Cinco años después de que el fenómeno de La Niña afectara a cerca de 3 millones de colombianos e inundara regiones enteras de Atlántico, Bolívar y Magdalena, el país está mejor preparado para un desastre de esas proporciones porque hoy no solo hay obras claves de infraestructura sino porque se conoce el riesgo y la institucionalidad está andando.
Esto lo concluye Germán Arce, gerente del Fondo Adaptación, quien en conversación con EL COLOMBIANO advierte que aunque estamos mejor preparados, la adaptación puede tardar décadas. Revela que a la fecha ha entregado cerca de 13.000 obras en todo el país y que sus megaproyectos —Gramalote, Canal del Dique, La Mojana y el jarillón de Cali— avanzan a buen ritmo, pero que si llueve de nuevo en efecto algunas regiones, como La Mojana, se volverán a inundar porque sus ecosistemas son inundables.
¿Cómo ve hoy el territorio cinco años después de La Niña en 2010-2011?
“A nosotros nos crearon en diciembre de 2010 en el marco de la declaratoria de la emergencia, pero la institución empieza a operar en 2012. Lo que nos pasó en 2010 fue que 1.051 municipios reportaron algún tipo de afectación y terminó con 3 millones de damnificados. La institucionalidad pública no estaba preparada para atender un desastre de esos, a pesar de que teníamos experiencias como lo ocurrido en el Eje Cafetero o en Armero. Históricamente hemos atendido pequeñas emergencias, pero lo que pasó en 2010 fue descomunal, tanto así que algunas regiones estuvieron inundadas año y medio. Hubo lugares en los que solamente pudimos entrar como Estado casi dos años después que fue cuando se logró drenar La Mojana y el sur del Atlántico. Por esa razón, el Gobierno se vio en la obligación de crear la institucionalidad para atender un desastre”.
¿Y eso qué nos enseñó?
“Nos mostró lo vulnerables que somos como país al cambio climático. A raíz de eso se creó toda la institucionalidad, se hizo la ley de Gestión del Riesgo en 2012, se creó Colombia Humanitaria para atender a los damnificados. Al Fondo le encargaron una tarea que históricamente no se la habían dado a nadie y era reconstruir la infraestructura pública que se dañó de manera tal que en las siguientes emergencias no se volviera perder. Eso implicó una cosa que no habíamos hecho en el pasado y era sentarse a evaluar, sitio por sitio, cuál era la afectación y cuál era la mejor manera de reconstruir esa infraestructura pública mitigando ese riesgo. Eso significó ir, por todo el país, evaluando los terrenos para poder determinar cómo no replicamos el riesgo. Le repito, una de las grandes lecciones de esa tragedia fue que nos hizo entender lo vulnerables que somos”.
¿Ese nivel de
vulnerabilidad ha bajado?
“El conocimiento del riesgo baja la vulnerabilidad. Si usted sabe que su municipio está en un sitio que se enfrenta a x o y riesgo y puede construir un plan de reacción en caso de ocurrir una emergencia, se pueden salvar vidas. Gracias a la creación de esa institucionalidad que está asociada a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, que es la que tiene el mandato, hoy en día el país tiene una capacidad de reacción distinta. Lo que quiero decir con esto es que el país ha aprendido a reconocer que somos muy vulnerables y que se requiere que el Estado tenga una estrategia con el territorio, no solamente para atender los desastres sino también para comenzar a tomar decisiones que nos permitan mitigar y prevenir esos embates”.
¿Cómo van las obras de adaptación en Antioquia?
“Antioquia no fue uno de los departamentos más afectados por la ola invernal. El mayor nivel de afectación se concentró en el Caribe. En Antioquia tenemos una inversión de medio billón de pesos y un porcentaje muy grande de este recurso se fue en vías. Estamos interviniendo la autopista Medellín-Bogotá en donde atendemos 30 puntos críticos. Con esto quiero decirle que estábamos acostumbrados a que llovía, había un derrumbe, limpiábamos el derrumbe y listo. Ahora, lo estamos haciendo distinto: evaluamos el riesgo del corredor vial y ahí nos damos cuenta que es más económico hacer una inversión de largo plazo que permita que a pesar de las lluvias la movilidad en el corredor no se vea interrumpida, eso es lo que llamamos obras de mitigación. No estamos haciendo dobles calzadas ni estamos ampliando la red vial, nuestro trabajo es garantizar la conectividad de muchas de esas vías. En Antioquia tenemos 178.000 millones de pesos en inversiones en 44 puntos críticos de tres corredores: autopista Medellín-Bogotá, El Tigre-Santa Fe de Antioquia y La Mansa-Primavera”.
¿Cómo va la reconstrucción del sur del Atlántico?
“La fase de reconstrucción se está cerrando este año. Son muy poquitas obras las que nos hacen falta entregar para cerrar la fase de reconstrucción del Atlántico. Nos hacen falta dos colegios, tres reparaciones en infraestructura de acueductos y alcantarillados y nos quedan un poco menos de 500 viviendas por contratar de cerca de 5.000 que se destruyeron. Las intervenciones en el sector salud ya están entregadas. En Atlántico invertimos cerca de 465.000 millones de pesos en reconstrucción y a la fecha tenemos en ejecución 432.000 millones. Terminar esta reconstrucción es una de las metas de 2016 y esto es importante porque fue el departamento donde más afectación hubo y será el primero en donde cerraremos la fase de reconstrucción”.
¿En qué va el proyecto del Canal del Dique?
