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El proceso de paz con el Eln ha entrado en una etapa en la que las responsabilidades para el inicio de la fase pública es un cruce de versiones entre el Gobierno y ese grupo subversivo, lo que genera la percepción de unos diálogos estancados.
La tensión comienza a hacer parte de esta negociación que no ha llegado a su etapa pública y sin embargo, ha contado con diferentes episodios que le han subido la temperatura, situación que tuvo uno de sus puntos más efervescentes ayer, con el ultimátum dado por el Gobierno Nacional.
“Al Eln se le está acabando el tiempo para hacer parte de la solución política al conflicto armado en Colombia. Si de verdad esa organización quiere alcanzar una salida negociada al conflicto armado tiene que ser capaz de tomar decisiones de fondo y cambiar las palabras y los comunicados ambiguos e inútiles por hechos claros y concretos de paz”, expresó en una declaración pública Frank Pearl, designado por el presidente Juan Manuel Santos para adelantar esta negociación.
Este cruce de versiones y presión inicio el domingo cuando Humberto De la Calle, jefe negociador del Gobierno en el proceso con las Farc, invitó al Eln a sumarse a los diálogos porque “queremos un fin del conflicto global en Colombia”. Continúo con la declaración del máximo comandante del Eln, Nicolás Rodríguez Bautista, alias “Gabino”, al afirmar que sus tropas están listas desde noviembre para dar por concluida “la fase confidencial y dar inicio a su fase pública”, y se encendió ayer con las palabras de Pearl.
El “tira y afloje” al que ha llegado la negociación Gobierno-Eln, es un asunto que para los analistas apunta a la necesidad de mostrar poder antes de llegar a la etapa abierta.
Ese comportamiento, dice el especialista del conflicto armado, Juan Carlos Ortega, pasa por el asunto de mostrarle al país que los diálogos con una guerrilla compuesta por cerca de 2.000 hombres en armas, es tan importante como una que tiene un ejército de 8.000.
“En el país se tiene la percepción de que las negociaciones con el Eln serán rápidas y de acuerdos en tiempo récord. Pero no se puede olvidar que la misma agenda está construida con puntos diferentes para desarrollar en cada etapa del diálogo”, explica Ortega.
A esta falta de importancia del Gobierno hacia la negociación con los elenos, se le suma la lectura errónea del Ejecutivo y del mismo Eln, que, según el investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, ha caído de error en error en la fase previa.
“El Gobierno creyó que el Eln era una apéndice de las Farc y creyeron en la teoría de que el tren rápido en las negociaciones con las Farc, por lo que el Eln se desesperaría y se subiría. Se equivoca Sergio Jaramillo —Alto Comisionado de Paz— porque nunca le dio la importancia, y se equivoca el Eln porque no ha podido tener unidad y es ambivalente en la forma como perciben la paz”, argumenta Ávila.
Conocidas las declaraciones del Gobierno y del Eln, en las que se desmienten unos y otros, distintas personalidades del país, entre ellas la congresista Ángela Robledo, enviaron un mensaje al Gobierno y al grupo insurgente para no dejar claudicar el proceso.
“Mi llamado es a formalizar la mesa. ¿Es ahora o dentro de cuántos muertos más?”, fueron las palabras de la Representante a la Cámara a EL COLOMBIANO.
Los diálogos con el Eln iniciaron hace dos años. La delegación del Gobierno esta compuesta por Frank Pearl, José Noé Ríos, el general (r) Eduardo Herrera y Jaime Avendaño, y en la delegación de la guerrilla asumen los diálogos “Pablo Beltrán”, “Antonio García” y otros dos delegados.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.