Ted, de Seth MacFarlane

Un tipo de humor que nunca hará el oso

Por: Íñigo Montoya


Parece una comedia tonta e inofensiva, pero solo es saber que quien está tras ella es Seth MacFarlane, el autor de la serie animada Padre de familia, y ya uno se pude hacer una idea del tipo de humor, temas y personajes que se encontrará, esto es, humor trasgresor, temas inapropiados y personajes políticamente incorrectos.

Es la historia de un niño solitario que, gracias a un deseo de navidad, obtiene un oso de peluche que cobra vida. El oso lo acompaña toda su vida, aún con 35 años y cuando tiene novia, pero a esa edad ya es necesario que cambien las cosas. Sin embargo, cambiar no es fácil y los dos amigos estarán atrapados entre la forma irresponsable como llevan sus vidas y la necesidad de madurar.

Pero un oso de peluche nunca va a madurar, y esta es la base para el humor de esta película, pues son las salidas irreverentes, desparpajadas y hasta vulgares de Ted lo que hace de esta cinta una comedia original y divertida. Porque no se trata del humor tonto y predecible típico de Hollywood, un humor que suele ser sucio en fluidos y doble sentido pero limpio en los temas que toca.

Ted, en cambio, no refrena sus deseos de opinar sobre temas tabú o que hieran susceptibilidades. Además está equilibrado su humor verbal, colmado de ingenio y referentes de la cultura popular de Estados Unidos, con el humor físico, lleno de gags, desde los más sencillos, como el oso haciendo un baile sensual en un poste, hasta los más confrontadores, como un hombre dándole un fuerte golpe a un niño.

Padre de familia está planeada para que aproximadamente cada treinta segundos haya un chiste. Esta película parece creada con la misma premisa y en gran medida lo logra, aunque mirada en perspectiva, la continuidad y progresión narrativa de largo aliento se resiente en este largometraje.

Una última consideración. Esta película no habría sido posible hace diez años, pues toda ella se basa en la presencia del oso de peluche y las cosas que hace. Pero para que causen gracia, es necesario que sí parezca un verdadero oso de peluche, lo cual solo es posible ahora con la perfección de la imagen digital que lo puede todo con pleno realismo y verosimilitud.