Inflación: hablaremos de ti, ahora que nadie te recuerda

Hace 20 años, cuando regresé a Colombia después de vivir 7 años en Europa, la inflación era el tema de moda de los economistas…era el fantasma que espantaba nuestro sueño. Y había razones para ello: muchos países latinoamericanos habían acumulado “hiperinflaciones”  y en Colombia, modelo rescatable de la región, este indicador reflejaba, para 1990, 33% (ver el gráfico 1C de Juan Carlos Arango Q.). Hoy que nuestra inflación es del 4% o menos, aquello suena como una monstruosidad. Pero el monstruo duerme, no ha muerto, y hay que vigilar su sueño.

Este gráfico, diseñado por el profesor Juan Carlos Arango Q., muestra como la inflación colombiana ha caído de más de 30% al 5%. Pero también muestra el vínculo entre inflación y salarios (en este caso el salario mínimo). Si la inflación baja, los empresarios pueden tener menores costos laborales.

¿Qué es la inflación?

La inflación es el incremento generalizado del nivel de precios. Para medir la inflación, las autoridades económicas “construyen” una canasta con los bienes y servicios que más consumimos en nuestra cotidianidad. A cada bien o servicio le dan un peso relativo (ponderado) de acuerdo a su importancia con respecto a los ingresos de la población. Así, por ejemplo, tiene más peso en la canasta el arriendo de la vivienda que los paquetes de cigarrillos que nos fumamos. Entonces, le hacen seguimiento al comportamiento de los precios de esta canasta, lo que les permite medir el comportamiento de la inflación.

¿Qué produce inflación?

La inflación se puede mirar desde dos panorámicas relacionadas: la inflación a través de la oferta o la inflación por incremento en la demanda.

Llamaremos inflación de oferta a aquella que se produce como consecuencia del aumento directo en los costos de producción. O sea, cuando los precios suben debido a que los productores tienen mayores costos de materias primas (combustible costoso, metales caros, etc.), pagan salarios más altos, se les incrementan los impuestos (impuesto a la renta, predial, etc.) o se les encarece el crédito para capital de trabajo (altas tasas de interés).

La inflación se produce cuando se incrementa la demanda porque las familias aumentan su consumo (mejores salarios, más uso de las tarjetas de crédito, etc.), las empresas incrementan sus inversiones (aumentan la compra de materias primas, maquinarias, insumos y servicios), el gobierno incrementa el Gasto Público (salarios de funcionarios públicos, subsidios a la población, gasto militar, obras públicas, etc.) o el país aumenta su superávit comercial (son más las divisas que entran por exportaciones que las que salen por importaciones).

¿Es mala la inflación?

No, per se, la inflación no es mala. Que los precios suban puede ser un indicio de que hay necesidades insatisfechas, compradores deseosos de adquirir bienes y servicios, y eso podría estimular a los empresarios a producir más, lo que genera empleo y crecimiento del PIB. Hasta acá, la inflación es positiva.

La inflación es mala cuando crece de manera crónica, galopante y se halla por encima de las metas de las autoridades económicas. O sea, una inflación creciente hace más inciertas las utilidades de las empresas, empuja la tasa de interés hacia arriba y afecta la competitividad de los productos nacionales frente a los extranjeros.

Una inflación elevada se come rápidamente los ingresos de los trabajadores y los que más lo van a sentir son aquellos que ganan menos, ya que dedican casi todo su ingreso al consumo. Así, una inflación del 20%, hace que un trabajador compre 20% menos bienes y servicios en diciembre que en enero cuando le habían subido el sueldo. Y en Colombia, un alto porcentaje de la población gana dos salarios mínimos o menos (ver gráfico 21 de Juan Carlos Arango Quintero). A ellos, más que a nadie, los beneficia una baja inflación.

juan carlos arango quintero

Según este gráfico del profesor Quintero, 65% de los colombianos para el año 2000, ganaban dos salarios mínimos o menos.

¿Debemos preocuparnos en el presente?

El fantasma de la inflación está ahí. Con una economía mundial debilitada aún por las secuelas de una recesión que aún no nos abandona, donde la preocupación global es recuperar el crecimiento y estimular el empleo, el control a la inflación pasa a un segundo plano. Pero, hay señales que se deben monitorear permanentemente:

- Los precios mundiales de combustibles y productos agrícolas encarecen los costos de producción y el consumo,

Importancia de alimentos y combustibles en la inflación de la décadaEste gráfico del Observatorio Económico de la Universidad Sergio Arboleda (con datos de bloomberg) muestra que los alimentos han subido hasta en 13% (2008) y los combustibles 30% (2006).

- El creciente gasto público norteamericano y el déficit fiscal de dicho país pueden exportar inflación por exceso de gasto y, en el mediano plazo, elevar las tasas de interés cuando Estados Unidos deba salir a buscar nuevas fuentes de financiación de su déficit,

- La reacción de los demás países desarrollados para enfrentar la tendencia de devaluación del dólar. Incluso el riesgo de una guerra comercial (proteccionismo) que traería nuevos vientos inflacionarios (escasez de productos por tener el mercado cerrado),

- La tendencia deficitaria de los gobiernos colombianos, que provoca endeudamiento público; algo semejante a lo que se presenta en Estados Unidos, pero en menor magnitud.

Los empresarios no se deben alarmar pero tampoco descuidar. Cuando el Banco de la República tome medidas antiinflacionarias será antes de que la inflación esté a la vista; la banca central opera con radar y ve a lo lejos.