Aunque han pasado más de 20 años Ovidio Paya, mayor del resguardo Páez de Gaitania, del Territorio Indígena Nasa Wes’x, recuerda el día que se firmó el acuerdo de paz con Arquímedes Muñoz, alias “Jerónimo Galeano”, comandante del frente 21 de las Farc.
“Veníamos de tiempos muy duros”, dice. Por aquella época las Farc, conformadas a menos de 20 kilómetros, en la vereda Marquetalia del corregimiento de Gaitania en Planadas, Tolima, estaban matando a los indígenas, disparaban a diestra y siniestra y reclutaban a los niños.
“Este era un paso obligado de ellos (las Farc). No les convenía seguir en problemas, además ellos en cierta forma decían que no eran enemigos de nosotros, sino en un tiempo la Fuerza Pública fue la que metió a los indígenas en esos problemas y los dejó hacia el futuro, por eso se resolvió mejor buscar ese diálogo”, dice alegre Ovidio, porque esa fue la solución a los problemas de la zona.
Dos años en negociaciones El acuerdo fue firmado el 26 de julio de 1996, entre Virgilio López gobernador del resguardo indígena y “Jerónimo Galeano” comandante de la cuadrilla Joselo Lozada del frente 21 de las Farc, creado en 1983 como desdoblamiento del frente sexto.
“Los indígenas habían creado un grupo de autodefensa con el apoyo del Ejército para enfrentar a la guerrilla. Algunos señalan que la autodefensa indígena se había originado desde la misma toma de Marquetalia en 1964, cuando algunos integrantes de la comunidad habían servido de guías al Ejército”, explica Mario Aguilera Peña, investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.
Así que por dos años estuvieron sentados negociando los indígenas y los guerrilleros, de lo que resultó, según Ovidio Paya, un acuerdo “de seis o siete puntos dentro de un acta, con garantía de la Cruz Roja Internacional, la Iglesia y la personería de Planadas”.
El acuerdo buscaba especialmente que dejaran de matarse, por eso decidieron que los indígenas no podían mantenerse armados y los guerrilleros no entrarían al resguardo ni con camuflado ni con armas.
“De todo lo acordado solo hubo un punto que violaron algunas veces, siempre se llevaron como 12 de nuestros muchachos”, aclaró el líder indígena, quien confirmó que las Farc habían empeñado su palabra de no reclutar más menores del reguardo.
“El acuerdo sirvió”, así lo enfatiza Ovidio y Aguilera Peña concuerda con él: “me parece que en ello incidió la presencia durante muchos años en la zona del comandante guerrillero que suscribió el acuerdo ‘Jerónimo Galeano’, abatido en el 2011. Igualmente, habría que tener en cuenta el relativo control que tuvo las Farc en la zona. Distinto pudo ser el caso de otros acuerdos o pactos entre la guerrilla y los indígenas que naufragaron precisamente porque se dieron en zonas en que la guerra tuvo importantes escalamientos como en el Cauca”.
Punto de ubicación
A menos de nueve kilómetros del resguardo de Gaitania, pero en el mismo corregimiento, queda la vereda San Miguel, donde el mismo frente que hizo la paz con los Nasa Wes’x dejarán las armas, si el proceso de paz con el Gobierno llega a buen término.
Su perímetro para el campamento fue verificado por el general Martín Fernando Nieto, miembro de la subcomisión técnica de fin del conflicto; Diego Bautista, delegado de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz; “Marco Calarcá”, delegado de las Farc, y representantes de Naciones Unidas.
Allí pasarían los últimos seis meses los hombres que dejarán de ser guerrilleros. Los que se armaron en Marquetalia dejarán las armas en San Miguel.