Con apenas 24 años, Fabián Guillermo Espinosa Arboleda, alias Cancharino, acumuló un amplio prontuario criminal. Era uno de los hombres más importantes para las finanzas de las disidencias bajo el mando de Calarcá, estructura a la que le aportaba hasta $4.000 millones mensuales en extorsiones.
Por su captura, las autoridades ofrecían una recompensa de $300 millones. Su nombre y alias sembraban terror entre los comerciantes de Caquetá, Huila, Meta, Tolima y Guaviare, a quienes exigía millonarias sumas en extorsiones, mientras repartía amenazas.
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Este temido disidente fue abatido en operaciones militares realizadas por el Ejército y la Policía en el municipio de Rovira, cerca a Ibagué, en el quinto intento de las autoridades por capturarlo.
De ‘Cancharino’ se sabe que fue reclutado en Caquetá a los 16 años. Una vez dentro del bloque, Jorge Suárez Briceño, ascendió rápidamente gracias a sus sangrientas prácticas para el cobro de extorsiones y sus métodos violentos. En su contra, pesaban órdenes de captura por extorsión, reclutamiento forzado de menores y concierto para delinquir con fines de homicidio.