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El caso Samboní y por qué los Uribe Noguera quedan libres

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09 de agosto de 2019
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A las 9:28 de la mañana del domingo 4 de diciembre de 2016 se comenzó a gestar un crimen que conmovió a todo el país. Una niña de 7 años llamada Yuliana Samboní fue raptada mientras jugaba en el barrio Bosque Calderón en la localidad bogotana de Chapinero por un arquitecto de 38 años llamado Rafael Uribe Noguera.

Lea: Absuelven a los Uribe Noguera en caso de Yuliana Samboní

El hombre llevó a la menor de edad a su apartamento en el edificio Equus 66 del barrio Chapinero Alto, abusó sexualmente de ella, la torturó y después la asfixió hasta la muerte.

Por este crimen, Rafael fue condenado a 58 años de cárcel y se encuentra hoy en La Tramacúa de Valledupar. Esta es una de las condenas más altas que se haya emitido por el delito de feminicidio. A la par fue sentenciado por secuestro y acceso carnal violento.

Pero este crimen que conmovió al país y revivió el debate sobre la cadena perpetua para abusadores, la castración química y la pena de muerte, le faltaba un eslabón y era la decisión en el caso que enfrentaban sus hermanos Catalina y Francisco Uribe Noguera, por presuntamente alterar la escena donde ocurrió el crimen.

Estas son las fechas clave para entender este proceso:

Sus hermanos fueron absueltos este viernes. En la audiencia de lectura del sentido del fallo, el juez señaló que “no hubo pruebas suficientes para hallar responsables a los hermanos” de los cargos.

A la salida de la audiencia, Francisco, en medio de lágrimas, dijo que “este ha sido un camino en el que hemos aprendido muchas cosas en el que gracias a Dios hemos sido absueltos (...) fue un hecho desastroso que afectó a ambas familias”.

En concreto, los hermanos eran acusados de ocultamiento o destrucción del material probatorio que implicaba a su hermano en la violación y asesinato de la niña.

A lo largo del juicio, el delegado del ente acusador insistió en que la pareja de hermanos destruyó información relevante para el caso, concretamente registros de interacciones telefónicas a través de WhatsApp, que Rafael sostuvo con ellos minutos después del cometido el crimen.

Los descubrimientos del supuesto entorpecimiento a la justicia se anunciaron en el mismo mes del crimen cuando el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez sorprendió al país revelando que la actuación de Catalina y Francisco “pudo haber sido la génesis de una obstrucción a la justicia”.

Un mes después de los hechos, y a la par con las diligencias en contra de Rafael, a los hermanos Catalina y Francisco les dieron el país por cárcel, es decir que no podían salir del territorio nacional por orden de un juez penal de Bogotá.

Lo que pudo demostrar la Fiscalía

La Fiscalía pudo demostrar mucho de lo ocurrido en el caso de Yuliana, pero no el ocultamiento y destrucción de pruebas. En el juicio se conocieron los videos de las cámaras de seguridad cuando Rafael en una camioneta familiar raptaba a la menor en Chapinero. También cuando la niña llegó viva al apartamento 603 del edificio Equus 66 y forcejeaba con su secuestrador.

Los policías que inspeccionaron el apartamento encontraron el cuerpo de Yuliana escondido en el jacuzzi. Hallaron la ropa de la niña en el baño, una pulsera y la chaqueta de Uribe Noguera. En la camioneta de la esposa de Francisco Uribe, hermano del acusado y que tenía en ese momento Rafael, encontraron uno de los zapatos de la menor.

Lea: Yuliana Samboní: el crimen que indignó a Colombia

Medicina Legal, por su parte, confirmó que Yuliana fue abusada, torturada y estrangulada. Se encontraron además muestras biológicas de Rafael Uribe en el cadáver de la menor y días después él mismo confesó su crimen en un interrogatorio.

El día del crimen Rafael fue internado por un problema cardiaco en la Clínica Vascular Navarra, donde encontraron que habría consumido cocaína y aguardiente cinco horas antes de llegar al centro asistencial.

