializado de Medellín lo condenó a 11 años de cárcel por tráfico de armas de uso restringido.

Dos semanas después, en la fecha del cumpleaños, su madre y su novia fueron a visitarlo al calabozo de la estación de Policía de Salgar.

Según la investigación preliminar, le habrían ocultado una segueta dentro de la torta del agasajo, con la cual rompió los barrotes y se fugó de madrugada, en compañía de dos compinches.

“Los Zetas”

Según la Policía, Zapata habría formado su propia banda, a la que denominó “los Zetas”. Junto a otros jóvenes se dedicaron a la venta de droga, sicariato y hurto de motos en Ciudad Bolívar, Salgar, Betania, Concordia, Hispania y también Medellín, donde finalmente vendían los vehículos de dos ruedas en el mercado negro.

Su modus operandi era como el de los vampiros: derramaban sangre entre la medianoche y las 4:00 a.m., sin darles tiempo de reaccionar a sus víctimas, tal cual lo habrían hecho el 15 de noviembre de 2021 en una finca de la vereda Girardot, en Ciudad Bolívar.

Al parecer “Zeta” llegó con sus compinches, golpearon la puerta diciendo que eran de la Policía, y cuando les abrieron entraron a la fuerza. El administrador del predio, Antonio Molina, de 60 años, forcejeó con los invasores y fue ejecutado.

Luego mataron a su esposa Patricia Galeano y a su hija Juliana Molina, simplemente para no dejar testigos. El motivo del triple homicidio no fue otro que robarse una moto de la propiedad.

El general Franco estuvo aquel día en el lugar, acongojado por la matanza, y se prometió detener a los culpables. “La escena del delito siempre habla, no hay crimen perfecto”, recordó.

Este es el revólver Colt calibre 38 incautado a “Zeta” e involucrado en varios homicidios. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.
Este es el revólver Colt calibre 38 incautado a “Zeta” e involucrado en varios homicidios. FOTO: CORTESÍA DE LA POLICÍA.

La lista macabra

El día de la captura fortuita de “Zeta”, uno de los cuatro celulares que le quitaron empezó a vibrar. El patrullero contestó la llamada y al otro lado de la línea una persona le dijo que ese teléfono se lo habían robado a un familiar, después de asesinarlo en Salgar. Así comenzaron a atarse lo cabos sobre la estela de homicidios del peligroso muchacho.

Su revólver Colt 38 llegó a manos de los peritos del Laboratorio de Policía Científica de la Región N°6. El jefe del grupo, el mayor Jehisson Pacheco, le contó a este diario que el arma fue sometida a un profundo análisis balístico, comparado con las bases de datos judiciales, que arrojó “uniprocedencia” con tres crímenes del 8 de enero de 2022, allá mismo en Salgar.

A las 00:40 a.m. de ese día abalearon al mayordomo Esteven Fernández en la vereda La Siberia, y le robaron el celular y una moto Suzuki DT 650; a las 2:30 a.m. acribillaron al campesino José Galeano, en la vereda La Yaruma; y 15 minutos después, en la misma zona, tirotearon al recolector de café Jesús Urrea.

Los proyectiles usados en esos ataques, según el dictamen pericial, fueron expulsados por el revólver Colt 38.

Además de estos casos, la Policía y la Fiscalía también investigan a “Zeta” por su presunta participación en la masacre de cinco personas en la vereda La Primavera de Betania (16/10/21); el homicidio en Concordia de Carlos Ortiz Yepes, de 54 años, a quien le hurtaron una moto Pulsar NS 200 (16/11/21); y la muerte a bala de Paola Valencia Ocampo, docente de la fundación Hogares Claret, en el corregimiento San Cristóbal de Medellín (18/12/21).

A esta última víctima también le robaron la moto, la cual fue localizada mediante el seguimiento por las cámaras de vigilancia. Gracias a esta pista fueron detenidos alias “Santiago” y “Kevin”, presuntos integrantes de “los Zetas”, y quienes se habían fugado con Zapata el día de su cumpleaños.

Actualmente, “Zeta” está prisionero en la estación de Policía de Belén, en la capital antioqueña. Tiene medida de aseguramiento por el porte de las armas que llevaba en el bolso y por el triple homicidio de la familia de Ciudad Bolívar. También está purgando la sentencia previa de 11 años por el tráfico de armas.

La Fiscalía está reuniendo evidencia para imputarle las demás muertes, para un total de 13 perpetradas en cuatro meses. En sus antecedentes figuran anotaciones por más delitos que, al parecer, cometió desde 2016, entre los cuales hay hurtos, violaciones de habitación ajena y más homicidios.

“Zeta” no ha aceptado la culpabilidad en el estrado, pero la Policía Científica está empeñada en exponer sus fechorías. De lograrlo, el supuesto sicario envejecería en prisión.

Quién sabe a él si le agobie ese pensamiento, pues como dice Franco, “para estas personas tan violentas solo existe el presente, el hoy, porque el futuro es una ilusión”.

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