El Colombiano en la caída de Rojas Pinilla

Un día como hoy
El Colombiano, Mayo 10


1957

Caída del general Rojas Pinilla, cambió la historia del país

Rojas Pinilla 1957

La víspera de la caída de Rojas, EL COLOMBIANO experimentó el allanamiento y violación de su sede, el viejo caserón de Maracaibo con Palacé, allí donde comenzamos nuestra pertinaz actividad periodística. Pistola en mano entró el jefe del detectivismo, un teniente de apellidos Gutiérrez Marulanda, a apresar por subversivos a Fernando Gómez y a Julio Hernández. No encontró a Gómez Martínez porque éste se encontraba en Nueva Orleans, denunciando en la asamblea de la SIP las arbitrariedades del régimen.

Se llevó al SIC (lo que antes era el DAS) no sólo al gerente, Julio Hernández, sino al director (e), Abelardo Londoño. Fueron conducidos a los cuarteles de la Policía que en aquel entonces quedaba a orillas del río Medellín, diagonal a la plaza de toros de La Macarena. Allí una nutrida manifestación, los rescató al día siguiente, cuando Rojas Pinilla puso sus pies en un avión para abandonar el país y dejarlo en manos de una Junta Militar de gobierno.  Antioquia, en la caída de Rojas, supo tejer la sábana que sirviera de mortaja política al militar que, si un 13 de junio de 1954 abrió tantas esperanzas en un país desangrado por la violencia periodística, despilfarro ese capital, dadas sus desmedidas ambiciones y una vanidad que al final lo hizo perder el sentido de las proporciones.

EL COLOMBIANO sacó una edición extraordinaria en las horas de la tarde, no sólo dando cuenta de la caída de Rojas, sino del abaleo, del nombramiento de la Junta Militar que sustituyó a Rojas, así como del general Pioquinto Rengijo como gobernador para sustituir al sátrapa que, alicorado, amenazaba con no entregar su puesto. Rengijo, caída la noche y escoltado por el obispo Buenaventura Jáuregui (quien dio muestras de heroísmo cuando con un grupo de curas hizo una cadena para evitar el choque entre tropas y manifestantes) entró a la Gobernación, donde ya quienes acompañaban al ebrio coronel, se habían retirado atemorizados por la contundencia del golpe.

Tomado de: El Colombiano, domingo 6 de mayo de 2007 pág. 8a

Fuente: Archivo Centro de Información Periodística CIP
Colaboración Sergio López
ArchivoCIP ©El Colombiano


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