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Recordando que las lluvias irán hasta principios de diciembre y que la vulnerabilidad cero no existe, Carlos Iván Márquez, director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Ungrd, destacó que habrá regiones más golpeadas por las lluvias, pero que el país está mejor preparado que antes.
¿En qué zonas hay mayores riesgos por las lluvias?
“Hay que prestarles atención por deslizamientos a zonas como Antioquia y el Eje Cafetero; a las zonas inundables de Chocó y Cauca; a las zonas que se inundan al final del año como La Mojana sucreña, cordobesa, antioqueña y de Bolívar. La vulnerabilidad cero no la hay en ninguna parte del mundo. La reducción del riesgo total, tampoco. Pero hay que ir avanzando”.
¿Cómo están preparadas las regiones para mitigar esos riesgos?
“Hoy Colombia cuenta con una red de centros logísticos bajo estrategias de coordinación. El centro nacional está en Bogotá; hay un centro regional en Medellín y estamos construyendo otros en el Eje Cafetero, en Norte de Santander y en Magangué. Hemos dado herramientas para que los departamentos reaccionen, como los bancos de maquinaria amarilla para hacer limpiezas. En Santa Marta cada vez que llovía, se inundaba, por eso vimos que con el paso de Matthew no hubo inundación. Siempre se inundaba la zona aledaña al río Manzanares, pero se hicieron limpiezas y todos estos mecanismos sirvieron para que el impacto fuera menor”.
¿Cómo quedó el país tras el paso del huracán Matthew?
“Esa fue una prueba. Un huracán que se desarrolló en el nivel cinco, el más alto. No habíamos tenido en Colombia una amenaza así tan de frente. Y estuvo no menos de cinco días haciendo presencia cercana en la península de La Guajira, en zonas de Magdalena y Bolívar, en general en toda la región Caribe. Logramos evitar pérdidas de vidas o desaparecidos. Sí afectó, pero su impacto lo mitigamos con prevención y normas restrictivas de la navegabilidad, uso de playas y tránsito. Con sistemas de alerta temprana activamos salas de crisis y reaccionamos a tiempo. Atendimos a más de 26.000 familias en cinco departamentos, con una inversión cercana a los 23.000 millones de pesos. Esas capacidades dan para que el país tenga la opción de construir en materia de cooperación internacional en muchas partes”.
¿Eso quiere decir que Colombia puede brindarles ayuda a otros países?
“Tenemos la fortuna de decir que hemos apoyado a países como Ecuador con el terremoto, a través de las normas de movilización internacional de Naciones Unidas. Hoy estamos también ofreciendo cooperación en Haití y por eso movilizamos más de 20 toneladas de ayuda humanitaria. Hemos aprendido a dar”.
¿A qué amenazas hay que prestarle mayor atención en Colombia?
“Eso es de acuerdo a la temporada. Por ejemplo, en temporadas de lluvia, como la actual, uno debe mantener los esquemas de la no exposición en zonas de cordillera, zonas inundables, de deslizamientos y cuando la comunidad no cumple las restricciones”.
¿En dónde estarán centrados los esfuerzos para la temporada de final de año?
“En dos eventos: culminar la temporada de huracanes, que va hasta el 30 de noviembre. El otro es la temporada de lluvias, que inició en septiembre y va hasta principios de diciembre. Tenemos un plan de contingencia nacional y hemos activado los consejos departamentales y municipales de gestión del riesgo, de la mano del sector salud, de infraestructura, el energético, los organismos de socorro. También tenemos recursos del fondo, disponibles para cualquier contingencia”.
¿Qué cambió en los últimos años en Colombia en la política para la gestión del riesgo y los desastres?
“La Niña de 2010 y 2011 dejó más de 3.600.000 personas damnificadas, 467 personas fallecidas y la afectación a las estructuras viales y de vivienda; no hubo un sector que no se afectara. Por eso, el Gobierno decidió crear Colombia Humanitaria (para respuesta) y el Fondo Adaptación (para recuperación), pero al mismo tiempo vio la necesidad de crear una entidad que tuviera conocimiento del manejo de desastres. En noviembre de 2011 se creó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y a los pocos meses, en abril de 2012, se sancionó la Ley 1523, con una política integral para la gestión del riesgo, coherente con el plan de desarrollo y con la estrategia internacional de reducción del riesgo, acordada con el sistema de Naciones Unidas y la COP21”.
¿Qué cambios concretos trajeron las nuevas políticas de esa entidad?
“Que las políticas de gestión del riesgo se bajaron a los niveles departamental y municipal, con dos ingredientes sustantivos que incluyen compromisos para el sector privado y las comunidades. Hay que crear conciencia que la responsabilidad empieza por el individuo, no es una responsabilidad única del Gobierno. Nuestro objetivo es que el país sea menos vulnerable y tenga comunidades más resilientes. Colombia debe tener acciones enmarcadas en proyectos enfocados al conocimiento, a la reducción de riesgos y al manejo de desastres”.
¿Cuánto se ha invertido?
“Hemos superado los 14,8 billones de pesos. Es lo que se ha ejecutado desde La Niña, cuando se generaron líneas de acción, a través de Colombia Humanitaria, el Fondo de Adaptación y la Ungrd”.