Pocos meses antes de que termine su periodo constitucional y cuando el presidente Iván Duque evalúa las hojas de vida que ternará ante la Cámara, EL COLOMBIANO habló con Carlos Alfonso Negret sobre su paso por la Defensoría del Pueblo.
¿Cómo ha sido la experiencia de ser el defensor del pueblo?
“Ha sido una experiencia transformadora en lo personal y en lo profesional. Sin dudas la mejor experiencia que haya podido tener. Me ha cambiado la vida en cada comunidad visitada y en cada kilómetro recorrido”.
¿Cómo un defensor del pueblo puede ser independiente si es ternado por el presidente de la República?
“Por dos razones. En primer lugar, porque el Defensor tiene un mandato claro frente a la defensa de los derechos humanos y de sus funciones se desprende su independencia. No es posible cumplir con ellas si no es de forma independiente. Y la segunda es que el diseño institucional de la Constitución del 91 contempla que el Defensor sea ternado por un Presidente, pero su mandato lo ejecuta la mitad del tiempo en el mandato del sucesor. Ahora, revise mis posturas y mis actuaciones: han sido coherentes desde que inicié independientemente del Gobierno”.
¿Cuántas misiones humanitarias realizó y cuáles fueron los principales resultados?
“Fueron más de 25 misiones. Escuchamos con nuestros equipos a las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes de la Colombia profunda, para comprender sus realidades y así incidir en la agenda nacional. Visibilizamos así, por ejemplo, la crisis humanitaria del Pacífico, la violencia contra líderes sociales y defensores de derechos humanos. Gracias a ello, por ejemplo, logramos que los informes de los organismos internacionales siempre referenciaran nuestro trabajo y visión de los territorios. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Misión de Verificación, la MAPP OEA, el Instituto Kroc, el Relator Especial sobre Defensores de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la CIDH, entre otras”.
¿Hay en el Gobierno interés por atender las alertas tempranas emitidas por la Defensoría?
“No tengo la menor duda que en este país tenemos un consenso frente a la construcción de paz y la necesidad de prevenir la violencia. No importa desde qué orilla política: no queremos regresar a la guerra y no queremos perder la oportunidad de vivir en paz. El presidente Duque en todas las oportunidades que ha tenido ha reconocido el trabajo de la Defensoría y la importancia de nuestro rol de advertencia. Sé de sus orientaciones al Gobierno Nacional de atenderlas con celeridad y eficacia. Asimismo lo he podido percibir de un número significativo de autoridades locales. Por supuesto que hay brechas significativas, por ejemplo en la focalización de acciones y en la posibilidad de mejorar la capacidad técnica de respuesta. Pero no olvidemos que lo que advierte la Defensoría es el uso indiscriminado de la violencia y este tiene por característica su arbitrariedad y aleatoriedad”.
¿Cuáles serían las recomendaciones para su sucesor?
“Dos muy sencillas. Paciencia y disposición para escuchar. Para escuchar a todo aquel o aquella que quiera transmitirle un problema, una angustia o un miedo al defensor. Escuchar con disposición y sin prejuicios. Y así mismo actuar con integridad. Actuar con la convicción de que la defensa de los derechos humanos en Colombia es una tarea esencial que transforma vidas y merece decoro y honor a la responsabilidad” .