Tanto para el Gobierno nacional como para Farc, la reincorporación de los excombatientes a la vida civil es una de las principales bases para que se pueda pensar en un posconflicto con garantías y, para que eso suceda, esas personas deben contar con un sustento económico.
Los proyectos productivos son una alternativa, y en lo pactado entre las partes después del proceso de paz, se logró que cada exguerrillero de las Farc recibiera ocho millones de pesos, que serían invertidos en alguna idea, individual o colectiva, que sirva para garantizar una mejor calidad de vida.
Para Julio de 2017, la Universidad Nacional publicó un censo socioeconómico de la población fariana y lo que encontró es que de los 13.093 exguerrilleros de las Farc que fueron acreditados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz después de la dejación de armas, 10.015 tenían interés en iniciar un proyecto productivo para su reincorporación a la civilidad.
El estudio también arrojó que el 60% de esas personas mostró interés en iniciar un proyecto en actividades agropecuarias en granjas integrales, el 39% en programas de construcción y mejoramiento de vivienda, el 37% en construcción y mantenimiento de vías, escuelas, puestos de salud y acueductos veredales y otro 37% en mercados campesinos.
Según cifras de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, 1.501 excombatientes están vinculados a emprendimientos individuales, un número todavía lejano al total de personas que están en proceso de reintegración a la civilidad, además, se han aprobado un total de 182 proyectos y se han desembolsado 10.736 millones de pesos en 36 ideas que han cumplido con los requisitos (ver ayuda).
Para Emilio José Archila, alto consejero presidencial para el Posconflicto, el ritmo que lleva el actual gobierno es positivo en comparación a lo que se había adelantado con la pasada administración, y afirmó que en las iniciativas colectivas, que deben ser aprobadas por el Consejo Nacional de Reincorporación, “no tenemos ni un solo proyecto que esté en nivel de formulación o que no hayamos aprobado o hecho las recomendaciones correspondientes”. Agrega que la actual presidencia se ha dedicado también a capacitar a los exguerrilleros para que se presenten ideas sólidas que puedan ser aprobadas con más facilidad.
“Nosotros encontramos que habían algunas deficiencias en la manera como estaban estructurándose esos proyectos y hemos fortalecido la formulación sustancialmente; estamos apoyando con diferentes entidades que se ocupan en el gobierno de apoyar empresarios”, dijo Archila.
La meta, según el funcionario, es que para agosto de este año, “tengamos a todos los excombatientes o dentro o en una ruta de un proyecto productivo, con un empleo o en línea de posibilidad concreta de estar en uno”.
Por su parte desde la Farc, Luis René Medina, delegado de ese grupo político ante el Consejo Nacional de Reintegración, expresó que se valora el esfuerzo de muchos excombatientes por salir adelante con sus ideas a pesar de la falta de ayuda, pero reconoce que actualmente se ha mejorado en el ritmo de aprobación de proyectos, aunque advierte que eso es solo el principio, además de los problemas que hay con el presupuesto.
“Hasta ahora estamos iniciando con esta nueva administración y es muy temprano para decir si es mucho mejor la implementación, se han aprobado muchas iniciativas, sí, pero una cosa es aprobarlos en la mesa y otra es la implementación de los mismos, y eso inicia con el desembolso de los recursos y esa etapa solo ha llegado a dos proyectos productivos grandes de los 22 aprobados hasta ahora”, argumentó Medina.
ONU, vital en el proceso
La Misión de Verificación de la ONU en Colombia cumple un papel fundamental en la vigilancia y desarrollo de los proyectos productivos de los exintegrantes de las Farc.
En términos generales, el último informe del secretario general de ese organismo, António Guterres, resaltó el esfuerzo que está haciendo el Gobierno de Colombia, pero también pidió más celeridad para que muchos de los proyectos sean efectivos, sobre todo si aún no se decide que va a pasar a partir de agosto de este año cuando se termine la ayuda económica a los farianos y también los Espacios Territoriales de Capacitación, ETCR.
