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Después de varios fracasos en el Congreso ocasionados por relaciones áridas con los partidos y una fallida promesa de no entregar mermelada a cambio de respaldo político, llegó la hora cero del Gobierno en el Congreso llegó. Después de dos años de ver fracasar promesas como la reforma a la justicia y las objeciones a la ley estatutaria de la JEP, el 16 de marzo empezará un nuevo periodo legislativo.
Las condiciones con las que llega Duque a esta legislatura, al menos en el papel, son distintas por varios motivos. El primero, porque, después de que estuviera al frente de la cartera Interior, durante año y medio, Nancy Patricia Gutiérrez salió y fue nombrada Alicia Arango, quien ha tenido buena acogida entre los parlamentarios y su tono, conocido por el país, le permite decir y defender, sin tapujos, las propuestas del Gobierno.
Asimismo, tras la salida de Juan Pablo Uribe del Ministerio de Salud, y de Andrés Valencia del de Agricultura, y la misma Arango del de Trabajo, Duque le abrió la puerta en su gabinete a tres partidos políticos: Cambio Radical, el Partido de La U y el Conservador.
La meta: aprobar reformas
Los nombramientos de los nuevos ministros significó un punto de quiebre en la forma en la que Duque conformó su equipo, ante la urgencia de mejorar sus relaciones con el Congreso. Esto, porque la agenda legislativa, con proyectos como las reformas a la justicia, laboral y pensional, es ambiciosa, pero difícil de y tramitar.
Cuando aún era ministra de Trabajo, Arango anunció que el Gobierno presentará una reforma laboral que incluiría el modelo de contratación por horas. Ahora Ángel Custodio Cabrera, su reemplazo, deberá presentar dicho proyecto.
Pero no será un camino de rosas, desde la U han insistido que no darán un apoyo a ciegas. “Está muy equivocado cualquier gobierno que cree que nombrando personas va a beneficiar a la gobernabilidad”, dijo Aurelio Iragorri, presidente de la colectividad, a EL COLOMBIANO.
Postura similar a la del representante John Cárdenas, también de la U, quien afirmó: “nosotros no nos comprometemos de manera automática con ninguna agenda”.
En otra esquina, nombrar a Valencia como ministro de Agricultura le dio un respiro a Duque en su relación con el Partido Conservador, que, desde el principio, lo acompañó en el Congreso. “Nosotros siempre hemos acompañado al gobierno, pero exigíamos participación”, dijo Carlos Wills, representante de las toldas azules.
No obstante, aunque se espera una cosecha legislativa mejor, para el analista político Carlos Andrés Arias, los cambios ministeriales “son algo que el presidente Duque debió hacer hace mucho. Es un ejercicio que se demoró en ratificar”. Ahora, cuando el presidente cumple 17 meses de Gobierno, es necesario avanzar con agilidad si lo que pretende es cumplir con lo planteado en el Plan de Desarrollo.