La presión de hacer valer el nombre o el apellido como argumento para evadir el control de las autoridades tuvo ayer un nuevo protagonista: Nicolás Gaviria.
Ante el reclamo de la Policía, en medio de una discusión que sostenía con un taxista, se defendió con la expresión “¿usted no sabe quién soy yo?”. Y a renglón seguido amenazó a los uniformados con “delatarlos” ante el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, y nombró al expresidente César Gaviria, como si se tratara de un pariente suyo.
La Policía Nacional aseguró, citada por Colprensa, que se abrió una investigación disciplinaria para establecer si en en el proceso intervinieron uniformados externos que permitieron que Gaviria quedara absuelto de los cargos de irrespeto a la autoridad.
Horas después de que el incidente con el joven Gaviria saliera a la luz pública, el expresidente César Gaviria, quien se encontraba fuera del país al momento de ocurrir los hechos, aclaró a su llegada a Colombia que “no tengo ningún familiar con el nombre de Nicolás Gaviria”.
Ahora, Nicolás Gaviria enfrentará una denuncia penal interpuesta por Pablo Bustos, director de la Red de Veedurías, quien anunció acciones legales al afirmar que “no puede soslayar las normas jurídicas ni pasar sobre las autoridades por arrebatos y llegar al extremo de agredir moralmente a los miembros de la fuerza pública”.
El caso de Gaviria revivió polémicas anteriores cuando otros servidores públicos o familiares de estos al verse increpados por las autoridades han intentado evadir sus actuaciones con la expresión “¿usted no sabe quién soy yo?”. Escenas tristemente célebres como la protagonizada por el exsenador Eduardo Carlos Merlano, en Barranquilla, quien borracho al frente del volante presionó a los policías que intentaban hacerle una prueba de alcoholemia; o la del hijo del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Luis Gabriel Miranda, al ser requerido por una patrulla por supuestamente protagonizar escenas íntimas con su novia en vía pública.