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Esta es la ruta para Colombia después de la Cumbre Climática

  • Proteger los páramos es apenas una de las 15 tareas urgentes
    Proteger los páramos es apenas una de las 15 tareas urgentes
12 de diciembre de 2020
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Tal como lo había anunciado hace un par de semanas, el Gobierno se comprometió este sábado ante el mundo, en medio de la Cumbre Climática, a reducir en un 51 por ciento las emisiones de gases efecto invernadero de cara al 2030.

El presidente Iván Duque precisó que aunque “Colombia solamente emite el 0,4 por ciento de los gases efecto invernadero, es uno de los países más expuestos a los efectos del cambio climático”.

Por tal razón, reiteró, la nueva meta fijada exige del país el cumplimiento de una serie de acciones sin las cuales será imposible hacerle frente eficazmente durante la próxima década a los efectos del cambio climático que ya se sienten en varias regiones del país.

El exministro de Ambiente, Ricardo Lozano, quien estuvo entre 2018 y el pasado mes de septiembre al frente de la Cartera, y lideró varias de las estrategias ambientales que hoy orientan al país, analizó para EL COLOMBIANO lo que viene para el país después de los anuncios en esta Cumbre Climática.

“Los científicos del mundo nos han recordado durante los últimos 30 años la relación directa que existe entre el cambio climático, la erradicación de la pobreza y la reducción de la inequidad.

Limitar el aumento de la temperatura de 1,5 °C, en vez de 2°C por encima de los niveles preindustriales evita que más personas pobres se expongan a los grandes impactos climáticos. Los efectos de los huracanes IOTA y ETA nos recuerdan lo vulnerables que somos, especialmente, las personas necesitadas más expuestas y sensibles a los cada vez más inciertos comportamientos del clima y de las tormentas tropicales en el caribe. Según el IPCC, comprometerse con una mayor ambición para limitar el aumento de los gases efecto invernadero, disminuiría los riesgos de los más pobres que experimentan inseguridad alimentaria y de agua potable, así como de los impactos adversos para la salud y por supuesto pérdidas económicas, en particular, en regiones que ya enfrentan desafíos de desarrollo a través de la agricultura o de la pesca.

Es por esto que el gobierno nacional asumió una nueva ambición: pasar del 20% al 51% su meta de reducción de gases efecto invernadero - GEI para el año 2030, para contribuir en la limitación del aumento de la temperatura de 1,5 °C.

Esta nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para el periodo 2020-2030, incorpora la mitigación de Gases Efecto Invernadero (GEI), la adaptación al cambio climático, y los medios de implementación como componente transversal e instrumental de las políticas y acciones para el desarrollo bajo en carbono, adaptado y resiliente al clima. Esta nueva meta orienta un nuevo y real desarrollo del país bajo en carbono dada la vulnerabilidad económica y social de su gente ante eventos hidrometeorológicos y sus costos asociados; incluyendo la atención de desastres, las afectaciones sobre la infraestructura y la reducción de la productividad.

Este nuevo compromiso además apalanca las sinergias necesarias y programas para salir adelante en esta crisis sanitaria y económica generada por el COVID-19, dado que esta reactivación económica requiere un uso eficiente de los recursos y la integración de la agenda del cambio climático con los procesos en curso a través de soluciones basadas en la naturaleza y en nuestras comunidades como lo son:

• Desarrollar la política forestal nacional: dicha política deberá orientar el camino del desarrollo sostenible basada en una economía forestal así como implementar la estrategia nacional de restauración de más de 300.000 hectáreas degradadas, con la siembra 180 millones de árboles nativos para el 2022. Se estima que su puesta en marcha generará cerca de 50.800 empleos, promoviendo la competitividad y diversificación de la economía, la generación de ingresos a población vulnerable y la protección del capital natural del país, con una inversión de USD $107 millones en los próximos dos años.

Implementar más de 3.800 negocios verdes para 2022 en las comunidades mas vulnerables con formacion, capacitación y mercadeo a nivel digital.

• Actualizar la normatividad de la economía circular para diversificar la generación de empleos a partir de actividades de valoración de los residuos y generación de ingresos y formalización de recicladores y sus asociaciones.

• Incrementar el Pago por Servicios Ambientales (PSA), conservando 160.000 hectáreas que generarán ingresos para 13.000 familias, ubicadas en 18 departamentos, cobijando 303 municipios con compensación por conservación.

• Transformar nuestras ciudades en Biodiverciudades: protegeremos la estructura ecológica principal sobre la cual se sustenta el desarrollo de los centros urbanos, así como el uso sostenible e inteligente de sus recursos, valiéndose de la vocación propia de su territorio y de sus ciudadanos, con un nuevo modelo de crecimiento y de negocios, haciendo uso de la innovación, investigación, cultura, tecnología y creatividad.

• Seguir luchando contra la deforestación. Entre el año 2018 y 2019 se logró evitar que más de 60.000 hectáreas de bosque natural fueran deforestadas

• Continuar incrementado el porcentaje de nuestra matriz energética con fuentes de energías renovables solar y eólica, así como el desarrollo de un ambicioso programa de movilidad limpia con combustibles limpios y cero emisiones.

Este 51% es un ejemplo para todos los gobiernos. Para cumplir esta meta histórica de emitir 169 MtCO2 para el 2030, necesitamos:

• Acabar de manera definitiva con el flagelo de la deforestación. Es decir, llevar su tasa de deforestación a cero. Para ello debemos seguir consolidando los pilares de equidad, legalidad y emprendimiento con incentivos económicos a las comunidades y mujeres que habitan nuestros bosques.

• Que cada sector económico, de acuerdo con el resultado de este ejercicio, se comprometa con metas más ambiciosas y avance en su hoja de ruta sostenible, entendiendo que los eventos extremos del clima seguirán golpeando a la agricultura, a las hidroeléctricas, a la infraestructura y a los territorios más vulnerables.

• Que todas las ciudades sean Biodiverciudades. Que tengan organizado la separación de basuras, que los corredores verdes se multipliquen con ciclorutas. Debemos multiplicar por tres el ingreso de vehículos de cero emisiones a nuestras ciudades, reducir la contaminación del aire especialmente la reducción del carbono negro, es decir las partículas dañinas para la salud, entre otras.

• Evitar y controlar los incendios forestales, especialmente, en las regiones y ecosistemas más vulnerables del país

• Multiplicar por 3 la siembra de árboles para el 2030. Lograr un mínimo de 400 millones de individuos sembrados, en más de 800 mil hectáreas restauradas de áreas desprovistas de cobertura vegetal, incluidas las áreas de manglar.

• Multiplicar por 4 el compromiso del sector privado. Las fuentes de emisión de estos gases provienen principalmente del mal uso de suelos. En los proyectos agroforestales y silvopastoriles está el futuro de estas economías

• Reducir las emisiones de carbono negro (partículas dañinas a la salud que emiten los vehículos al hacer la combustión en las calles) en un 50% a 2030, respecto a los niveles de emisión de 2014, excluyendo de esta meta los incendios forestales.

• Debemos escalar de manera acelerada el programa de cupos transables de emisiones de gases efecto invernadero - GEI a más actores el sector privado.

• Incrementar desde los territorios los escenarios de participación efectiva, abierta e incluyente, para reducir las brechas sociales, empoderar y proteger a los protectores de nuestros bosques y compartir y monitorear sus beneficios

• Consolidar y acelerar el proceso de construcción del marco global para la biodiversidad posterior a 2020, bajo el Convenio sobre Diversidad Biológica, y cuyas discusiones fueron canceladas, y de la cual seremos sede de esta Pre-COP el próximo año en la ciudad de Cali, de la que esperamos salgan nuevas y más ambiciosas metas globales de conservación de la biodiversidad.

El marco global para la biodiversidad posterior al año 2020, es la gran oportunidad para que desde el más alto nivel adoptemos medidas que nos permitan alcanzar al año 2050 una visión global de vivir en armonía con la naturaleza, protegiendo al menos el 30 por ciento de las áreas terrestres y marinas del planeta para el 2030; alcanzando patrones de producción y consumo sostenibles en sectores con mayor impacto ambiental: integrando la protección de la biodiversidad en la planificación y gestión de los sectores y ministerios; comprometiéndose con soluciones basadas en la naturaleza como herramientas costo-efectivas para generar empleos e impulsar el crecimiento económico, incrementando la movilización de recursos de todas las fuentes para proteger la biodiversidad y estabilizar el clima.

No podemos permitir que la vida se nos siga quedando atrás. El gobierno y el país ha demostrado que tiene mucho para contar”.

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