¿Qué pasó ayer? 2, de Todd Phillips

Guayabo (in)moral

Por: Íñigo Montoya


Las segundas partes siempre levantas sospechas. Luego de que la primera entrega de esta comedia causara sorpresa por su humor irreverente y con cierta originalidad, llega la segunda con el mismo planteamiento, pero tratando de darle una vuelta de tuerca a los excesos de la primera, cosa que solo funcionó parcialmente. Aún así, no se pierde el tiempo con ella, eso si uno puede dejar de posar de intelectual con el cine.

El planteamiento en cuestión es simple, pero con fuerza y lleno de posibilidades: un grupo de amigos despierta con un guayabo físico que, a medida de que van descubriendo todo lo que hicieron en su desbocada noche, se va tornado en guayabo moral, todo esto porque, además, luchan contra el tiempo, pues tienen que llegar a una boda a tiempo.

Es la misma historia en las dos. La primera en Las Vegas y la segunda en Bangkok, ambas ciudades de licencias y excesos, ciudades que se pueden tragar a estos hombres y ellos, con la anuencia de las drogas y el alcohol, saben responderle a tanta perdición y se abalanzan sobre la gran noche y no le hacen ascos a prostitutas, travestis, criminales, motines, simios, vandalismo y hasta a lo más sacro de oriente: la espiritualidad de sus monjes y monasterios.

Si bien la cinta no sorprende ni resulta tan hilarante como la primera, sin duda está hecha de lo mismo y proporciona muchos buenos momentos, sobre todo porque su humor está fundado en la incorrección política, algo más bien escaso en Hollywood, que prefiere hacer reír con escatología y la torpeza y mezquindad de sus personajes.

¿Qué pasó ayer?, de Todd Phillips

Ni tan tonta esta tonta comedia

Por: Iñigo Montoya

Algunas comedias tontas llegan a sorprender. Hace unos años Ashton Kutcher protagonizó una titulada ¿Dónde está mi carro?, una cinta que más tonta no podía ser, sin embargo, tenía algo de excedidamente absurda y descerebrada que alcanzaba a ser divertida en más momentos de los que uno quisiera aceptar.

Con este título (aunque el original es The Hangover), esta nueva película prefiguraba algo parecido. De hecho, se trata del mismo planteamiento argumental: luego de una noche desbocada de celebración, los protagonistas siguen las pistas, de lo que parece haber sido una catastrófica noche de la que no recuerdan nada, para recuperar algo perdido. En la de Kutcher era su carro y en ésta uno de los amigos, justo el que se casará en unas horas.

Todo empieza de forma natural, un chistecito flojo allí, otro de mal gusto allá. Hasta que aparece un tigre en el baño y luego un bebé en una alacena, el mismo que, minutos más tarde, parece masturbarse en el comedor del hotel cuando uno de los hombres que lo encontraron agita su manito obligándolo a hacer el ademán. Para este momento sabemos que si bien es una comedia tonta, no tiene impedimentos para con la censura y lo políticamente correcto. Es audaz, irreverente y no le importa traspasar líneas que el cine de Hollywood tiene como tabú.

Un par de escenas más adelante aparece la constatación de que no se trata de una película ordinaria. Pues allí, en toda su rubiedad, está Heather Graham, una actriz que ha demostrado ser inteligente en la selección de sus proyectos, la misma que aceptó desnudarse en una película llena de desconocidos sobre la industria del porno, pero que luego resultó ser la portentosa Boggie Noghts, de Paul Thomas Anderson. Y si esta actriz está aquí, la película no puede ser tan tonta.

Después se nos viene Mike Tyson parodiándose a sí mismo, y luego lo que siempre hay en La Vegas: mafia, prostitución, matrimonios precipitados, streap-tease, drogras, alcohol, violencia, problemas con la ley, y ese largo etcétera que todos los gringos dicen que no debe salir de la ciudad del pecado, la ciudad cuya oficina de turismo se inventó el slogan perfecto: Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Un principio universal que la doble moral y las reprimidas vidas de muchos de los norteamericanos han sabido cumplir.

Divertida, sin duda. Irreverente y políticamente incorrecta, que es lo más interesante y original. Una fábula moderna de la decadencia moral y cultural del imperio, pero también una salvaje arremetida contra el sistema y la vida alienada. Cine que tiene mucho de inteligente y no le teme a disfrazarse de tonto. Nada del otro mundo, pero tampoco poca cosa.