La política de paz del presidente Gustavo Petro atraviesa por una crisis que ya resuena hasta en medios internacionales que antes se dedicaban a alabar los esfuerzos por cesar el conflicto. En un artículo dedicado a hablar del Gobierno, la prestigiosa revista The Economist dijo que la paz total era “ambiciosa” y estaba “más inestable que nunca”.
Pero, si afuera llueve por acá no escampa. Como si se tratara de darle la razón a esas críticas, las negociaciones que avanzan a paso lento en el país le están dando duros sablazos al presidente: por un lado, las disidencias de Iván Mordisco conocidas como el Estado Mayor Central aseguraron este viernes que el cese al fuego estaba en crisis y amenazaron con retomar las operaciones contra el Ejército.
Por el otro, Petro y su gabinete defienden a toda costa las leyes que le darán piso jurídico a la paz total y que aún están estancadas en el Congreso, donde la bancada de Gobierno no ha logrado alcanzar las mayorías para aprobar la Ley de narcobandas y de jurisdicción agraria, entre otras.
La crisis, que viene larga y tendida desde que Petro decretó un fallido cese al fuego con cinco estructuras armadas, fue bien resumida por la revista inglesa que es una de las más prestigiosas del mundo por su especialidad en relaciones internacionales y economía.
“La paz total tambalea”
El duro análisis de The Economist hace un recuento de todas las decisiones que ha tomado Petro en materia de paz desde que llegó al poder y crítica los recientes escándalos que involucraron a Nicolás y Fernando Petro, hijo y hermano del presidente, en cuestionamientos por presunta corrupción relacionada con dineros del narcotráfico.
Para empezar, la revista dijo que los planes de Petro siempre fueron ambiciosos por tratar de alcanzar la paz total en un país “plagado de conflictos” y recordó el cese al fuego con los cinco grupos armados “más grandes del país” fracasó porque el ELN confirmó que “nunca se inscribió a él en primer lugar” y porque Petro se vio obligado a terminar el cese al fuego con el Clan del Golfo tras los ataques insistentes contra la Fuerza Pública.
“De manera similar –escribió The Economist– el ELN atacó el 29 de marzo una base militar en Catatumbo, un área en la frontera con Venezuela donde se cultiva coca. Nueve soldados murieron. Menos de un mes antes, un campesino y un policía fueron asesinados durante huelgas campesinas en Caquetá, más de 70 policías fueron tomados como rehenes por un día”.
Por todo eso, la revista concluyó su artículo con que “la ‘paz total’ parece más un eslogan que un objetivo alcanzable”, con lo que cuestionó el verdadero impacto de la bandera política más importante de Petro y su gabinete desde que llegó al Gobierno.
Las sombras internas
Pero, mientras el artículo generaba ruido fuera del país, al interior también se gestaban batallas que han tenido a la Casa de Nariño entre una pelea y otra.
Desde el Consejo de Seguridad de la ONU, el canciller Álvaro Leyva propuso crear una comisión internacional que investigue los supuestos entrampamientos al Acuerdo de Paz con la extinta guerrilla de las Farc.
Pese a que era obvio que él se refería a buena parte del caso de Jesús Santrich, quien abandonó el Acuerdo y retomó las armas por supuestas trampas de la Fiscalía, Leyva salió a decir que “nunca había mencionado nombres” en esa propuesta con lo que se desligó de señalar qué casos investigar puntualmente o quiénes serían los presuntos responsables.
En medio de esas disputas, el Gobierno decidió recientemente que el alto comisionado para la paz, Danilo Rueda, estaba desbordado de responsabilidad y que, por ende, debía ser desligado del cumplimiento del Acuerdo de Paz.
Pese a que el mensaje cayó bien en expertos como Humberto de la Calle, exjefe negociador de paz, al interior del Gobierno hubo molestias por la supuesta creación de una dirección que dejaría como subalternas a direcciones como la Unidad de Víctimas, la restitución de tierras y la sustitución de cultivos de uso ilícito.
Así las cosas, el proceso que más ha avanzado es la negociación de paz con el ELN, con quien el Gobierno ya ha sostenido dos ciclos de conversación y está a la espera de un tercero que se realizará desde principios de mayo en La Habana, Cuba.
Pese a eso, la guerrilla no deja de criticar al jefe de Estado a través de canales oficiales y las redes sociales de Antonio García, su máximo comandante.
Por ahora, el alto comisionado para la paz, Danilo Rueda, se prepara para anunciar oficialmente el mecanismo de verificación de cese al fuego con la guerrilla de Iván Mordisco que será instalado el próximo 26 de abril.
Mientras eso ocurre, el presidente Petro tendrá su oportunidad de conversar directamente con su homólogo estadounidense, Joe Biden, para proponerle cambios en la política de drogas y en los tratados de extradición, dos puntos que serán claves para las negociaciones del gobierno con las bandas narcoparamilitares del paí