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Cirugías con menos cortes y menos riesgos
La cirugía de corazón mínimamente invasiva es un reto para los especialistas, pero es más beneficiosa para el paciente.
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La cirugía mínimamente invasiva representa mejoras sustanciales para el paciente. En la imagen, una intervención de acceso limitado con la ayuda de un robot. FOTO Jaime Pérez
08 de septiembre de 2016
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Existen varias formas de abordar el corazón cuando se le va a practicar una cirugía: la convencional conocida como esternotomía o de corazón abierto, la mínimamente invasiva y la de reemplazo valvular transcatéter.
Mientras en la primera se hace una incisión de 25 a 30 centímetros que rompe el esternón, en la segunda se hacen una o dos incisiones pequeñas, de tres a cuatro centímetros en la parte lateral del tórax y, en la tercera, se reemplazan las válvulas del corazón a través de catéteres, no implica incisiones y no se inmoviliza el corazón, por tanto, no se usa durante la operación la máquina de circulación extracorpórea.
Comparando la cirugía de corazón abierto con la mínimamente invasiva se tiene que esta última es menos traumática para el paciente, porque pierde menos sangre, el dolor es más leve y las cicatrices son menores.
Juan Santiago Jaramillo, cirujano cardiovascular y jefe del servicio de cirugía cardíaca de la Clínica Cardiovid, en la cual se realizan cirugías mínimamente invasivas de corazón desde 2010 y ya han hecho 800, destacó que otras de las ventajas de este tipo de intervención están en que el tiempo de estancia del paciente en el hospital es menor, su recuperación física es más rápida, su permanencia en cuidados intensivos es más reducida, se disminuyen los riesgos de infección, se usan menos hemoderivados (derivados de la sangre) reduciendo las transfusiones, son más cosméticas y se disminuyen los costos de atención.
Aunque la medicina tienda a que los procedimientos sean cada vez menos invasivos, Sergio Franco, cirujano cardiovascular de la Clínica Medellín, donde se hacen cirugías mínimamente invasivas desde hace seis años y han operado a más de 500 pacientes con esta técnica, precisó que se define la mejor manera de abordaje para hacer cirugías cardiacas, dependiendo de cada paciente, de su estado físico y patológico (edad, condiciones anatómicas, patologías asociadas como, por ejemplo, falla renal, endocarditis infecciosa, enfermedad coronaria, necesidad de procedimientos combinados, entre otros).
“Yo puedo tener dos personas de 40 años cada una, con la misma enfermedad y a una se le puede hacer cirugía mínimamente invasiva y a la otra no, todo depende de las necesidades que tengan”, señaló el especialista.
Por su parte, Ferney Rodríguez Tobón, director médico de centros especializados del Hospital Universitario San Vicente Fundación, donde desde el año pasado se hacen cirugías mínimamente invasivas de la válvula aórtica, anotó que una de las bondades de este tipo de abordaje del corazón es que las personas que por su edad o enfermedad no se pueden operar a corazón abierto por el riesgo de morir durante la cirugía, tienen esta alternativa, además, añadió que la hospitalización con cirugía a corazón abierto es de una a dos semanas y con cirugía mínimamente invasiva es de tres a cuatro días, entonces la persona puede retornar a sus actividades normales mucho más rápido.
Finalmente, los cirujanos cardiovasculares del Hospital Universitario San Vicente Fundación han ido a entrenarse sobre estos procedimientos a Brasil y a Europa y en la Clínica Medellín se hizo un libro sobre cirugía cardiaca mínimamente invasiva y ofrecen cursos internacionales sobre el tema en alianza con el CES.
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a cuatro centímetros es el tamaño de la incisión para una cirugía de corazón mínimamente invasiva.
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