Amor a distancia, de Nanette Burstein

Con todo un país de por medio

Por: Iñigo Montoya

La comedia romántica es el género cinematográfico que ha cambiado menos en más de setenta años. Por eso, aunque muchas pueden ser realmente divertidas y emotivas (Harry y Sally, Sintonía de amor, Realmente amor, Cómo perder a un hombre en diez días…), ciertamente resulta difícil variar el esquema al punto de ser original. No obstante, esta película en cierta forma lo consigue.
Además del esquema argumental del que parten todas (chico encuentra chica) y del final feliz, está el asunto del conflicto, que siempre es la batalla de los sexos, donde ellos ni ellas saben lo que respectivamente quieren y para conseguir algo del otro ocultan algo o engañan. Pero en esta historia no hay nada de eso, sino que el obstáculo a superar es la distancia: ella está en San Francisco y él en Nueva York, es decir, tienen a todo el ancho país en medio de ellos.
Y aunque no hay ni engaños ni ocultamientos, que es lo que siempre permite las situaciones cómicas, esta cinta consigue esas situaciones cómicas con la construcción de sus personajes y el ingenio de su argumento. Y también cumple con la cuota emotiva y romántica, incluso a partir de una reflexión seria sobre ese complicado problema del amor de lejos.
Con una todavía eficaz Drew Barrymore, porque lleva ya bastante reinando en las comedias románticas, y unos cuentos y coloridos personajes secundarios creados con bastante tino, esta película supera el estándar de las cintas de su género, porque mantiene lo atractivo del esquema, pero lo supo innovar para ofrecer un giro diferente.