La escuela y la caseta comunal renovadas atraen el encuentro social de los campesinos de la vereda El Maravillo, en Urrao (suroeste antioqueño). Esta vez no se reunieron para huir desplazados como hace 18 años, sino para apropiarse de estos espacios.
En mula o caminando, los habitantes de esta zona montañosa, a cinco horas desde la cabecera municipal, llegaron a inaugurar las obras que les permitirán seguir reconstruyéndose como comunidad, ahora que el conflicto armado abandonó su tierra.
Como parte de la implementación del plan de reparación colectiva que coordina la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, con cooperación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se rehabilitaron y remodelaron la institución educativa, la cancha polideportiva y la caseta comunitaria, con una inversión de 100 millones de pesos.
Estos espacios se deterioraron al quedar abandonados tras dos desplazamientos forzados por intimidaciones de la guerrilla y los paramilitares.
Gildardo Carvajal, presidente de la Junta de Acción Comunal, cuenta que “la comunidad hizo convites porque se necesitaron muchas cargas subiendo los materiales en sus mulas” y eso le da más valor al resultado. Y destaca que “se benefician las familias de dos comunidades muy unidas de las veredas El Maravillo y La Clara, porque además de la escuela para la educación de los hijos ya tenemos la caseta para nuestras reuniones”.
Los niños también están felices con las mejoras a su institución educativa, con nuevos servicios sanitarios, capilla y hasta volvieron a usar el comedor, ya que por carecer de muros hasta el techo, el frío en esa zona les impedía usarlo. Dice Marbey Quiroz, una de las estudiantes, que “la escuela está más bonita y lo mejor es la cancha para jugar”.