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De la Alcaldía de Bogotá a Presidencia: los que repiten con Gustavo Petro, ¿rosca o mérito?

En el “gobierno del cambio” no solo hay indecisión a la hora de nombrar funcionarios. El ahora presidente Gustavo Petro ha reencauchado a a varios de sus coequiperos en la Alcaldía de Bogotá, quienes ahora figuran en el alto gobierno. ¿Amiguismo? ¿o una estrategia natural cuando de gobernar se trata?

  • Una revisión hecha por EL COLOMBIANO da cuenta de al menos 14 personas que fungieron como funcionarios en la “Bogotá Humana” y que ahora son altos funcionarios. En las fotos la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; la directora de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, Martha Lucía Zamora; la minsitra de Vivienda, Catalina Velasco; el presidente de Findeter, Ricardo Bonilla, y Saúl Kattan, presidente de la junta directiva de Ecopetrol. FOTO: PRESIDENCIA/ARCHIVO PARTICULAR
    Una revisión hecha por EL COLOMBIANO da cuenta de al menos 14 personas que fungieron como funcionarios en la “Bogotá Humana” y que ahora son altos funcionarios. En las fotos la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; la directora de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, Martha Lucía Zamora; la minsitra de Vivienda, Catalina Velasco; el presidente de Findeter, Ricardo Bonilla, y Saúl Kattan, presidente de la junta directiva de Ecopetrol. FOTO: PRESIDENCIA/ARCHIVO PARTICULAR
09 de diciembre de 2022
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Han pasado cuatro meses desde que Gustavo Petro asumió como presidente de Colombia. Sin embargo, su “álbum de figuritas” en el Gobierno –haciendo una analogía en tiempos de Mundial– aún luce incompleto. Esa indecisión a la hora de nombrar sus fichas en entidades y organismos clave, así como las propias designaciones que ha ratificado (como la del exsenador Juan Manuel Corzo como embajador en Paraguay), sigue dando de qué hablar.

De por medio está la siempre jugosa chequera del Estado, la necesidad de repartir cuotas y puestos para sus aliados políticos buscando asegurar gobernabilidad, y –quizá lo más importante– la imperiosa obligación de ubicar a gente idónea y técnica para poner a andar el Estado.

Sin embargo, al margen de las controversias, hay un aspecto nada menor que se desprende de algunos de esos nombramientos: Petro está apostando por rodearse de viejos aliados y amigos de antaño que fueron sus fieles escuderos en su paso por la Alcaldía de Bogotá (2012-2015). ¿Rosca y amiguismo en el “gobierno del cambio”? ¿o una estrategia natural cuando de gobernar se trata?

El listado

Una revisión hecha por EL COLOMBIANO da cuenta de al menos 14 personas que fungieron como funcionarios en la “Bogotá Humana”, y que ahora son altos funcionarios del primer mandatario. El ramillete abarca diferentes niveles de gobierno.

En el círculo de confianza más cercano aparecen nombres como los de la hoy ministra Susana Muhamad, que fue secretaria de Ambiente de Petro y que viene de ser concejal de la capital. También la ministra de Vivienda Catalina Velasco, vicepresidente de Servicios Públicos y Regulación del Grupo de Energía de Bogotá, entre 2012 y 2013. Además, Saúl Kattan Cohen, elegido con el guiño del jefe de Estado como presidente de la junta directiva de Ecopetrol y que también había sido presidente de la ETB (Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá) durante la Alcaldía Petro.

No menos significativos son los nombres de la actual directora de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, Martha Lucía Zamora, nombrada secretaria General del entonces alcalde en 2014; Sergio París, gerente de Transmilenio entre 2012 y 2015, y nuevo director de la Aeronáutica Civil; o Ricardo Bonilla, hoy presidente del Findeter y otrora secretario de Hacienda.

El listado sigue. En el Servicio Civil Petro puso a César Augusto Manrique, su director del Fondo Vigilancia y Seguridad del Distrito; en la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres a Javier Pava, que venía del Instituto de Gestión del Riesgo de Bogotá, o Luis Olmedo Martínez, que fue director del Jardín Botánico de Bogotá y ahora asumió como director de Parques Nacionales.

La polémica

No han sido pocas las críticas ni los reparos por el hecho de que Petro, después de cuatro meses, no tenga listo su equipo de gobierno y aún haya entidades y organismos que permanecen acéfalos en ausencia de nombramientos en propiedad. Desde la oposición en el Congreso, partidos como el Centro Democrático han hablado de improvisación, hojas de vida precarias y hasta “mermelada” que se estaría “reservando” para conceder puestos.

Desde el Ejecutivo otra es la mirada. Recientemente, en medio de los reproches tanto por los nombramientos como por las vacantes, el director del Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE), Mauricio Lizcano, defendió que ninguno de los cargos estaba “amarrado” a cuotas políticas y declaró con vehemencia que el presidente aún está buscando a personas que sean de su entera confianza.

Para Andrés Segura, consultor en asuntos públicos y comunicaciones estratégicas, es obvio que cualquier gobernante apostará por trabajar con personas de su confianza personal y profesional. No obstante, admite que ese perfil, irremediablemente, está mezclado con aquellos que llegan por alianzas políticas: “El ideal es que estas personas además tengan un perfil y experiencia que se acomode a las responsabilidades de los cargos, pero tristemente, no es la norma en este país. Este Gobierno no es la excepción”, explica.

Según Segura, quien también es socio de la firma Ennoia, es una “trampa” privilegiar solo a personas con conocimientos técnicos, pues las habilidades políticas también son claves porque están manejando relaciones de poder. “Encontrar perfiles que tengan habilidades políticas con experiencia técnica no es fácil, pero tampoco es imposible como algunos líderes justifican para poder colocar personas no se acomodan a los cargos”.

A su turno, el profesor Jorge Iván Cuervo, de la facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, señala que el problema es estructural, pues en el caso de Petro y su movimiento político nunca se pensó en ser alternativa de poder, sino simplemente oposición y de allí derivan las dificultades: “Cuando llega la hora del gobierno se dan cuenta que hay más dificultades de las pensadas. Una de ellas es la cantidad de cargos dentro del Estado, la mayoría técnicos”.

Para el docente, el primer aprendizaje de Petro como gobernante fue la Alcaldía de Bogotá donde, a pesar de sonadas renuncias por su estilo de liderazgo y forma de dirigir, logró rodearse de un grupo de confianza al que le apuesta de nuevo hoy. “Ellos ya entienden como trabaja, y prima más esa variable que el amiguismo. Generalmente, los gobiernos, pero también las empresas privadas, trabajan con personas que reúnen dos requisitos: que les generen confianza, y que sean idóneas. A Petro le ha costado con ambos y por eso se ha demorado tanto”.

De la discusión se concluye que, como es apenas obvio, nadie va a llegar a gobernar con enemigos, pero en el caso de Petro, con la alta expectativa que hay alrededor de su gobierno y su consigna de cambio, se esperaría que prime más el mérito y las virtudes profesionales de sus funcionarios que cualquier otro aspecto. Aún hay entidades acéfalas, de allí que en ellos prevalezca ese factor para mandar un mensaje coherente y, de paso, se ataje la sensación de desorden que ha primado en la conformación de gobierno.

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