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Ellos tienen un lugar de Colombia que llaman hogar

Le contamos las historias de migrantes que llegaron para quedarse. Estas son sus huellas en el país.

  • La venezolana Yanyn Rincón Quintero es profesora universitaria . FOTO Edwin Bustamante
    La venezolana Yanyn Rincón Quintero es profesora universitaria . FOTO Edwin Bustamante
  • Gleisys y Rafael son migrantes que montaron empresa en el país. FOTO Manuel Saldarriaga
    Gleisys y Rafael son migrantes que montaron empresa en el país.
    FOTO Manuel Saldarriaga
05 de octubre de 2020
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Antes de salir de su casa en Venezuela Rafael Camejo desbarató las máquinas de su negocio para meterlas en las maletas. El equipaje que cargó desde el municipio de Sucre hasta Maicao no tenía su ropa, tampoco la de su esposa Gleisys Rangel, sino los juguetes de su hijo Santiago, la pañalera de la pequeña Victoria y unas cuantas prendas de los niños entre las que ocultaban los equipos del negocio que montaron en 2013: impresoras, troqueladoras y cámaras.

Para llegar a Colombia pasaron por 45 retenes de la Guardia Nacional Bolivariana, uno de los cuerpos policiales del régimen. “¿Tienen unas lechugas frescas?”, les decían los agentes, “unos verdes”. La condición para seguir hasta la frontera es tener dinero para darle a los hombres de traje militar y escopetas. Por eso, la tarea de Gleisys fue esconder billetes de 5 dólares en bolsillos, la maleta del niño o la pañalera para pagar esos ‘peajes’ y cumplir su meta de cruzar.

Un flash en las cosas de la bebé, una cámara en el bolso que cargaba Santiago, una troqueladora en otra maleta y una cantidad de kilos que ni contaron los acompañaron hasta La Guajira y, desde ahí, rumbo a Medellín, donde viven desde ese mayo de 2018. El primer año se sostuvieron vendiendo comida, hasta que un día Acnur llamo a la puerta. “Nos hicieron despertar y sacar nuestras verdaderas herramientas de trabajo. Desempolvamos las máquinas y montamos nuestro emprendimiento”, cuenta Gleisys.

Ellos hacen parte de los 1.748.716 venezolanos que están en el país, según Migración Colombia, y que llegaron para quedarse. Su proyecto es acompañado por el Modelo de Graduación de Acnur, la Corporación Ayuda Humanitaria y Microempresas de Colombia. Se llama Creativos RG, de Rafael y Gleisys, con el que hacen estampados y estudios fotográficos. Las camisetas que diseñan las confeccionan vecinos del barrio, con lo que generan empleos indirectos y su meta es “ser empresarios para contribuir a la economía de este país que nos abrió la puerta”, dice ella entre sonrisas.

Conectados con Colombia

Desde agosto de 2015 se agudizó el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela, impulsado por una emergencia humanitaria compleja. Acnur señala que debido a esta se han desplazado 5,1 millones de personas y otras más van camino a la frontera, esperando su reapertura programada para esta semana.

Hay evidencias de que esa migración llegó para quedarse. “Tenemos una relación histórica entre ambas naciones, lo que facilita los procesos de aculturación, asimilación e integración de ese fenómeno. Hay un componente de binacionalidad que crea redes sociales y familiares, por lo que se articulan al país con éxito. Y la cercanía que da la frontera de 2.219 kilómetros permite al extranjero vivir acá, pero estar atento a lo que sucede en su país”, explica la investigadora del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Maria Clara Robayo.

Un estudio de la firma de consultoría en consumo Raddar encontró que los hogares de venezolanos dentro de Colombia representan un 3,9 % del gasto de los hogares promedio. Entre enero y julio de este año las familias sin migrantes gastaron 414,2 billones de pesos, mientras que la cifra de aquellas con ciudadanos extranjeros fue de 430,8 billones de pesos. Ese indicador, señala el informe, ha estado en constante crecimiento desde 2016.

Esta población ha contribuido con 0,03 % del PIB en IVA y 0,01% del PIB en renta, considera el Banco de la República. Y la Fundación Andi ha documentado pequeñas empresas de estas personas en el territorio nacional, lo que da cuenta de que están echando raíces en Colombia. “Es positivo para el desarrollo económico del país porque la proporción de extranjeros en edades productivas (60%) es mayor que aquellas personas que son dependientes”, indica un estudio de esa fundación que fue financiado por ACDI/VOCA.

Migración de conocimiento

Cuando era niña a Yanyn Rincón le decían “la colombianita” porque Celina, una señora de nuestro país que le ayudaba a su mamá con los oficios de la casa, la consideraba como una hija. “Se cumplió ese apodo porque estoy acá desde 2013”, cuenta. Migró desde Maracaibo buscando la felicidad junto a su esposo, en Barranquilla, donde empezó a trabajar como docente. Pasó por varias universidades hasta que llegó al Tecnológico de Antioquia (TdeA) en 2017, institución con la que ha escrito cuatro publicaciones sobre pymes.

Desde allí también organiza el quinto Congreso Iberoamericano de Comunicación que tiene a Antioquia en el centro de discusión de 29 países vinculados al evento. Tiene tres estudios posdoctorales, es investigadora senior de Colciencias y con ese conocimiento está en la ciudad formando a los medellinenses en asuntos administrativos. El informe de la Fundación Andi encontró que 49,3 % de los migrantes tienen estudios de técnico, tecnólogo y en educación superior. Además, 71,3 % están en edad de trabajar. Esto se traduce en que son migración calificada que puede entrar al mercado laboral.

“Somos gente de bien, emprendedora y pujante. Estamos dispuestos a aportar y servir a donde vamos”, afirma Rincón. Ya tiene sus raíces en Colombia y en los planes no está regresar a su país. Como ella, cuando se le pregunta Gleisys y Rafael si piensan retornar, también se muestran convencidos de que su hogar ahora está acá: “Me enamoré de este morro porque tenemos la vista más bella de Medellín. Esta ciudad es hermosa porque nos recibió con los brazos abiertos”, responden.

Con el aislamiento solo el 4 % de los extranjeros que estaban en el territorio nacional se devolvieron a su país con retornos humanitarios, dice Migración Colombia. Allá, el régimen de Nicolás Maduro solo recibe a 300 personas por semana, en los últimos días ha habido protestas por la escasez de alimentos y los cortes en los servicios públicos y el combustible, en un territorio petrolero, es un bien difícil de conseguir.

Ese contexto solo se traduce en que no hay condiciones para vivir dignamente y esos 5,1 desplazados internacionales comienzan a perfilar su vocación de permanencia fuera de casa, mientras que otros de sus connacionales empiezan a dar los primeros pasos para migrar.

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