Un equipo de estudiantes de la Universidad Eafit desarrolló un vehículo de tracción humana que busca mejorar la seguridad y la eficiencia del trabajo de los recicladores de la ciudad.
En el marco de un proyecto bautizado como MEI (Movilidad Ecológica Incluyente), el programa Kratos, dirigido por esa institución y apoyado por la Fundación Postobón, puso a rodar un prototipo que podría convertirse en un aliado para el aprovechamiento de los residuos sólidos.
Carlos Andrés Urrego Villegas, profesor de ingeniería y director técnico de Kratos, explica que la idea nació hace más de dos años, cuando en equipo con las instituciones aliadas a ese programa se trazó la meta de construir un artefacto para mejorar la calidad de vida de los recicladores.
En el marco de una investigación que unió a estudiantes de ingeniería mecánica, diseño de producto, economía, comunicación social, administración de negocios, psicología y derecho, el equipo fabricó un vehículo dotado de un motor de bicicleta eléctrica y una estructura de acero de alto rendimiento.
“Kratos es un programa de aprendizaje experiencial de la universidad, que trabaja mediante retos”, señala el docente, explicando que el proyecto fue ejecutado solo por los estudiantes de esa institución, mientras los docentes solo cumplieron un rol de asesoría.
Para lograr el construir el invento, Urrego Villegas precisa que el primer paso consistió en levantar un diagnóstico en donde los estudiantes documentaron el trabajo de los recicladores.
A través de entrevistas, trabajo de campo y conversaciones, el equipo de investigación listó los problemas y necesidades más frecuentes.
Así mismo, luego de levantar un estado del arte y bosquejar las primeras ideas del vehículo, los integrantes del equipo emprendieron el desarrollo de un diseño por computador, que más adelante se fue transformando en un prototipo, explica.
Los detalles de la idea
Esteban López Mejía, estudiante de noveno semestre de ingeniería mecánica y capitán del equipo Kratos, detalla que luego de meses de ajustes, finalmente el grupo dio con una versión final del vehículo.
“El vehículo tiene dos partes principales. La primera es un vehículo de tracción y la segunda es la carreta, conectada con un tiro de arrastre con capacidad para soportar hasta 120 kilos de material”, dice López Mejía.
Según precisa el estudiante, los componentes más importantes de ese artefacto de tracción son un motor de 500 vatios y un sistema de pedales que permiten accionarlo. Así mismo, una pantalla que permite monitorear en tiempo real la autonomía de la batería y una estructura de acero, hacen parte del diseño.
En cuanto a esta primera parte, especifica, la estructura tiene capacidad para soportar un peso de hasta 80 kilogramos.
Frente la parte de la carreta, López menciona que fue pensada para proteger al reciclador en caso de ser impactado por un vehículo. El objetivo es el de mantener la buena ergonomía del conductor y disminuir el esfuerzo físico que implica su oficio (Ver ¿Cómo Funciona?).
Tanto Urrego como López señalan que luego de culminar y evaluar el prototipo en los laboratorios de la universidad, el siguiente paso consistirá en probarlo en condiciones reales, para saber qué tanto se adapta a las exigencias de una jornada de trabajo y cuál es su desempeño en la calle.
Para lograr esto, el programa entregó el aparato a la cooperativa de recicladores Recimed, una organización que se encarga de reaprovechar los residuos sólidos en las comunas de Belén y Guayabal.
Apuesta por la dignificación
Leonardo Gómez Marín, director administrativo de Recimed, sostiene que para esa organización, que agremia a 500 de los más de 4.000 recicladores que registra la ciudad de acuerdo con las proyecciones de la Alcaldía, este tipo de vehículos representan un salto para dignificar ese oficio.
A nivel operativo explica que, a pesar de las rutas motorizadas que la ciudad ha venido desplegando por sus principales vías, la recolección manual sigue siendo la única técnica capaz de llegar a todos los barrios.
“Este tipo de vehículos son muy importantes, porque ayudan a que el esfuerzo físico del trabajo no sea tan grande y el reciclador pueda optimizar su tiempo”, opina Gómez Marín, señalando que el artefacto será puesto a prueba en las rutas que cubre esa cooperativa en el sur de la ciudad.
Así mismo, López Mejía añade que luego de que Recimed termine las pruebas en terreno, el grupo hará una retroalimentación con los recicladores, para saber qué componentes deberán mejorarse.
Conocer la autonomía y el desempeño de la batería, así como la capacidad del motor serán algunos de los objetivos de esa fase.
Concluida la etapa de pruebas, López agrega que el equipo hará nuevos ajustes y espera construir un diseño definitivo, que eventualmente podría ser evaluado para su producción en masa.
López y Urrego opinan que la materialización de esa idea demuestra que las capacidades investigativas de la ciudad pueden apoyar la búsqueda por mejorar y dignificar el oficio de los recicladores.
Por su parte, Gómez Marín destaca que toda mejora en esa labor repercutirá en la capacidad de la región para optimizar su gestión de los residuos sólidos
200
kilogramos es la capacidad del vehículo, incluyendo la carga y el pasajero.