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La última batalla de César

El final de la nueva trilogía de El planeta de los simios rescató una saga que empezó en 1968.

  • Esta “precuela” de El planeta de los simios cuestiona más al espectador que la original. FOTO 20th Century Fox
    Esta “precuela” de El planeta de los simios cuestiona más al espectador que la original. FOTO 20 th Century Fox
  • Hay guiños que atan esta tercera entrega con la original de 1968. FOTO 20th Century Fox
    Hay guiños que atan esta tercera entrega con la original de 1968. FOTO 20 th Century Fox

Cuando, en 1968, la 20th Century Fox estrenó El planeta de los simios, era fácil estar del lado del astronauta George Taylor (Charlton Heston). ¿Cómo no hacerlo? Estaba solo, en un lugar desconocido, donde los humanos eran cazados por gorilas con charreteras y examinados como bichos por simios de delantales verdes.

La frase de Taylor es ya una cita clásica del séptimo arte. “Take your stinking paws off me, you damned dirty ape”, grita el astronauta atrapado en una red, para asombro de la comunidad simia que jamás había oído a un hombre hablar.

En las dos últimas películas de esa ya lejana pentalogía original, en cambio, es fácil sentirse del lado de César que interpretaba un maquilladísimo Roddy McDowall que antes había encarnado a Cornelio en las tres primeras entregas. También es fácil, ahora, estar del lado de este otro César, el de Andy Serkis, que ha llevado a otro nivel eso de la actuación con captura de movimiento.

El caso es que aquella frase, el “quítame tus sucias garras de encima, maldito simio asqueroso”, es apenas uno de los hilos que atan bien aquellos filmes con esta renovada entrega que bien sirve como precuela y las pistas están regadas por todos lados.

Una película seria

Dice el crítico de cine Samuel Castro que hay dos elementos que le han dado poder a esta trilogía: realismo y oscuridad. Sabíamos que en aquellas de Heston y McDowall había hombres con máscaras, en estas nuevas “sentís que esos simios son reales. Eso es inquietante”.

Además, dice, “hay un director (Matt Reeves) que la tiene clara en la forma de narrar. Cuenta una historia oscura y triste, pero no pierde de vista el foco, generar sentimientos, ir más allá de unos micos peleando contra humanos”.

Escribe Richard Lawson, el columnista de Vanity Fair, que esta última entrega cumple como blockbuster y la crítica la trata bien (tiene una calificación de 94 por ciento en Rotten Tomatoes), pero que no ha sido lo suficientemente apreciada. No solo esta, sino la trilogía en general y las dos últimas en particular.

“Estas películas son alegorías serias, a menudo profundamente inquietantes que toman su misión seriamente. Debería escribirse tanto de ellas como de, digamos, las películas de Los Vengadores”, opina Lawson.

En eso de la seriedad concuerda Castro. “El planeta de los simios original nunca tuvo pretensiones de ser una película seria. Esta sí. Esa es su gran virtud”.

Porque es serio (y posible) eso de una pandemia que diezma a los humanos; es serio y actual ese Koba de la pasada entrega que usa la posverdad (aunque entonces no se usara el término), el engaño y el miedo para lograr sus objetivos; porque es seria y asustadora esa frase del coronel interpretado por Woody Harrelson (que quizá alguien en este mundo loco haya acuñado o acuñará después para justificarse): “Hay momentos cuando es necesario abandonar nuestra humanidad para salvar la humanidad”.

Infográfico
Mario Alberto Duque Cardozo

Lector. Sabinero. Adicto a Quino. Como dijo Cortázar: “Si te caes te levanto, y si no puedo, me tumbo a tu lado”.

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