“Es importante decir que la gran mayoría de excombatientes están trabajando, están ejecutando proyectos, es decir están dedicado a su reinserción. En los ETCR hay en ejecución cerca de 294 iniciativas productivas, un número importante que da la pauta del nivel de trabajo. La mayoría de estas iniciativas, cerca de 190 se autofinancian y consisten en cultivos agrícolas, pesca, ganadería, textiles, comercio, turismo”, dijo Raul Rosende, Jefe de Verificación de la ONU en Colombia, quien agregó que “hemos visto que en el Consejo Nacional de Reincorporación hay una aceleración en la aprobación de proyectos colectivos y eso es positivo”.
De todas las actividades y proyectos productivos que se han presentado en el país, el 25% está en Antioquia, según lo dice Francesc Claret, jefe de la ONU en esta región del país.
“En esta parte de Colombia hay iniciativas muy interesantes. Se está impulsando, pero necesitamos avanzar más rápido porque se trata del sostenimiento de toda la reincorporación”, resaltó Francesc.
En el departamento, la ONU resalta dos proyectos en los que ya se dio el desembolso del dinero y que ya tiene trabajos para su desarrollo y sostenimiento. “Es uno de piscicultura en la vereda La Plancha de Anorí y uno de internet en la vereda Santa Lucía de Ituango. Estas iniciativas tienen una mayor magnitud”, añadió Claret.
Aún con las adversidades, la voluntad de darle un giro de 180 grados a sus vidas y las ganas de salir adelante ante una nueva oportunidad sin armas, ha llevado a que muchos exintegrantes de la antigua guerrilla de las Farc se las ingenien para sacar adelante sus ideas, las cuales no hacen parte del común denominador, como las iniciativas relacionadas con el agro o construcción, y por eso la apuesta es por algo diferente (tres ideas que les mostramos), que les garantice un futuro mejor lejos de la guerra.
NACE LA CERVEZA ARTESANAL LA ROJA
En medio del proceso de dejación de armas, varios guerrilleros se reunieron en uno de los puntos de concentración (ahora ETCR) ubicado en la vereda La Fila, municipio de Icononzo, Tolima, y realizaron una lluvia de ideas. Algunos de ellos, que durante su vida en la guerra habían tenido experiencia con bebidas artesanales, propusieron crear una cerveza propia y a la mayoría les sonó la idea. Semanas después, como lo cuenta Valentina Beltrán, excombatiente del Bloque Oriental, se tuvo una reunión con un profesor de la Universidad Externado, quien compartió su conocimiento en la elaboración de cerveza artesanal. Ahí empezó todo y poco a poco ese sueño empezó a tomar forma. “Todo inició con un intercambio de experiencias y cuando menos pensamos ya teníamos una primera producción que fue para que todos le diéramos el visto bueno al producto, incluso la comunidad ayudó en esa evaluación y, por fortuna, a todos nos gustó. Nos dio mucha alegría saber que esto ya era una realidad y que podíamos estar al frente de nuestro futuro”, comentó Valentina, quien hace parte de los 20 impulsadores de este proyecto productivo. Después de que fue probada por la comunidad y también por otras personas expertas en cervezas artesanales, se empezó el proceso para darle un nombre y después de varias opciones fue elegido La Roja. Actualmente se trabaja en el registro del nombre y en sacar adelante una segunda producción, “ya que la primera, que fue de unos 150 litros, se agotó muy rápido en diciembre, porque todos querían llevar de navidad el producto”, añade Valentina.
Estos excombatientes quieren seguir creciendo y llegar a tener una planta con capacidad de hasta 3.000 litros. “Estamos tocando puertas para tener los recursos y poder pensar en más producción, lo que queremos es que esto nos permita consolidar este proyecto para garantizar la reincorporación de las mujeres y hombres excombatientes”. La cerveza tiene un precio de 5 mil pesos y se puede pedir por encargo a @LaRojaCerveza.
