Uno de los momentos más esperados en el departamento del Huila se llevó a cabo con sigilo, a las 5:30 de la mañana del martes pasado. Ingenieros de la empresa Emgesa (filial de la italiana Enel) cerraron las compuertas del túnel de desviación de la hidroeléctrica El Quimbo, embalsando las aguas del río Magdalena. Con el llenado del embalse, el polémico proyecto comenzaría a generar energía a mediados de agosto. Se calcula que aportará el 6 por ciento de la demanda nacional de electricidad con 400 megavatios de capacidad.
El llenado del embalse causó revuelo en el Huila. El gobernador, Carlos Mauricio Iriarte Barrios, calificó la decisión de Emgesa como “altamente inconveniente (...) una burla a los derechos del departamento”. Iriarte, quien hace siete días estaba sentado con la plana mayor de Emgesa inaugurando el viaducto más largo de Colombia (ubicado en el área de afectación de El Quimbo) dijo que el llenado de la represa solo podía comenzar cuando Emgesa cumpliera con los 30 compromisos que quedaron consignados en la licencia ambiental. “Han pasado por encima de la región”, dijo.
Iriarte se refería a cuatro compromisos en particular: la adquisición de 5.200 hectáreas (para la hidroeléctrica utilizaron 8.250 hectáreas), la construcción de 200 viviendas para las familias afectadas; la compra de 2.500 hectáreas para la reubicación y “el suministro de un ferry adaptado para el transporte de leche y otros vehículos”. Existen otras obras que reclaman desde la Gobernación, como la construcción y pavimentación de una vía perimetral que conectaría al municipio de El Agrado con Pedernal-Matambo.
El llenado del embalse, dijo el gobernador, afecta al sector piscícola de la región: “es evidente que a partir de este momento la piscicultura huilense y sobre todo la que se realiza en Betania tiene un alto riesgo de ruina por la cantidad y calidad de agua que llega a partir de este momento al embalse proveniente del río Magdalena y pasando por El Quimbo. Es un tema supremamente preocupante”.
Juan Manuel Gutiérrez, gerente de la Asociación de Piscicultores del Huila, Asopishuila, respaldó la posición del gobernador: “Que lleguen 36 metros cúbicos por segundo desde la hidroeléctrica El Quimbo hasta al embalse de Betania afecta la piscicultura. La calidad del agua será de baja calidad. En el embalse quedaron sin talar ni recoger alrededor de 1.000 hectáreas de bosque. Cuando se llene, esa vegetación continuará ahí, se descompondrá y el agua llegará al embalse de Betania”.
Según cifras de Asopihuila, en el embalse de Betania trabajan 74 empresas que exportan el 94 por ciento de peces en el departamento. A la afectación que podría sufrir este sector, se suma un problema patrimonial: la posible demolición de la capilla San José de Belén, ubicada en el municipio de Agradó, en el área de influencia de El Quimbo.