Un supuesto plan de “los Urabeños” para atentar contra la Fuerza Pública fue detectado por las autoridades en el municipio chocoano de Unguía, donde dos personas fueron capturadas y se incautó una pipeta bomba y una caleta con explosivos.
Fuentes judiciales le narraron a este diario que las detenciones se efectuaron en el área urbana de la localidad, el pasado lunes, y las pesquisas subsiguientes llevaron a los policías hasta un sendero rural. Allí encontraron la pipeta bomba cubierta con hojas secas, que al parecer sería detonada al paso de una patrulla.
Y en la caleta había insumos para fabricar minas antipersonal, tatucos, mechas y explosivos. Los dos sospechosos fueron asegurados en la cárcel El Pedregal de Medellín.
Este atentado frustrado haría parte de las retaliaciones de la banda que, según la Policía, habría ordenado un “plan pistola” contra los uniformados por la muerte en un operativo de un integrante de su “Estado Mayor”: Jairo Durango, alias “Guagua” (23/3/16).
Las primeras acciones atribuidas a esa venganza son el asesinato de tres policías en Cartagena (26/3/16) y de otros dos en Contadero, Nariño (27/3/16), ambos hechos perpetrados por sicarios en moto. Esa misma noche, un par de patrulleros más fueron heridos a bala en Momil, Córdoba.
Al día siguiente, el presidente Juan Manuel Santos escribió en su Twitter: “Asesinatos de policías no quedarán impunes. Ordené a @GeneralNietoR capturar responsables y continuar ofensiva contra Clan Úsuga”.
El general Jorge Nieto, director de la Policía, le contestó por la misma vía que “vamos tras la pista de los asesinos y seremos aún más contundentes contra el Clan Úsuga”.
Conducta frecuente
Estos hechos parecen formar parte de una conducta que “los Urabeños” han practicado desde hace años, cada vez que uno de sus jefes muere en operaciones policiales.
El 23/1/09, el entonces director de la Policía, general Óscar Naranjo, acusó al comandante de la organización, Daniel Rendón Herrera (“don Mario”), de haber ofrecido $2 millones por asesinar uniformados en Urabá y el Bajo Cauca. El cabecilla, capturado tres meses después, lo negó.
El 01/1/12 fue dado de baja en Acandí, Chocó, uno de los principales líderes del clan, Juan de Dios Úsuga (“Giovanny”). En retaliación, el grupo provocó a los cuatro días un paro armado ilegal en Antioquia, Córdoba, Chocó y Magdalena, que incluyó quema de buses, parálisis del transporte y cierre de locales comerciales y de colegios.
Otro paro ilegal, aunque de menor intensidad, padeció la comunidad tras la muerte del miembro del “Estado Mayor” Francisco Morelos (“Negro Sarley”), el 24/4/13 en Urabá.
La siguiente venganza fue consecuencia de un enfrentamiento armado en el corregimiento San Faustino, de Cúcuta (03/9/13), en el que murieron seis “urabeños” y un capitán de los Comandos Jungla.
Según la Policía, el cabecilla Arley Úsuga Torres (“Cero Siete”) ordenó un “plan pistola” para aniquilar a media docena de servidores públicos, equivalente al número de bajas de la banda. En ese proceso, murieron dos policías y una patrullera quedó herida en septiembre de 2013, por lo que la Fuerza Pública lo bautizó como “el Mata Policías”.
“En el mundo criminal era reconocido por su permanente intención de asesinar a los policías que atacaban su emporio criminal”, dice el informe de su captura (12/12/13).
Ahora, tras el deceso de “Guagua”, se repite esta orden de exterminio y los policías de todo el país están alertas.
Ayer, durante una visita a Cartagena, Santos volvió a referirse al tema y emitió un mensaje para Dairo Úsuga (“Otoniel”) y su banda: “esa forma de proceder tan cobarde, como es la modalidad de ‘plan pistola’, lo único que va a producir es más contundencia de nuestra Fuerza Pública”.
27
presuntos “urabeños” han muerto en la Operación Agamenón (feb/15 a mar/16).