En los videos de las cámaras de seguridad del edificio y en la bitácora del celador del edificio Fernando Merchán, quien se quitó la vida pocos días después, quedó registrado que los hermanos de Rafael, Francisco y Catalina Uribe habían entrado al apartamento 603 del edificio Equus 66 el día del crimen entre las 3:30 y las 3:40 de la tarde y a las 5:27 de la tarde se registra la salida de los dos acompañadas de Rafael. ¿Qué pasó en esas dos horas? Se pregunta la Fiscalía.

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Los hermanos Uribe Nogera argumentan que el tiempo que pasaron en el edificio se prolongó tratando de entrar al apartamento. Las cámaras de seguridad muestran al hermano en la terraza gritando hacia los apartamentos inferiores y luego tratando de ingresar.

La Fiscalía estableció también que el vigilante no dijo toda la verdad, pues aunque las cámaras muestran cuando ve entrar a Yuliana en compañía de Uribe, este indicó que el arquitecto no había estado en el apartamento.

Lo que no pudo demostrar la Fiscalía

Según la Fiscalía, el cuerpo de Yuliana fue lavado, cubierto con aceite y escondido en un compartimiento del jacuzzi. Pero los hermanos Catalina y Francisco aseguran que ellos nunca lo vieron y que sólo se enteraron del crimen cuando estaban en la clínica. Francisco por confesión de su hermano y Catalina cuando una investigadora del Gaula le contó lo ocurrido.

Cabe señalar, que según la esposa de Francisco, ellos se enteraron del secuestro de la menor luego de una llamada del Gaula por lo que comenzaron a buscar a Rafael, que conducía la camioneta de su cuñada en ese momento.

Confesaron además que al ingresar a la vivienda Rafael les confesó que se había llevado a Yuliana, pero que esta se había lanzado del vehículo por lo que dejó un zapato en el interior del auto.

Según Francisco, este comenzó a gritarle a Rafael y le decía que esa niña tenía la edad de su hija. Del mismo modo, indicó que habría llamado a un abogado y mientras hablaba con él, Catalina perseguía a Rafael para que no atentara contra su vida.

Por otro lado, indicaron que a su hermano se bañaba con aceite de cocina cada vez que consumía drogas y alcohol y sería uno de los motivos por los que Yuliana estaba cubierta de ese líquido. Negaron haber alterado la escena del crimen.

La hipótesis de la Fiscalía era que Rafael había sido internado para desviar la investigación y evadir la responsabilidad. El ente acusador dijo que esa patología no era una emergencia vital, pero los médicos que lo atendieron señalaron que “esta patología era de alto riesgo y que ameritaba atención prioritaria”. “No se entiende por qué la Fiscalía expuso esa teoría cuando los propios galenos dicen lo contrario”, aseguró el juez.

Por otro lado, se refirió a las pruebas entregadas por la Fiscalía este año, un video del ingreso de los hermanos al edificio Equus 66, además mensajes de WhatsApp recuperados por agencias estadounidenses que hicieron trabajo forense a los teléfonos de los implicados de este caso.

Según el juez, estos mensajes entre los hermanos y Rafael no se lograron recuperar y tampoco fue posible confirmar el tipo de datos que intercambiaron o qué fue lo que se escribieron entre ellos el día del crimen. Solo que los acusados borraron unos mensajes. “El despacho no puede entrar a suponer nada”, afirmó el juez y agregó que las conversaciones eran “normales, que no los incrimina”.

“Si se escudriña cada uno de los informes se observa que no se encuentra mensaje que denote destrucción de material probatorio”, agregan.

Del mismo modo, agregó que la familia fue la que avisó a las autoridades sobre la ubicación de Rafael. “Es la misma familia la que entrega a su hermano”, confirmó el juez, pese a que existe un mandato constitucional que ampara a las personas a no declarar o incriminar contra familiares en primer grado de consanguinidad.

Tenían toda la capacidad económica para hacer otra cosa... También pudieron ocultar el cadáver y no lo hicieron”, agregó.

Señaló por último que la Fiscalía no pudo demostrar que actuaron con la intención de cometer un delito. Y que además Fernando llevó a los agentes del Gaula hasta el edificio donde ocurrieron los hechos y le dio la ubicación de su hermano que estaba en la clínica.

La Fiscalía al final del fallo del juez apeló la decisión la cual llegará al Tribunal Superior de Bogotá en decisión de segunda instancia. Habrá que esperar si la Fiscalía revela nuevas pruebas y argumenta mejor su caso.

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