Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Miiroku: el tejido de la tradición por un futuro mejor en La Guajira

Alicía Mejía, con el mismo entusiasmo que creó Colombiamoda y Colombiatex, presenta este proyecto construido de la mano con las comunidades para darles vivienda con agua de calidad a decenas de familias de la Guajira.

  • Miiroku es su nombre. En lengua wayunaiqui traduce “sitio donde hay agua“. Foto:
    Miiroku es su nombre. En lengua wayunaiqui traduce “sitio donde hay agua“. Foto:
  • Miiroku no es solo una solución habitacional, es expresión artística y social. Foto:
    Miiroku no es solo una solución habitacional, es expresión artística y social. Foto:
01 de junio de 2025
bookmark

Hace algunos años, cuando empecé a hablar de la importancia de rescatar nuestras raíces a través del diseño, la gastronomía y los saberes ancestrales, soñaba con un país que no solo se vistiera de tradición, sino que la viviera, la habitara y la protegiera.

Hoy, ese sueño está a punto de materializarse en dos pequeñas pero poderosas comunidades: Kayuswarralu y Naleep, ubicadas en el corregimiento de Bahía Honda en la punta más extrema de La Guajira, Colombia. El sueño se hizo realidad con un proyecto de vivienda que no impone, sino que escucha a las comunidades. Que no transforma a la fuerza, sino que honra la tradición, los usos y las costumbres del espacio habitado. Que no borra, sino que borda sobre las raíces profundas de una cultura ancestral como la Wayúu.

Miiroku es su nombre. En lengua wayunaiqui traduce “sitio donde hay agua“. Y es justamente un proyecto diseñado para que las comunidades que han estado atravesadas por largos periodos de sequía puedan contar con una vivienda que les permite recoger agua en temporada de lluvias y almacenarla con calidad para los tiempos de sequía. De ahora en adelante, en ese lugar perdido en el bello desierto de La Guajira, pueden contar con agua para el consumo humano, gracias a que esta vivienda está equipada con un sistema autónomo de filtro que permite eliminar impurezas y contaminantes.

Lea además: Escándalo: jefe de disidencias estuvo escondido 55 días por la DNI en un hotel de Bogotá

Este es un proyecto de vivienda que honra la identidad del habitáculo propio de la cultura Wayúu, puesto que el método constructivo se hace a partir de materiales resilientes como el barro, el yotojoro (madera que sale del cactus) y preserva la distribución de los espacios tradicionales de las familias. Además parte del respeto profundo por el territorio y la cosmovisión indígena, y demuestra que cuando el sector público, el sector privado y las comunidades se escuchan de verdad, pueden suceder acciones transformadoras.

He tenido el privilegio de ser una de las madrinas de este proyecto desde sus inicios, cuando solo era una libreta llena de sueños y apuntes, libreta que necesitaba de muchas mentes trabajando juntas.

Una, en especial, la de Conchita Iguarán, amiga y líder wayúu que desde su ranchería entendió y dimensionó el alcance de nuestra propuesta hasta propiciar conversaciones improbables que finalmente terminaron en la materialización del sueño de construir 30 viviendas. Pero no unas viviendas cualquiera, estas que reivindican la cultura, la permanencia en el territorio, que materializan el sueño de más de 270 personas de una Colombia que es visible desde la pobreza pero no desde las oportunidades.

Le puede interesar: Esta es la “novatada” en el Gobierno Petro que pone en riesgo decreto en el Catatumbo

La oportunidad de juntarme en este camino de lo posible, con un grupo de mujeres jóvenes, profesionales y soñadoras, que también hicieron su aporte para que sí fuera posible hablar de desarrollo sin pasar por encima de la tradición. Y hoy, a solo unos días de entregar las 30 casas a cada una de las familias, puedo decir que ese “sí se puede“ no era un deseo ingenuo: sino que era la certeza que solo necesitaba voluntad compartida.

Miiroku no es solo una solución habitacional, es expresión artística y social. Foto:
Miiroku no es solo una solución habitacional, es expresión artística y social. Foto:

Gracias a la alianza entre Fundación Grupo Argos, Casa para Mí, emprendimiento social de Cementos Argos, Fundación Santo Domingo, Grupo AVAL a través de la Fundación Corficolombiana y el Ministerio de Vivienda con Fonvivienda, Miiroku es hoy una realidad tangible. No es una maqueta, no es una promesa, sino una casa en pie, con alma wayuú, con materiales sostenibles y resistentes, con un diseño que recogió el sueño de cada familia que participó en el proceso de ideación y de construcción para adaptarlo a su territorio ancestral.

Ver a lideresas como Conchita Iguarán aportar su conocimiento, su visión, su sabiduría tejida durante generaciones, ha sido uno de los mayores regalos de este camino. Conchita no solo es una maestra artesana: es una arquitecta espiritual de este proyecto. Cada detalle, cada decisión, cada símbolo de esta casa, responde a una historia contada en su idioma, en su silencio, en su aguja.

Miiroku no es solo una solución habitacional. Es una declaración. Una forma de decir que el arte ancestral no se expone en vitrinas, se vive. Que la tradición no es estática, es fuerza creativa. Y que el diseño, cuando se hace desde la escucha, puede ser una herramienta de dignidad, de orgullo, de reencuentro. Yo, que he caminado tantos años defendiendo la moda con identidad, sé bien que el diseño no es solo forma, es fondo. Y lo que logra Miiroku es precisamente eso: construir desde el fondo. Desde la raíz. Desde lo que somos.

Estamos a punto de entregar las viviendas y puedo decir, sin temor a exagerar, que se trata de mucho más que ladrillos y techos. Es un símbolo de lo que podemos lograr como país cuando dejamos de imponer y empezamos a co-crear. Cuando dejamos de hablar “de” los otros y empezamos hablar “con” los otros.

Que Miiroku inspire a muchas otras alianzas. Que nos recuerde que la belleza nace del respeto. Y que, como dice Conchita, “Cada hilo que tejemos con amor y sabiduría es un acto de permanencia.”

Hoy, más que nunca, me siento profundamente honrada de haber sido parte de este tejido colectivo. Porque esta casa no solo es un lugar para vivir: es un manifiesto de lo que somos y de todo lo que podemos ser.

Para saber más: ¿Qué tal esto? Funcionario de la SAE fue capturado mientras buscaba caletas en una casa que fue de alias ‘Chupeta’

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD