Revisión de un clásico infaltable: Blade Runner

Los tragos añejados saben mejor

Xtian Romero – cineparadumis.blogspot.com


Como los licores, hay películas que con el paso del tiempo se vuelven más sabrosas, pues no pierden su fuerza y, al contrario, se vuelven unos totales banquetes cinematográficos que puedes disfrutar una y otra vez, porque cada experiencia te regalará nuevos ingredientes que te lo condimentarán mejor.

Blade Runner es eso, un incontestable referente obligado para cualquier cinéfilo, uno de los más importantes clásicos de la ciencia ficción que hay que visionar, disfrutar y reflexionar, porque es tal vez la película de este género que mejor hace el análisis de la relación maquina-hombre, la que más profundiza y cuestiona este planteamiento.

Ridley Scott, un director nuevo y prometedor

En 1982 se estrenaría esta cinta de la mano del británico Ridley Scott, un director nuevo que ya venía haciendo mella en la industria, llamando la atención con sus anuncios de tv y por haber dirigido la también clásica, y en mi opinión, sobrevalorada cinta, Alien: El Octavo Pasajero.

Blade Runner se basa libremente en la novela corta ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de uno de los mejores exponentes del Sci-fi en la literatura, Philip K. Dick, y retomando la estética cyberpunk que ya venía trabajándose en el manga japonés (realmente no es que sea tan original, pero vale, de eso se trata el cine, de reciclar y mejorar), reuniría todos estos referentes y le daría vida a esta película, que si bien fue un fracaso taquillero en su momento, hoy por hoy es, valga la redundancia, toda una joya, una joya que en mi concepto, y en el de muchos, tiene una de las mejores escenografías logradas en todos los tiempos, lúgubre, sucia y deprimente; no es gratuito que haya sido nominada al Oscar en esta categoría y que Ridley Scott se considere el maestro en este campo.

Pero el film no solo se soporta en eso, una fotografía tremendamente profesional, y una banda sonora apabullante refuerzan el tono lúgubre del que ya les hablé, y tal vez, este excesivo preciosismo, en un primer visionado, opaque la importancia del argumento, por lo que le exige una máxima concentración al espectador.

La historia de los replicantes

Los Ángeles, principios del siglo XXI. La Tyrel Corporation, crea a base de los mejores avances genéticos, androides idénticos al ser humano, llamados Replicantes, quienes con un periodo de vida de cuatro años y usados como esclavos en las difíciles tareas de colonización de otros planetas para trasladar la raza humana, tienen prohibido el ingreso al planeta.

Un grupo de ellos escapa tras un motín y llegan a la Tierra agobiados, buscando prolongar su efímera existencia. Deckard, encarnado por Harrison Ford, es un Blade Runner, un policía especializado que se encargará de identificar y eliminar los androides, pero la cuestión es que él, en el fondo, se siente un asesino, pues la diferencia entre estos androides y los seres humanos es casi nula.

Darle vida a seres sin vida

Las actuaciones también refuerzan esta obra. Harrison Ford firma una de sus mejores personificaciones, dándole vida a un hombre atormentado por lo que es, siempre luciendo cansado, triste y confundido. Presionado, hace lo que más odia hacer, pero que, tristemente, es el mejor haciéndolo, cuestionándolo sobre su supuesta humanidad.

Pero, definitivamente, la cuota actoral se la roba Rutger Hauer, dándole vida al líder de los androides rebeldes. Un ser que no debería tener vida, un ser que ahora tiene un alma, incluso llegando a ser más humano que los mismos humanos, no más recordémoslo en la escena final, simplemente magistral, logrando crear una fuerte conexión con el espectador que terminará entendiendo su drama interno, arrugándole el corazón a más de uno. No sólo estos dos grandes hacen lo suyo, los actores alrededor de ellos también se destacan en sus papeles secundarios, haciendo que el coro suene perfectamente afinado.

¿Quiénes somos?

Aquí no se trata de una historia de buenos y malos, es más, los aparentemente malos son los que se terminan ganando la empatía del espectador, aquí el rollo, es de un cuestionamiento básico existencial, ¿Quiénes somos?, ¿Para qué estamos aquí? , ¿Y por qué finalmente somos tan simples?

Estos androides tienen, con el tiempo, la capacidad de empezar a crear emociones, y por tanto empezarán a cuestionar su existencia y querrán obtener respuestas, por lo que los hacen con vidas limitadas, para que no ocasionen molestias, pero ellos, a lo Frankenstein, lo único que quieren es poder vivir tranquilos, vivir sin miedo.

Estos cuestionamientos son los mismos que han agobiado a la humanidad, que con el paso del tiempo ha buscado respuestas en las religiones y la mitología y, obviamente, también en la ciencia, por lo que no estamos muy lejos de lo que nos plantea este film. Avances genéticos y robóticos, donde buscamos desesperadamente crear mentes artificiales, seres a imagen y semejanza de nosotros tal cual dioses, pero aun nos falta algo, no hemos podido crear ese algo que nos hace humanos, esa “alma”, y si logramos algún día dársela a estos seres, tal vez respondamos a muchos de nuestros cuestionamientos. ¿Pero qué vamos a hacer cuando nuestras creaciones ya quieran cuestionarse su lugar en este mundo y no queramos tratarlos como iguales a nosotros?

3 comments

  1. Diana   •  

    Muy buena nota y definitivamente mejor no lo pudiste haber dicho, toda una joya!

  2. Julio   •  

    Hola, sabrias decirme donde consigo una copia de esta pelicula bien grabada??? muchas gracias.

    • Cinefagos Cinefagos   •     Autor

      En cinextreno. Primer piso del paseo la playa. La puede encargar al 513 06 79.

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