Durante la guerra con las Farc, el frente 36 de esa guerrilla fue uno de los más activos en Antioquia y tuvo presencia en el norte y nordeste del departamento. Dentro de su organización contaban con su propia sastrería que confeccionaba todo el material de intendencia como morrales, sudaderas, pantalones, carpas, entre otros elementos que necesitaban los guerrilleros. Cuando ocurrió la dejación de armas sus integrantes se concentraron en el ETCR de la vereda La Plancha, municipio de Anorí, la sastrería quedó abandonada. “Después de la dejación empezamos a ver que los recursos de la reincorporación no llegaban, que el Estado empezaba a incumplir y los tiempos se empezaban a alargar. Los muchachos y las muchachas del frente decidieron de manera autónoma reiniciar el trabajo de la sastrería ya desde el punto de vista legal para empezar a producir y generar sostenimiento en el espacio territorial y así nace Confecciones La Montaña”, explica Martín Batallas, miembro de Farc y uno de los encargados de este proyecto. En total son 10 personas, con sus núcleos familiares, las que trabajan en la producción de esta pequeña empresa y como cuenta Martín, la mayoría de ellas con algún tipo de discapacidad generada por la guerra. “Son excombatientes que en medio del conflicto sufrieron algún tipo de herida, entonces acá están intentando salir adelante”.
Confecciones La Montaña ya es conocida en Anorí y sus veredas; allí los campesinos de esa población del nordeste de Antioquia conoce sus productos (mochilas, pantalones, chalecos, bolsos y riñoneras) pero la idea de quienes manejan el proyecto es darse a conocer en el país por medio de las redes sociales (@confecciones_lamontana07 en Facebook y confecciones_lamontana en Instagram), no solo con sus productos, también con su intención de sacar adelante el proceso de paz y su implementación. “Queremos que más excombatientes tengan la oportunidad de una reincorporación exitosa y por eso le apostamos a un producto que cuenta con mucha experiencia”, añadió Martín.
En medio de reuniones con las comunidades realizadas en el segundo semestre del año pasado, siete mujeres excombatientes de las Farc, que están en el ETCR ubicado en Miranda, Cauca, tomaron muy en serio la petición que les hizo una líder social de la región: hacer muñecas. Desde entonces se dedican a fabricarlas con la idea de llegar a comercializarlas y poder tener sostenibilidad que ayude con su reincorporación a la vida civil. “Nosotras no sabíamos mucho del tema, pero poco a poco le cogimos amor y ya tenemos adelantado toda esta iniciativa. Por el momento este proyecto se llama Muñecas Combatientes Por la Vida, aunque no es definitivo, y cada una viene con diferentes vestidos y una pequeña canasta que puede traer diferentes semillas, como un tipo de homenaje a los campesinos”, dice Sandra, una de las involucradas en esta particular idea.
Este proyecto apenas está dando sus primeros pasos, y aunque Sandra reconoce que ellas han recibido ayuda de Naciones Unidas, dice que todavía les falta capacitación para poder volver productiva esta idea. “Ahora en febrero vamos a recibir una capacitación del SENA para manejar mejor algunas máquinas que nos entregaron y la idea es que podamos tener la capacidad de diseñar mejor las muñecas y poder confeccionarlas”. Lo que viene para este grupo de mujeres que le apostó a este proyecto productivo es pensar la mejor manera para que las Muñecas Combatientes por la Vida se conviertan en una microempresa que involucre a la comunidad de Miranda, y que le pueda ofrecer trabajo a los exguerrilleros y sus familias.
“Estamos a la espera de lo que viene. Por el momento, nosotras seguiremos trabajando y creemos que este año los productos puedan ser mostrados en algunos centros educativos del departamento y, por qué no, empezar a tener algunos pedidos para vender las muñecas. Creemos en esta idea y queremos que sea el camino para la reconciliación y reintegración de todos nosotros a la civilidad”, señaló Sandra.
18.000
dólares es el tope que reciben algunos proyectos de la comunidad internacional.
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proyectos productivos en Antioquia han recibido ayuda económica de la ONU