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Hace dos meses el rostro de la hermana Yolanda Cerón estaba impreso en carteles y pañoletas con los que se pedía justicia por su crimen, cometido hace 20 años en Tumaco. Y aunque la historia todavía no está plenamente esclarecida, las plegarias volvieron a escucharse con la captura del presunto coautor del caso.
Alonso Valoy Cuero, que hoy tiene 60 años, se paseaba por Tumaco sin portar su cédula de ciudadanía, asumiendo que el homicidio ya estaba en el olvido. Pero fue llamado en un puesto de control de la Policía donde, durante la verificación de antecedentes, fue descubierto su presunto oscuro pasado judicial.
Los policías llevaron al hombre hasta una estación, donde alertaron a la Fiscalía y se inició una revisión que dio con la captura que tenía por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir, pero como si de una señal divina se tratara, se iluminó sobre esos expedientes su supuesta responsabilidad con el crimen que conmocionó a Tumaco: los disparos a quemarropa contra Yolanda Cerón, justo al frente de la iglesia La Merced, al medio día del 19 de septiembre del 2001.
El trabajo de la hermana Yolanda Cerón es inolvidable en esa ciudad del Pacífico. Lideraba la Pastoral Social y denunció con ferocidad la violación de los derechos humanos de esta población, históricamente golpeada por la violencia y el conflicto armado.
Entre su legado social se le atribuye la contribución a agrupar a las comunidades afrodescendientes en una sola organización para luchar por la titulación de tierras baldías como territorios comunitarios, pero esa visibilización por la defensa de la población la marcó como objetivo de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, comandadas por alias Macaco.
Las AUC habían señalado a la hermana Cerón como simpatizante del ELN. También fue víctima de amenazas porque denunció los vínculos de las AUC con los Militares de la Brigada de Infantería N° 2, durante el consejo de seguridad realizado en abril del 2001.
Guillermo Pérez Alzate, alias Pablo Sevillano, comandante del Bloque Libertadores Sur de las AUC, reconoció su asesinato el 29 de septiembre de 2014 en la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito de Bogotá. Sin embargo, a 20 años del caso, la Iglesia reclama la versión completa de la historia.
Monseñor Orlando Olave, obispo de Tumaco, le dijo a EL COLOMBIANO que espera que la justicia continúe con el proceso para que termine por esclarecerse el crimen: “Se había dicho que el señalado de disparar había sido asesinado, pero es algo que no se sabe plenamente. La justicia debe aclararlo, en memoria de una mujer entregada a Tumaco”
Comunicador y periodista de la Universidad del Valle, apasionado por las narrativas digitales, la innovación social y los enfoques de género.