Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

20 años de la toma guerrillera y Mitú se quedó parada en el tiempo

Hace 20 años esta capital fue asaltada por 2000 guerrilleros de las Farc. Aún no se recupera de esa toma.

  • En el Registro Único de Víctimas hay inscritas 5.490 personas sobrevivientes del conflicto armado residentes en Mitú. Foto: Colprensa
    En el Registro Único de Víctimas hay inscritas 5.490 personas sobrevivientes del conflicto armado residentes en Mitú. Foto: Colprensa
01 de noviembre de 2018
bookmark

Muchos colombianos no sabían que esa pequeña ciudad existía, hasta que los 7.000 habitantes con sus 120 policías vivieron una toma guerrillera. Ya han pasado 20 años desde que las primeras páginas de los diarios nacionales registraron el violento incidente en Mitú, capital de Vaupés. Hoy no hay guerra, pero la ausencia del Estado es evidente.

Mitú sigue siendo un aeropuerto rodeado de viviendas: la pista, de 1.800 metros, atraviesa al municipio de un lado a otro. A esa capital no conduce ninguna carretera. Las opciones para llegar siguen siendo dos vuelos comerciales semanales, uno desde Bogotá y otro desde Villavicencio, que se llenan con dos semanas de anticipación.

Por esas condiciones es que algunos productos tienen precios elevados, de hecho una libra de arroz cuesta 3.000 pesos, una botella de gaseosa 12.000 pesos y un galón de gasolina 14.850, aunque cuenten con la “fortuna” de tener un subsidio al combustible en zonas de frontera. “Así no hay bolsillo que aguante”, lamentó Luz Amparo Escobar, habitante de Mitú y sobreviviente de la toma.

Los artículos solo pueden llegar por avión si son perecederos, o por río, desde Calamar en Guaviare, por donde tardan entre un mes y un mes y medio, dependiendo del clima. “Eso para nosotros fue un gran avance, si el Gobierno no le hubiera invertido a la navegabilidad del Vaupés, seguiríamos dependiendo de la pista y la guerra nos dejó incomunicados muchas veces”, contó Manuel Ramiro Cárdenas, exsecretario de gobierno y exdiputado de Vaupés.

Ahora hay paz, y eso lo valoran quienes por años vivieron con temor a que los hechos ocurridos el primero de noviembre de 1998 se volvieran a repetir. Desde que inició el desescalamiento del conflicto armado entre el Gobierno y las Farc , en 2015, el aire que se respira en Mitú es diferente, aunque muy cerca esté la amenaza de aquellos hombres del frente primero que no dejaron las armas y merodean por sus alrededores.

La toma guerrillera

Que las Farc se tomaran Mitú estaba cantado. En el pueblo se rumoraba y día tras día esperaban, desde hacía varios meses, que la amenaza se consumara.

Cuando el coronel Luis Herlindo Mendieta fue nombrado comandante de Policía de Vaupés, el 16 de septiembre de 1998, fue advertido de que las Farc harían una toma terrorista, aunque inteligencia no había precisado la fecha.

Desde entonces se puso a la tarea de realizar informes en los que evidenciaran a sus superiores la necesidad de refuerzos, más personal, armamento y mejores comunicaciones, ya que sabía que los guerrilleros contaban con teléfonos satelitales de los que no disponía en su comando. El último informe fue enviado el 29 de octubre. Los refuerzos nunca llegaron.

El sábado 31 de octubre, los mituenses celebraron el día de las brujas como es costumbre. En la noche se fueron a la cama tranquilos. “Yo pensé que si nada había pasado en las semanas anteriores era porque ya no iba a pasar”, contó Escobar.

El coronel Mendieta pasó revista como a las 2:30 de la madrugada, vio a cada policía en su posición y se fue a descansar. Pero a las 4:45 a.m. empezó el bombardeo.

“Los de las Farc lanzaban diferentes artefactos: cilindros cargados con explosivos plásticos, morteros, bazucas, tatucos, granadas”, narró el hoy general (r) Mendieta, quien llegó a ser el policía de más alto rango en cautiverio.

El enfrentamiento era entre aproximadamente 2.000 guerrilleros de siete frentes y tres compañías móviles bajo el mando de “Romaña” y ordenado por el “Mono Jojoy”, contra 90 policías y 30 auxiliares bachilleres. En medio estaban los civiles.

“Yo escuché una ráfaga, después una contestación y de ahí en adelante un tiroteo que fue aumentando. Todo el mundo estaba refugiado en sus viviendas y quienes vivían en casas de madera buscaban protección en las de los vecinos que eran de material”, relató el exdiputado.

La figura del sargento Pedro Julio Espinosa se convirtió en mito. La gente lo recuerda como un héroe: “Sacó todas las armas que tenían y desde la azotea armó una garita para ametrallar a los guerrilleros. Le tiraban granadas y de todo, pero, cuando ya no tenía nada de nada, lo mató un francotirador”, dijo Escobar. El relato popular dice que Espinosa mató esa mañana a 400 guerrilleros. Sin embargo, durante los cuatro días que duró la toma y retoma, al parecer, murieron 100 insurgentes.

“Eran unos muchachitos”, lamentó Escobar al recordar a los auxiliares bachilleres que aguantaron el ataque. También recordó con dolor a doña Delfa de Pérez, quien murió cuando los guerrilleros buscaban a un par de policías que se habían escondido en su vivienda.

