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Los alcances del contrato que renueva la operación del Siata hasta 2022

  • El Sistema de Alertas Tempranas monitorea en tiempo real el clima y el ambiente en el Aburrá. FOTO Juan Antonio Sánchez
    El Sistema de Alertas Tempranas monitorea en tiempo real el clima y el ambiente en el Aburrá. FOTO Juan Antonio Sánchez

La universidad Eafit y el Área Metropolitana renovarán este mes el contrato de operación del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (Siata), luego de que el pasado martes 3 de agosto se venciera la última prórroga de ese convenio. Ambas entidades aseguraron que trabajan en el desarrollo de una estrategia con la que se busca garantizar la continuidad de los académicos a cargo de ese programa y fortalecer su red de monitoreo.

En respuesta a un requerimiento formulado por EL COLOMBIANO, la Oficina Jurídica del Área Metropolitana (Amva) informó que trabaja en la estructuración de un contrato con una asignación presupuestal de $22.060 millones y un plazo de ejecución de 11 meses, que cubrirá el último semestre de este año y el primero de 2022.

“Actualmente la Entidad se encuentra finalizando la etapa precontractual para un nuevo contrato de ciencia y tecnología (...), el cual será suscrito con la Universidad Eafit y que permitirá dar continuidad al desarrollo del sistema Siata”, expresó el Amva, anticipando algunas de las funciones que desempeñará la universidad.

El nuevo contrato

Vale recordar que el Siata es un programa administrado desde 2010 por el Área Metropolitana que se encarga de monitorear diferentes variables climáticas y ambientales, para guiar el trabajo de los organismos de gestión del riesgo y atención de desastres (Leer Para Saber Más).

Desde la presencia de material particulado y gases contaminantes en el aire, el promedio de lluvia que cae en diferentes intervalos del tiempo, el nivel de las quebradas, la radiación, los movimientos sísmicos, entre muchos otros factores, hacen parte del objeto de estudio de ese sistema.

Aunque los recursos para su funcionamiento son aportados por los diez municipios del Área Metropolitana, el programa no es operado directamente por la entidad. Bajo la figura de un contrato de Ciencia, Tecnología e Innovación, la Universidad Eafit es la encargada su funcionamiento, que este año se ejecuta con más de 553 instrumentos de medición, 5 sensores remotos y 400 ciudadanos científicos.

Pese a que ese último contrato, firmado el 3 de agosto de 2020, tenía un plazo de ejecución inicial de ocho meses, tras vencerse ese periodo, ambas entidades decidieron firmar varias prórrogas para garantizar la operación del sistema. La última de ellas, el pasado mes de junio, por un valor de $3.270 millones.

Según informó el Amva en su oficio, en el nuevo contrato que se estructura, la Universidad de Eafit preservará varias de las funciones que ya desempeñaba.

Entre ellas se destaca el monitoreo de variables hidrológicas y sísmicas, las predicciones climáticas y la comunicación en tiempo real con los diferentes organismos de rescate y gestión del riesgo de la región, para planificar la ocurrencia y la atención de desastres.

Así mismo, informó la entidad, la universidad seguirá a cargo del manejo de la red de monitoreo de la calidad del aire y de los programas de divulgación científica con los que se busca hacer accesible a los ciudadanos la información que produce el sistema.

Según añadió el Amva, de estas funciones principales se desagregarán al menos 36 actividades contractuales, de las cuales 25 están relacionadas con la gestión del riesgo y 11 con la calidad del aire.

Aunque al ser consultada por los planes en el mediano y el largo plazo la Universidad Eafit se abstuvo de pronunciarse, dentro de los planes para el fortalecimiento del programa la autoridad ambiental señaló que se proyectan acciones para fortalecer los procesos académicos y divulgativos.

“Se potenciarán los procesos educativos del Amva asociados al proyecto Siata, respondiendo al objetivo de apropiación social de la ciencia y la tecnología para la gestión de riesgos en el Valle de Aburrá”, dijo la institución, prometiendo que se fortalecerá la estrategia de Semilleros Ciudadanos Científicos y los proyectos de investigación desarrollados en el sistema.

En materia operativa, ambas instituciones proyectan adquirir nuevos instrumentos, como “piezómetros, cámaras para monitoreo geotécnico, extensómetros y sensores de humedad de suelos”, para mejorar la calidad y la precisión de los eventos sísmicos, movimientos en masa, entre otros.

Proteger un legado

De cara al futuro del programa, varios expertos resaltaron la importancia de garantizar la continuidad de los académicos que hoy lo operan y plantearon algunos caminos de cara a fortalecerlo.

Edna Margarita Rodríguez Gaviria, profesora del Colegio Mayor de Antioquia y experta en gestión del riesgo, planteó que una de las fortalezas del programa radica en la calidad de los profesionales que ha logrado acoger durante los últimos años. “Con la información que se produce en el Siata se genera conocimiento para tomar decisiones y hacer investigación”, dijo.

“Cualquier inversión que se haga en gestión del riesgo no será solo una inversión apostando en el futuro, sino un ahorro de vidas, de posibles daños”, planteó Wilmer Giraldo Ramírez, ingeniero geólogo e integrante del Grupo de Investigación en Georrecursos, Minería y Medio Ambiente (Gemma) de la Universidad Nacional.

Según planteó el académico, la presencia de la academia en la operación del Siata cumple un papel crucial para garantizar la calidad y rigurosidad de la información para anticiparse a eventos como movimientos en masa, avenidas torrenciales, entre otros.

“Un problema que se presenta en el Estado es la falta de continuidad. Cuando llega una nueva administración, suelen cambiarse los cuerpos de las entidades, lo que afecta el desarrollo de los procesos y deba comenzarse desde cero. Por eso es importante la continuidad”, opinó el experto.

$22
mil millones es el valor del contrato que estructura el Área Metropolitana con la Universidad Eafit.
Jacobo Betancur Peláez

Comunicador social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, especializado en la investigación de temáticas locales. También cubro temas relacionados con salud, historia y ciencia.

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