Él, de Luis Buñuel (1953)

¿Si tan terrible es, por qué te casaste con él?

Por María Fernanda González García

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Después de seis años de exilio en territorio latinoamericano, el director aragonés Luis Buñuel realizó una de las obras más reconocidas de su etapa mexicana: Él. Una radiografía del comportamiento de una sociedad de los años cincuenta: elitista y religiosa, donde la conducta violenta y obsesiva de un hombre se esconde en la imagen de un caballero.

El guion es una adaptación de la novela con el mismo nombre escrito por Mercedes Pinto (1926), donde narra las situaciones difíciles que pasó desde su luna de miel, por culpa de los celos enfermizos de su primer esposo, el capitán de la Marina Juan de Foronda y Cubillas.

Entre los personajes de la película, encontramos uno de los galanes de la Época de Oro del cine mexicano: Arturo de Córdova, interpretando a Francisco Galván de Montemayor, un individuo de clase alta con imagen intachable, quien logra evadir los juicios hacia su comportamiento violento gracias su apellido de élite y amistad con la iglesia. Este hombre no conocía mujer alguna hasta que, en aquel jueves santo, durante el rito del lavado de pies, observando a los feligreses encuentra los pies delicadamente calzados y bellos de Gloria Milalta, interpretada por Delia Garcés.

Esta obra no es una historia romántica, es una ejemplificación de la obsesión y egoísmo de un hombre enfermo que, llevado por sus alucinaciones y creencias, pone en peligro la vida de su esposa, conocidos y amigos. Es una crítica directa sobre la sociedad que justifica el actuar violento de un sujeto cambiando el papel de la víctima a victimaria: “Debes tratarlo con dulzura”. Él nunca dará su brazo a torcer y aunque en el desenlace de la película se le observa como un reinsertado en la comunidad religiosa, su caminar en forma de serpenteo hacia la oscuridad nos da a entender otra idea.