El Pacto Histórico tiene en su lista de prioridades sacar adelante una reforma política concertada entre distintos sectores, que provoque un revolcón al sistema actual.
La primera propuesta que llegó al equipo, viene de la Misión de Observación Electoral (MOE), cuyo punto clave está en quitarle a los partidos la facultad de elegir a los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) y que su periodo sea de ocho años.
Con esto surge la pregunta de si las altas cortes correrían el riesgo de politizarse, pues ya eligen al registrador y al fiscal general (la Corte Suprema), y ternan al procurador (Corte Suprema y Consejo de Estado). Además, entrarían a jugar un rol en un ente que si bien es administrativo, tiene funciones netamente políticas, y que también ha estado rodeado de muchas polémicas.
Los detalles y la discusión.
Su idea es que los encargados de postularlos y elegirlos sean los magistrados de las altas cortes. Eso sí, “garantizando mediante sorteo que la Corte que presente la terna, sea distinta de la que elige”, y con “elecciones periódicas de una tercera parte de los miembros cada tres años”.
Con eso en cuenta, la MOE propone que las ternas se presenten en este orden: primero, los tres candidatos la Corte Constitucional; segundo, los tres del Consejo de Estado y tercero, los tres de la Corte Suprema de Justicia.
Necesariamente, siempre debería haber cuatro mujeres entre los integrantes. Si esta propuesta pasara derecho –que no es probable– también incluiría que los magistrados no puedan reelegirse, cosa que hoy en día tienen permitido.
Que las cortes eligieran a los magistrados del CNE no es un tema menor. En la actualidad, los nueve integrantes de este tribunal administrativo son seleccionados por el Senado en pleno, con un sistema de cifra repartidora.
El partido de Petro tendrá a tres magistrados a su antojo, cuando en la actualidad tiene solo uno de su gusto, cuya elección fue concertada entre el Polo Democrático, la Alianza Verde, el partido Farc y Decencia. Los demás fueron elegidos sobre todo por el Centro Democrático, el Partido Liberal y el Conservador.
El “espíritu” del CNE es per se político –aunque sus funciones son administrativas y no está exento de polémicas–, por como fue creado incluso en 1888 y con las reformas posteriores. En 2003, se estableció que los partidos debían verse representados en el CNE, para garantizar el equilibrio político. Hoy, este también se encarga de la vigilancia y control de las colectividades.
Con todo, para la MOE y otros críticos esto es negativo, porque ha generando desconfianza sobre la independencia del organismo para llevar a cabo sus funciones. Y las dudas no son en vano, pues más de una vez a surgido la duda de cómo es posible que los partidos elijan a quienes los vigilan.
Sin embargo, el meollo del asunto está en trasladar estas decisiones a las altas cortes. Y la decisión la tendrán que tomar al interior del Pacto Histórico una vez revisen el documento que presentó Alejandra Barrios, la directora de la MOE, en el retiro legislativo de ayer.
De cualquier forma, aparte de esta también se discutirán otras propuestas que irán llegando al Pacto para cambiar el sistema político. El objetivo, como confirmó David Racero, representante a la Cámara del Pacto, es lograr un cambio concertado con distintos sectores. Pero el objetivo es, en defintiva, cambiar el sistema como funciona hoy.