Este fin de semana, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) produjo una esperanzadora noticia: encontró al primer desaparecido como casa del conflicto con vida. Una historia que, según dijo, alienta a quienes buscan a sus seres queridos a no desfallecer.
De Ramiro* no se sabía nada hace 35 años, por eso el significativo valor del encuentro que se produjo este domingo. Volvió a conocer a sus hermanas, cambiadas por los años y el trajín de la vida. “Aquí tenía una familia que seguía creciendo sin yo saberlo”, contó emocionado Ramiro, quien empezó a identificar a esos nuevos parientes que no imaginaba que existían.
“Ha sido una tarde muy hermosa para todos. Yo estoy muy contento, veo que los de mi familia están muy contentos porque ya pensaban que estaba muerto. Mi Dios estaba arriba y dijo ‘todavía no me lo llevo’. Todavía tiene que estar en la tierra, y ahí estamos”, dijo. No pudo más que agradecer las gestiones de una entidad que le permitió volver a comer hallacas con los suyos.
Así mismo, estaba Amparo*, quien inició en enero la gestión con la UBPDD para encontrarlo: “Estoy muy feliz mirando a mi hermano cara a cara. Después de tantos años ya no me acordaba cómo era él, pero gracias a Dios que lo tengo ahorita presente”.
La desaparición
Y es que Ramiro despareció en una época en la que no existían los celulares ni las redes sociales. Corría 1985 cuando, con 25 años de edad, tuvo que huir de la finca en la que vivía con su familia, ubicada en Arauca, luego de que fuera perseguido por hombres armados que tenían el propósito de reclutarlo en un grupo al margen de la ley. Aunque él logró escapar, las personas que le ayudaron fueron amenazadas o asesinadas. Incluso, su familia fue víctima de desplazamiento forzado, y ahí fue cuando se perdieron la pista.
Durante estos años, sus familiares se abstuvieron de acudir ante las autoridades debido a que no dejaron de recibir amenazas contra sus vidas. En ese sentido, según afirman, acudieron a la Unidad de Búsqueda por ser un mecanismo humanitario y extrajudicial.
“En enero pasado, los familiares de la víctima presentaron su solicitud de búsqueda. Desde entonces, iniciamos un proceso investigativo de recolección y análisis de información que nos permitió localizarla en otra región y corroborar su identidad”, indicó Luz Marina Monzón, directora de la UBPD.
La familia llevó a la Unidad únicamente el registro civil de la víctima. Este documento fue indispensable para recolectar y analizar la información disponible en fuentes oficiales y no oficiales que permitiera determinar que la persona que estaba siendo buscada no solo seguía con vida, sino que residía a 343 kilómetros del lugar en donde fue visto por última vez, en 1985.
La UBPD estableció el primer contacto con Ramiro el pasado 31 de julio con el fin de comprobar la voluntad de reencontrarse con su familia, para construir de manera conjunta un proceso participativo que garantizara un reencuentro dignificante. Posteriormente, la Unidad realizó toma de muestras decadactilares para corroborar plenamente la identificación y ratificar por medios técnicos que la persona localizada era la misma que estaba siendo buscada.
“Cuando me avisaron que habían encontrado a mi hermano, mucha gente me dijo que ese no era. Por eso era tan importante estar 100 % seguros de que era. Y ya cuando lo vi, me di cuenta que sí, a la familia se le reconoce así pasen muchos años”, dijo Amparo, sorprendida porque en tan poco tiempo desde la denuncia hubiera aparecido vivo.
Y agregó: “Le doy muchas gracias a esa Unidad que es muy responsable en su trabajo, y le digo a la gente que no duden en acudir a ellos para que les hagan el mismo trabajo que me hicieron a mí”.
La esperanza para otros
Monzón aseguró que “la desaparición en Colombia pasó por muchas dinámicas y por esto, es un motivo de inmensa alegría saber que familias podrán reencontrarse con sus seres queridos desaparecidos. Hoy en Arauca una familia vive lo que muchas quisieran vivir y es encontrar con vida a un ser querido”.
La directora de la UBPD aseveró que estas acciones humanitarias son un gran aporte a la construcción de paz y contribuye a la equidad y solidaridad que debemos tener como humanidad frente al dolor que viven miles de familias”.
Según datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1958 y 2020 se han presentado 80.610 desapariciones forzadas, el 48,8 % por los paramilitares, 21,7 % las guerrillas, 19,15 % grupo armado no identificado, 5,5 % de los grupos posdesmovilización de las Auc y 4,2 % por agentes del Estado. Los departamentos más afectados son Antioquia con el 25,5 % de los casos, seguido por Meta (6,5 %) y Valle del Cauca (4,9 %).
“Para nosotros es una prioridad avanzar con la búsqueda porque sabemos que las familias esperan respuestas que los saque de la incertidumbre”, concluyó Monzón.
*Nombres cambiados
a solicitud de las fuentes.
2,2 %
de las desapariciones por la guerra han ocurrido en Arauca, según el CNMH.