“Allá el tema es distinto. Estamos estructurando un proyecto para Cormagdalena para reestructurar el ecosistema. En ese sentido, estamos diseñando una obra multipropósito de la que no hay antecedentes en Colombia de algo parecido, donde estamos proponiendo una solución para restaurar un problema que viene mucho antes de las inundaciones de 2010. Ese proyecto está programado para terminar su fase de ingeniería de detalle a comienzos del segundo semestre de este año, pero esta obra no se ha empezado porque falta terminar de diseñar. Luego de esto se deben programar unas obras adicionales. Lo que sí hará el Fondo son las obras de control de inundaciones en esos centros poblados, pero esto es solo un componente de ese proyecto grande que es la restauración de todo el ecosistema del Canal del Dique que va desde Calamar hasta la Bahía de Cartagena”.
¿Cómo van los proyectos en La Mojana? Se lo pregunto porque muchos han dicho que si hoy vuelve a llover, La Mojana se vuelve a inundar...
“Eso pasa porque La Mojana es una zona de inundación. Ahí lo que tenemos es un problema de adaptación a ese ecosistema. Estamos estudiando un millón 100 mil hectáreas, once municipios, cuatro departamentos. Le insisto, la problemática de La Mojana no es que se inunde, allá lo que pasa es que ese es el servicio ecosistémico que presenta ese cuerpo de agua. Estamos haciendo dos cosas: obras de reconstrucción de infraestructura que se dañó y estamos haciendo un estudio para el Departamento Nacional de Planeación (DNP) que nos ayude a ordenar el territorio porque lo que no podemos seguir haciendo es atender damnificados que podemos evitar. Tenemos unas inversiones de 446.000 millones de pesos en las actividades de reconstrucción y un estudio que pretende decirnos cómo se puede convivir con ese cuerpo de agua. Son dos cosas: una es construir la escuela y otra cosa es el proyecto para entender cómo funciona ese cuerpo hídrico; este último, desde la parte técnica, acaba de terminarse. Ya tenemos el modelo que nos permite simular el comportamiento de ese ecosistema ante el cambio climático”.
¿Qué sigue, entonces?
“Estamos en una discusión con estos 11 municipios que busca ordenar el territorio para que todos entiendan que comparten ese ecosistema y por esa razón estamos haciendo todos sus Planes de Ordenamiento. Esta es una medida de largo plazo, pero que nos ayuda a evitar tragedias. Si los alcaldes no logran entender en qué sitios no se puede construir infraestructura pública, pues nos volvemos una entidad para atender emergencias y la adaptación es lo contrario. Nos estamos asegurando de que la infraestructura que se haga no la tengamos que reparar cada dos años”.
Si miramos más hacia
el sur, ustedes tienen un megaproyecto en el jarillón del río Cauca en Cali. ¿Por qué ha sido tan complejo
avanzar?
“El jarillón es la típica obra que el Fondo hará en el largo plazo porque una cosa es reconstruir un desastre y otra es hacer infraestructura que no se someta cada dos años a una destrucción. Allá estamos haciendo el reasentamiento, por una condición de riesgo no mitigable, de 7.852 familias que están metidas en el río o viven encima del jarillón. Son 24 kilómetros y ahí tenemos uno de los riesgos más grandes que el país tiene de inundaciones en la tercera ciudad del país. ¡Estamos hablando de 900.000 personas que viven por debajo de la cota de inundación del río Cauca! En 2014 terminamos el proceso de valoración de riesgo y diseño de la solución y en 2015 iniciamos la ejecución de un proyecto que vale casi un billón de pesos. Ahora, aunque la Nación pone recursos, el capitán del proyecto es el alcalde de Cali porque una cosa es hacer las obras de ingeniería y otra es reasentar a las familias. En estos años se ha reasentado una cifra cercana a las 1.800 familias, pero nos faltan 6.000 por atender. El asunto es que si la Alcaldía no me libera los terrenos, yo no voy a poder hacer la obra de infraestructura”.
¿Y eso cómo va?
“Va bien, el alcalde Maurice Armitage está muy comprometido, pero el cambio de administración ha generado algunas modificaciones. Este es un tema que está absolutamente priorizado en Plan de Desarrollo y en Cali saben que esta es la obra de infraestructura más importante que vamos a hacer. De hecho, nosotros ya empezamos con el primer contrato que se firmó el año pasado para intervenir 6 kilómetros. Estamos avanzando en las obras que no dependían de liberación de terrenos”.
Con este panorama,
¿usted está optimista?
“Con el avance estoy optimista, lo que pasa es que esto se va a poniendo más complejo en la medida en que vamos avanzando. Estamos interviniendo un área muy compleja desde el punto de vista social y la verdad es que debo ser optimista porque está en juego la vida de 900.000 personas y hay que encontrar una solución. No hay marcha atrás”.
Algunos han dicho que La Niña puede llegar este año. ¿Esa puede ser una prueba de fuego para usted? ¿Estamos listos?
“El país está mejor preparado que en 2010, pero adaptarse al cambio climático puede tardar décadas. Hasta ahora lo que nos dice el Ideam es que de este fenómeno de El Niño tan drástico debemos pasar a una situación neutral. Considero que donde hemos intervenido hemos construido infraestructura que está diseñada con el objetivo que no se vuelva a destruir, entonces sí, el país está mucho más preparado porque hoy tenemos mayor conocimiento del riesgo y tenemos toda una institucionalidad para reaccionar”.