Pina, de Win Wenders

Elogio a la danza

Por: Íñigo Montoya


Win Wenders es uno de los directores de culto del cine de los años setenta. Aunque no ha dejado de hacer películas, tan buenas o mejores que las de aquella época, son sus cintas pertenecientes al Nuevo Cine Alemán las que más están en la memoria de la cinefilia.

Hablar del arte y los artistas es uno de sus gustos. En este caso se dejó venir con un documental sobre Pina Bausch y su compañía de danza Tanztheater, de la ciudad de Wuppertal, Alemania. Aunque Pina murió en 2009 y, salvo por algunas imágenes que Wenders deja ver de ella, no la vemos como el objeto presente del documental, sin embargo, ella y sus coreografías son realmente los protagonistas de la película.

Lo que sorprende es cómo el director logra hacer atractiva y envolvente una manifestación artística tan específica, la cual se diría que necesita de una cierta formación para apreciarla y acogerla. No obstante, las coreografías, los espacios que escoge para presentarlas, la siempre novedosa propuesta de cada pieza y el oficio que demuestra esta compañía, hacen que este espectáculo tenga un poder hipnótico hasta sobre el más lego de los espectadores.

La plasticidad, el color, el movimiento y los inenarrables sentimientos que estos bailarines evocan con sus cuerpos, son registrados por la cámara de Wenders. Además, como cereza de este postre visual, se decide por grabarla en 3D, una técnica que, sin duda, aumenta la carga plástica que contienen estas coreografías.