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Los Ángeles. Noviembre, 2019, así empezaba cuando se estrenó hace 37 años Blade Runner como un experimento de ciencia ficción. Al final de la película, bajo la lluvia, con una paloma blanca en sus manos, un replicante (robot humano) dice: “Yo he visto cosas que jamás podrían creer. Naves de ataque en llamas más allá de Orión... Es hora de morir”. La escena la definió el crítico Mark Rowlands como “el soliloquio de muerte más conmovedor en la historia cinematográfica”. No era solo un robot, sino la confrontación entre la vida y la muerte.
A pesar de que ya habían cintas de género de antes, fue Blade Runner la que mostró un mundo futuro diferente e hizo cuestionamientos a los avances del hombre. “Antes de ella no existía esa confrontación estética que tiende hacia la distopía, el caos y las decisiones de la humanidad”, comenta Oswaldo Osorio, crítico y profesor de cine.
Señala que el humanoide y la inteligencia artificial existían en la pantalla desde Metrópolis (1927), 2001, odisea en el espacio (1969) e incluso el primer Alien (1979) –también dirigido por Scott– incluyó a un androide entre humanos. “Un ejemplo es la ética en relación con la inteligencia artificial, la potestad del hombre de poder crear vida y destruirla a su amaño”, indica.
Una razón semejante llevó a Ricardo Domínguez Jover, codirector del proyecto Universo Blade Runner, a hacer una exposición en España que le rinde homenaje a la película (ver recuadro).
“Habla de lo que es el ser humano lo que proyecta: cambio climático, clases altas que se van del planeta y clases bajas que se quedan, robots esclavos”, comenta este ingeniero de telecomunicaciones, organizador del Ros Film Festival (Robotic Online Short Film Festival), festival de cortometrajes de ciencia ficción.
Fuera de la pantalla
Blade Runner se basó en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), de Philip K. Dick. Tanto el libro como la adaptación a la película predijeron algunos avances tecnológicos que hacen parte del mundo de hoy. Este es el balance de lo que acertó y lo que no.
LO QUE ACERTÓ
Precisión: total
Reconocimiento de voz: le pide a un computador que amplíe una foto, algo que ahora se hace también en celulares.
Precisión: total
Videollamadas: Skype, Whatsapp o FaceTime permiten ver en tiempo real a través de una pantalla al interlocutor.
Precisión: total
Publicidad: la invasión masiva con pantallas y neones gitantes es común en las grandes ciudades.
Precisión: parcial
Carros voladores: Aunque hay drones y empresas desarrollando esta tecnología, aún es una utopía solo del cine.
Precisión: parcial
Asistente virtual: Es una realidad a la que se acerca cada vez más Siri, Alexa o la del asistente de Google.
LO QUE NO
Todos fuman. Los personajes consumen cigarrillos en espacios públicos y cerrados, algo que cada vez se ve menos.
Viajes interplanetarios. Mudarse a la Luna y a Marte como si se tratara de un viaje a gran escala sucede por ahora solo en la película.
Androides: a pesar de los avances en inteligencia artificial, como se vio recientemente con la robot Sofía, aún su desarrollo es limitado.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.