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El covid-19 no solo llenó las Unidades de Cuidados Intensivos de pacientes enfermos y las funerarias de cadáveres prematuros, sino que inundó el mundo de miles de toneladas de plásticos y desechos médicos que amenazan al medio ambiente y a la salud pública global.
Solo los Elementos de Protección Personal que les envió la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los países que los necesitaban, sumaron cerca de 87.000 toneladas, según reseñó ese ente multilateral en un informe.
El documento, de 71 páginas, alerta sobre la ingente cantidad de residuos que ha producido la humanidad en su cruzada contra la pandemia del coronavirus. La OMS señaló que esto fue impulsado por la intención de los gobiernos de proteger tanto como podían al personal sanitario, que ha sido unas de las poblaciones más afectadas por el virus.
De acuerdo con los cálculos de ese ente, cerca de 115.000 trabajadores de la salud han fallecido por covid-19 a nivel mundial.
“Es absolutamente esencial proporcionar a los trabajadores de la salud Elementos de Protección Personal (EPP) adecuados”, aseguró Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, pero reconoció que también se debe minimizar el impacto de estos implementos una vez son desechados para no afectar el “entorno cercano”.
Este es, precisamente, uno de los puntos claves que toca el informe, pues advierte que uno de cada tres centros de salud en el mundo no está en capacidad de manejar de forma adecuada los desechos sanitarios que produce.
Según las cifras del documento, es probable que un grueso de las 87.000 toneladas de EPP que envió la OMS a todo el mundo haya terminado desechada. Incluso, el informe recoge que, cuando se redactó, los 8.000 millones de vacunas contra el covid-19 que se habían aplicado hasta ese momento habían generado cerca de 143 millones de toneladas de residuos. No obstante, según las cifras de Our World in Data, la base de datos de la Universidad de Oxford, hasta este 2 de febrero se habían aplicado cerca de 10.100 millones de dosis anticovid, por lo cual la carga de estos residuos es aún más alta en la actualidad.
La OMS advirtió que cuidar la salud del personal médico y del resto de ciudadanos no necesariamente implica afectar al medioambiente. De hecho, una de las conclusiones del informe apunta que es posible implementar la prevención básica de infecciones y las prácticas de control, mejorando la gestión segura y sostenible de los residuos, y proteger la salud humana y ambiental”.
Incluso, a raíz de la preocupación que existe por el impacto medioambiental de la crisis sanitaria, la OMS también advirtió que no es necesario usar guantes para llevar a cabo el proceso de vacunación contra el covid-19.
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Una mirada a Colombia
En el informe de la OMS se les pone la lupa a hospitales y clínicas de distintos países, entre ellos Colombia, donde se estudió el caso de la Clínica Infantil Club Noel, ubicada en la ciudad de Cali. Allí, según rezaba el informe, se estaban implementando actividades pedagógicas para explicarle al personal cómo desechar los residuos covid de forma adecuada.
Los investigadores de la OMS explicaron que si bien en Colombia se logró reducir el uso de EPP desechables y se hizo un esfuerzo por empezar a usar EPP reutilizables, la cantidad de desechos en general aumentó cerca de un 30 % entre 2019 y 2020. Mientras que en 2019 hubo se generó un promedio de 5.818 kilogramos de residuos peligrosos al mes, en 2020 esta cifra subió hasta 7.585 kilogramos en 2020.
La OMS apuntó que esta alza en los números de desechos se debió fundamentalmente a que hubo una mayor cantidad de pacientes que requirieron de los servicios sanitarios y, por tanto, se produjeron más residuos. Además, señaló que, igual que en otros países del mundo, se detectó una dependencia del personal de salud de implementos de plástico.
Carlos Parrado, doctor en Contaminación y Recursos Naturales de la Universidad Politécnica de Cataluña, aseguró que en general “Colombia tiene un buen modelo de gestión de residuos hospitalarios y peligrosos”. Pero dijo que, efectivamente, hay una “alta generación” de residuos, impulsada por la pandemia.
“Los volúmenes de agujas, hisopos y tapabocas son muy significativos. Una persona, en promedio, se cambia el tapabocas a diario. Lo que quiere decir que genera como desecho 30 tapabocas al mes. Y estos, lamentablemente, van a los residuos urbanos”, aseguró parrado y recomendó hacer un uso consciente de estos elementos (ver Paréntesis).