A las 10 de la mañana el comando estaba destruido y los policías caminaban en círculo saltando desde una propiedad a otra, tratando de repeler el ataque, así el pueblo se fue yendo al piso: la casa cural, la Caja Agraria, la Fiscalía, la Registraduría, el colegio, uno a uno fueron cayendo conforme iban pasando los policías que se quedaban sin municiones. Los refuerzos nunca llegaron.

A las 4:00 p.m. no hubo más remedio para los miembros de la Fuerza Pública que quedarse dentro de las únicas cuatro paredes que quedaban en pie en el comando de policía, y esperar a su suerte, hasta que la avanzada guerrillera llegó y los obligó a salir.

Mendieta recordó sus manos contra el muro, convencido de que iban a fusilarlo, como ya había ocurrido con otros policías a lo largo y ancho del país. Rezó. En ese instante comenzaron sus 12 años de secuestro y Mitú se convirtió en la primera capital del país en poder de las Farc.

La retoma militar

Los primeros refuerzos llegaron en la madrugada del 2 de noviembre. Su arribo fue muy complicado. La base colombiana más cercana era la de San José del Guaviare, a 300 kilómetros. Helicoportar hombres hasta allá era dispendioso, sobre todo porque en Guaviare tampoco había suficientes soldados para repeler el ataque y no podían llegar hasta Mitú ya que las Farc minaron la pista de aterrizaje cada 600 metros.

“Cuando un helicóptero salía desde la Base de Apiay y tenía que recorrer casi 900 kilómetros, la gasolina le alcanzaba para ir, pero no para regresar. Era imposible llegar a Mitú”, dijo el general (r) Freddy Padilla, entonces comandante de la Séptima Brigada del Ejército.

Sin embargo, las Fuerzas Armadas respondieron con un operativo sin precedentes, ejecutando la primera operación nocturna en la selva. Desembarcaron a 7 kilómetros de Mitú, en la ribera del río Vaupés, pero no lograron entrar a la ciudad.

Ante la compleja situación, el general Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Militares, pidió al Gobierno de Brasil el préstamo de la base de Querari a solo 60 kilómetros de Mitú, para ubicar el puesto de avanzada y de abastecimiento de combustible.

El segundo grupo de militares llegó en la tarde del 2 de noviembre, pero solo entró a Mitú hacia el medio día del 3, cuando ya las Farc se habían replegado por los caños que conducen al río. A las 9 de la mañana del 4 de noviembre Mitú estaba de nuevo bajo el control de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Los años que siguieron

Mitú estaba completamente desabastecida, ya no quedaba comida en los graneros porque lo que no fue destruido fue robado por las Farc, aseguró Cárdenas.

El olor a muerte se apoderó de las calles, la descomposición de los cuerpos que nadie había recogido desde hacía cuatro días era avanzada y la tristeza, ni se diga.

A las tres semanas el presidente Andrés Pastrana, tal como ya lo había anunciado, decretó el inicio del proceso de paz con la guerrilla y el despeje de cinco municipios (42.000 kilómetros cuadrados) en lo que se conoció como la zona de distensión de San Vicente del Caguán.

No obstante, las Farc no aflojaron la presión sobre Mitú. Más de un año y medio estuvieron hostigando a policías y militares desde el otro lado del río Vaupés, causando desapariciones y secuestros en el municipio, atacando, especialmente, a las estructuras políticas opositoras.

En 1998 las Farc fueron responsables de 44 ataques a poblaciones. El Observatorio de Memoria y Conflicto concluyó que 1998 fue el año más crítico, en 60 años de guerra.

“En esa época las Farc habían obtenido victorias sobre las fuerzas estatales e impactaban negativamente a la población. Eran capaces de producir un desbalance a su favor donde quiera que concentraban a sus efectivos para atacar puntos claves, mientras que el Estado carecía de recursos”, explicó el general Padilla.

De los 61 policías secuestrados en la toma, la mayoría fueron liberados en 2001 mediante el intercambio humanitario por guerrilleros presos.

Entre el 2006 y el 2010 fueron liberados siete altos mandos secuestrados, incluido el general Mendieta. El capitán Julian Ernesto Guevara murió en cautiverio y el subintendente Jhon Frank Pinchao se fugó el 27 de abril de 2007 y estuvo 17 días en la selva hasta que logró la libertad.

En agosto de 2011 los altos mandos de las Farc responsables de la toma fueron condenados a 40 años de prisión, lo más probable es que quienes siguen vivos no pagarán un solo día de cárcel por estos hechos, eso sí, deberán explicarle a la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad por qué hicieron esa toma, qué buscaban y por qué sometieron a los civiles a semejantes atrocidades.

De alguna manera, las últimas liberaciones cerraron el capítulo de Mitú, pero el dolor de quienes vivieron esas horas de horror no pasa, ni porque se haya firmado la paz, y 20 años después continúan aislados del resto del país, en una esquina biodiversa pero abandonada.

Mitú se nombra solo cuando llega un aniversario de la toma y ahí vuelve a estar en el mapa de una Colombia distinta, que queda lejos de todo.

Infográfico
Mitú se quedó parada en el tiempo
El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD