Angel-A, de Luc Besson

 ¿Si te doy mi vida, sabrías qué hacer con ella?

Por: Mario Fernando Castaño

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Cuando decimos a menudo que los gustos son subjetivos, en este caso hablando del séptimo arte es algo que aplica, sin duda, pero existen películas que confirman este concepto totalmente, ya que obedecen a las diferentes formas de asimilar las historias dentro de un público muy diverso y dependen, además, del momento en que estas se vean. Son películas que hay que decantarlas y, cuando esto pasa, se logra una experiencia maravillosa que lleva a que nos identifiquemos con sus historias y personajes, sin importar qué disparatada pueda ser la propuesta. Hay pocos directores que se arriesgan a buscar este tipo de sensaciones y un número aún más reducido las encuentran… esto también es subjetivo y más cuando un ángel caído tiene la misión de salvar nuestra vida.

Luc Besson, un director francés que ha llegado a entrar en el universo de acción del Blockbuster Hollywoodense con películas como, Nikita, El quinto elemento, Lucy o Anna, llega a ser muy versátil gracias a su cine natal y nos ha brindado otras como Azul profundo, León (el profesional) y la subvalorada y maravillosa Valerian y la ciudad de los mil planetas, relatando en todas sus historias la importancia de la naturaleza del ser y todo lo complejo que esto implica.

En esta cinta de 2005, Besson, influenciado por películas clásicas como Qué bello es vivir (1946), de Frank Capra, en donde un ángel gana sus alas al salvar una vida, cuenta la historia de André Moussah, un hombre de origen marroquí con ciudadanía norteamericana que intenta rehacer su vida en París utilizando sus mentiras, en medio de negocios oscuros y malas decisiones que lo llevan a optar por el suicidio lanzándose al río Sena. En medio de su drama conoce a Ángela, una mujer que literalmente cae del cielo y que aparentemente iba a tomar la misma decisión.

A partir de este momento los días de André dan un giro total, algo que él que no percibe en su momento y continúa siendo esa persona de baja autoestima, terca, insegura, impulsiva, ansiosa y hasta patética que siempre ha sido, un personaje que nos llega a exasperar, pero que en algunos momentos podemos ver en él nuestro propio reflejo. En medio de todo, Ángela le acompaña y de una manera muy singular sacude su cuerpo y alma para que cambie y asuma otra mirada al mundo que le rodea y el lugar que ocupa en él, esto como resultado lleva a que André caiga irremediablemente enamorado de esta estilizada, hermosa y altísima mujer que por cierto le lleva varios centímetros de diferencia.

Ella, con su personalidad desenfadada, superficial, práctica y sin apegos, esconde su propio drama y es el de no poder enamorarse al poseer el don o maldición de conocer el pasado y el futuro debido a su condición de ángel. André sin saberlo y ella sin quererlo queda cautivada por su inocencia y esa luz que ve en él hace que sienta un amor que ella se rehúsa aceptar.

Angel-a es una fábula urbana cautivante, sencilla, con una fotografía enmarcada en el blanco y negro de una París romántica y esplendorosa. En su historia aparentemente sencilla esconde sabiduría y belleza en medio de su comedia, violencia y drama. Es una propuesta reflexiva sobre el amor propio y las decisiones que tomamos y si estas vienen de un ángel materializado en una hermosa mujer recorriendo las hipnóticas calles de la ciudad luz, no hay por qué no prestar atención a sus sugerencias para hacer un alto en el camino y reflexionar sobre nuestros futuros pasos y actitudes con que asumimos nuestras vidas. En ocasiones la respuesta a nuestros problemas está en nosotros mismos.